El aprender sin pensar es trabajo perdido.
El aprendizaje en muchas de las
disciplinas no se da de manera fluida y continua, sino en especie de saltos y
períodos de aparente receso. Es como si a uno le llegase de pronto un rayo y lo
que antes, ayer, no podía hacer, de pronto se despertó hoy y lo puede hacer.
El célebre estudioso, Lev
Semionovich Vigotski, sin quien la enseñanza moderna no pudiera entenderse,
manifestó que estos saltos eran explicables dentro de un proceso físico como
pedagógico.
Los entrenadores de ajedrez,
disciplina en que estos saltos son prácticamente regla natural, le denominamos
a este fenómeno, la teoría del Quantum.
El desarrollo del ajedrez es un
camino de picos y mesetas, donde pareciera uno ir en un carro no con ruedas
circulares, sino ruedas “cuadradas”.
Avance, frenón, avance. Como para
desanimar a cualquiera, porque en cada “receso” de ilimitada duración, surge la
inquietud de que ya no haya un avance. Como podemos observar en muchos
jugadores de la historia y de nuestro ámbito má cercano, sobran ejemplos de
quienes tuvieron su avance y ya después de un receso no siguió otro, sino lo
que continuó fue el retroceso.
Todos tenemos miedo de que el
avance reciente fuese el último. La última carcajada de la cumbancha, como
dijera el músico poeta Agustín Lara.
Esta serie de avances y recesos,
ya lo expresé antes, no es particular del ajedrez, sino que se da en miles de
situaciones del desarrollo humano. Lo vemos todos los días en niños que la
noche anterior parecían que tardarían mucho en hablar y amanecen locuaces y
parlanchines para volver locos de alegría a sus padres.
Se cumplió la teoría del Quantum.
Dicha teoría se explica de la
siguiente manera: uno no avanza hasta que cumple el 100% de lo que necesita
para pasar al siguiente nivel, esto lo vemos bien ejemplificado en los video
juegos estilo Mario Bros. Si no juntamos todas las cositas, no “saltamos” al
siguiente nivel. Si tenemos 999 de las mil necesarias, no pasamos a otro nivel.
Es como subir escaleras, tenemos nuestro pie en un 90% del camino de pisar el
siguiente escalón, pero sólo “saltamos” al siguiente escalón y subimos un poco
más en la escalera hasta que el pie haya cumplido el 100% de la distancia entre
el escalón en que estábamos y el siguiente hacía arriba.
Ahora, sabiendo como funciona la
teoría del Quantum, nos quedará claro que tiene una máxima importancia saber
que cosas suman el 100% de lo necesario para subir el próximo escalón, pues así
sabremos lo que nos falta y no nos desanimaremos ni nos daremos por rendidos,
como suele suceder al ignorar que tan lejos esta la cima.