El entrenador emérito de la URSS,
Alexander Sergeyevich Nikitin en su clase que publique en Bucanero de Ajedrez
No. 1 de 2015 hace una amplia exposición de cómo el usa las computadoras para
su trabajo y señala algunos puntos buenos y malos.
El uso de las computadoras para
llevar bases de datos de partidas y libros ya es generalizado en todos los
niveles entre ajedrecistas, pero es una característica que crea una brecha
entre los que pueden comprarse una computadora, que entre las clases populares
de muchos países está fuera de su alcance, y saben usarla, que también depende
de conocimientos de al menos tres idiomas para utilizarla casi al 100% de su
potencia y entre los que ni tienen computadora, que es la brecha más amplia, y
los que la tienen, pero no saben usarla. Son tres clases de jugadores divididos
por el tipo de uso de la computadora: total, medio uso y ninguno.
En México supongo que solo un 15%
de los jugadores que compiten en torneos regularmente, que no pasan de 2000,
hacen uso total de la computadora, o sea no más de 300. Otro 40% la usan a
medias, no más de 800, los otros 900 no la usan en absoluto.
En otros países como Alemania,
Estados Unidos, Inglaterra y Rusia, debe ser como un 30% los que la usan
plenamente, unos 60% los que lo hacen a medias y 10% los que no la usan en
absoluto.
Esto significa que no más de 300
mexicanos, de los cuales unos 200 serán menores de 40 años, pueden progresar al
nivel de los jugadores de los países líderes de ajedrez, que cada uno tendrá
cuando menos 2000 en una situación similar, o sea 10 veces más posibilidades.
Si bien en otros países surgen
jugadores de máximo nivel internacional de 12 a 14 años, en México los
jugadores adquieren ese nivel pasados los 20 años de edad, por la diferencia,
se supone, que el uso de la computadora. Por eso en el mundo los mejores jugadores
andan entre los 20 y 30 años de edad como promedio y en México entre los 35 y
los 40 años en promedio. El mejor del mundo anda en los 24 años de edad, el
mejor en México en los 42 años.
Los niños ajedrecistas de esos
países se la pasan pegados a la computadora y basan mucho de su estudio en la preparación
de aperturas, por lo que la memoria es básica para su desempeño, y poco a poco
usan menos el criterio y el razonamiento que la imitación. En países como Armenia,
donde todos los escolares estudian ajedrez, tratan de cuidarse de que la
computación no sea la principal base de entrenamiento, sino que se haga a la
antigua.
En México poco a poco se va
acercando el escolar medio al uso
abusivo de la computación, pero estamos muy lejos de tener los problemas educativos que existen en países como Estados
Unidos, donde el uso de la computación para todo ha fomentado que se
automaticen en los escolares muchas cosas y que su aprendizaje sea superficial
y dependiente de contacto continuo con las fuentes de información, perdiendo
muchas veces el sentido de discriminar lo que es vano de lo que es esencial.
Por ello es importante que en
este lustro el ajedrez llegue al sector educativo mexicano, para que rinda
total beneficio, pues si llega en una etapa en que el escolar mexicano este
haciendo uso abusivo de la computación, como en Estados Unidos, el ajedrez podrá
ser remedial, atenuar daños, pero no el arma decisiva para el desarrollo del
escolar mexicano como ente pensante.
Frenar el pensamiento
automatizado y la superficialidad de la visual cultura, es algo a lo que el
ajedrez puede contribuir.
Sin dos elementos básicos en la educación:
la actividad física, por medio del deporte y la educación física; y la actividad mental, que puede ser ampliada
y estimulada con el ajedrez, nos espera un futuro de escolares mexicanos que sufrirán
de la obesidad física y la obesidad mental, lo que significará menos calidad de
vida, menos años de vida y menos vida a los años.
El asunto puede ser, por lo
tanto, de vida o muerte.