18 feb 2015

Bibliotecas de Ajedrez y el cambio de los tiempos.




Ahora cuando se habla de que uno en PDF puede tener una biblioteca de 60 mil libros y que en una tablet se colocan mil libros de ajedrez, es curioso leer lo que apareció en el  American Chess Magazine," de Septiembre de 1897.
Ahí hablan de las bibliotecas más importantes de los Estados Unidos a fín de siglo.
Comienzan con la de Francis Mercier, del que en esa crónica citada afirman “que rechazó volver a sentarse frente a un tablero de ajedrez después del surgimiento de lo que él consideró como el maravillos  McDonnell”  y que formó una biblioteca de ajedrez especial y  que consistía principalmente en trabajos raros  y que fue vendida tras de su muerte, en agosto de 1855. Había sólo entre doscientos y trescientos volúmenes en la colección.
En la crónica citada dicen que las bibliotecas más importantes de ajedrez en los Estados Unidos  vendidas en subasta, durante alrededor último cuarto del siglo XIX, son la de George Walker, el 14 de mayo de 1874; la de J. Rimington Wilson, 1873; la de  Frederic Madden, en agosto de 1873; Channing W. Whitman, en  mayo de 1874; C. E. B. Hoverbeck, 1876; Robert Franz, 1885; Vansittart, 1886; George B. Fraser, 1875, y H. Macdonald Dundee, en 1876. Estas tres últimas fueron vendidas en Berlín.
En dicha crónica se dice que las colecciones principales en los Estados Unidos eran las de  John G. Blanco,la de la biblioteca  Cleveland, Ohio (la más grande conocida  en el mundo en el siglo XIX); Chas. A. Gilberg, Eugene B. Cook, Hoboken, N. J.; James D. Seguin, Nueva Orleans; Miron J. Hazeltine, Nuevo Hampshire; la del catedrático George Allen, de la Universidad de Pensilvania (al fallecer , unos 1000 libros reunidos por él, fueron comprados 'en bloque' por la Rama de Ridgway de la Biblioteca de Filadelfia, alrededor de 1880). En Europa, cita la crónica, las de más fama eran la de  Joseph A. Leon, de Londres, y la del Baron T. v. Heydebrand und der Lasa, Wiesbaden. Este último tenía aproximadamente 2500 volúmenes, y más o menos ese número también tenía la poseída por Chas. A. Gilberg.
Para comparar, hay que citar que en 1896 Don Andrés Clementa Vazquez, juriconsulto y ajedrecista mexicano del más alto nivel, nacido en Güines, Cuba; cuando aún era esta hermosa Isla prácticamente una provincia de España y que inició su lucha libertaria en 1868, por lo que muchos, como Don Andrés emigraron y formaron una vida completa en otras tierras; donó a la Biblioteca Nacional de México una colección de 1 126 vólumenes de ajedrez. Esa colección era considerada de las más grandes en posesión de un hispano parlante, superando incluso a las más grandes personaes en España en su tiempo y solo era superada por la gubernamental que se guardaba en El Escorial.

En Estados Unidos, actualmente, se encuentra la colección más grande de libros de ajedrez, en la ya citada por la crónica de 1897, la biblioteca de Cleveland, Ohio. Pero había que discutir si la Leninka  podría superarla en volúmenes, pues en lo que respecta a documentos digitalizados de ajedrez, hace ya mucho que la biblioteca moscovita superó a la renombrada de Cleveland.
Llama mucho la atención una encuesta realizada por expertos internacionales en 2006. Le solicitaron a varias centenares de personas en Rusia y Estados Unidos que señalaran los títulos que de manera obligada debieran estar en cualquier biblioteca familiar.
Comparemos los resultados de la encuesta en dos países.
En Rusia:
Mijail Bulgakov: El Maestro y Margarita.
La poesía de Alexander Pushkin.
Los cuentos de Antón Chéjov.
Vladimir Nabokov: Lolita.
León Tolstoi: Ana Karenina.

En Estados Unidos:
Joane Kathleen Rowling, la saga literaria de las aventuras de Harry Potter.
Dan Brown: El Código Da Vinci.
El informe de la Comisión Nacional encargada de investigar los actos terroristas del 11 de septiembre.
La Biblia.
Robert S. Atkins: La Nueva Dieta Revolucionaria del Doctor Atkins.