Ahora cuando se habla de que uno en PDF puede tener una
biblioteca de 60 mil libros y que en una tablet se colocan mil libros de
ajedrez, es curioso leer lo que apareció en el
American Chess Magazine," de Septiembre de 1897.
Ahí hablan de las bibliotecas más importantes de los Estados
Unidos a fín de siglo.
Comienzan
con la de Francis Mercier, del que en esa crónica citada afirman “que rechazó volver
a sentarse frente a un tablero de ajedrez después del surgimiento de lo que él
consideró como el maravillos McDonnell” y que formó una biblioteca de ajedrez
especial y que consistía principalmente
en trabajos raros y que fue vendida tras
de su muerte, en agosto de 1855. Había sólo entre doscientos y trescientos
volúmenes en la colección.
En
la crónica citada dicen que las bibliotecas más importantes de ajedrez en los
Estados Unidos vendidas en subasta,
durante alrededor último cuarto del siglo XIX, son la de George Walker, el 14
de mayo de 1874; la de J. Rimington Wilson, 1873; la de Frederic Madden, en agosto de 1873; Channing W.
Whitman, en mayo de 1874; C. E. B.
Hoverbeck, 1876; Robert Franz, 1885; Vansittart, 1886; George B. Fraser, 1875, y
H. Macdonald Dundee, en 1876. Estas tres últimas fueron vendidas en Berlín.
En
dicha crónica se dice que las colecciones principales en los Estados Unidos eran
las de John G. Blanco,la de la
biblioteca Cleveland, Ohio (la más
grande conocida en el mundo en el siglo
XIX); Chas. A. Gilberg, Eugene B. Cook, Hoboken, N. J.; James D. Seguin, Nueva
Orleans; Miron J. Hazeltine, Nuevo Hampshire; la del catedrático George Allen,
de la Universidad de Pensilvania (al fallecer , unos 1000 libros reunidos por él,
fueron comprados 'en bloque' por la Rama de Ridgway de la Biblioteca de
Filadelfia, alrededor de 1880). En Europa, cita la crónica, las de más fama
eran la de Joseph A. Leon, de Londres, y
la del Baron T. v. Heydebrand und der Lasa, Wiesbaden. Este último tenía
aproximadamente 2500 volúmenes, y más o menos ese número también tenía la
poseída por Chas. A. Gilberg.
Para
comparar, hay que citar que en 1896 Don Andrés Clementa Vazquez, juriconsulto y
ajedrecista mexicano del más alto nivel, nacido en Güines, Cuba; cuando aún era
esta hermosa Isla prácticamente una provincia de España y que inició su lucha
libertaria en 1868, por lo que muchos, como Don Andrés emigraron y formaron una
vida completa en otras tierras; donó a la Biblioteca Nacional de México una
colección de 1 126 vólumenes de ajedrez. Esa colección era considerada de las
más grandes en posesión de un hispano parlante, superando incluso a las más
grandes personaes en España en su tiempo y solo era superada por la
gubernamental que se guardaba en El Escorial.
En
Estados Unidos, actualmente, se encuentra la colección más grande de libros de
ajedrez, en la ya citada por la crónica de 1897, la biblioteca de Cleveland,
Ohio. Pero había que discutir si la Leninka
podría superarla en volúmenes, pues en lo que respecta a documentos
digitalizados de ajedrez, hace ya mucho que la biblioteca moscovita superó a la
renombrada de Cleveland.
Llama
mucho la atención una encuesta realizada por expertos internacionales en 2006.
Le solicitaron a varias centenares de personas en Rusia y Estados Unidos que
señalaran los títulos que de manera obligada debieran estar en cualquier
biblioteca familiar.
Comparemos
los resultados de la encuesta en dos países.
En
Rusia:
Mijail
Bulgakov: El Maestro y Margarita.
La
poesía de Alexander Pushkin.
Los
cuentos de Antón Chéjov.
Vladimir
Nabokov: Lolita.
León
Tolstoi: Ana Karenina.
En
Estados Unidos:
Joane
Kathleen Rowling, la saga literaria de las aventuras de Harry Potter.
Dan
Brown: El Código Da Vinci.
El
informe de la Comisión Nacional encargada de investigar los actos terroristas
del 11 de septiembre.
La
Biblia.
Robert
S. Atkins: La Nueva Dieta Revolucionaria del Doctor Atkins.