A 30 años de la muerte del GM Carlos Torre Repetto.
19 de marzo de 2008.
En 1926, durante los meses en que el GM Torre visitó la URSS, a menos de diez años de la creación de ese nuevo Estado, surgió la iniciativa de que dejará plasmadas algunas palabras en un pequeño libro, que resumiese su ideario. Aunque se dice que este libro, redactado en ruso, tuvo un aporte limitado de Torre, según las memorias de su coautor, el maestro soviético Rockhlin, más del 80% del libro es original palabra por palabra del maestro mexicano, con una traducción al ruso lo más literal aceptable. Como hace notar Rockhlin, Torre no era un inexperto en escribir textos, pues era redactor principal de la revista norteamericana de ajedrez más importante de la época: “The American Chess Bulletin”. Además, durante su estancia en la URSS había leído numerosos textos traducidos del ruso al inglés sobre la ideología marxista y comparaba dichas traducciones con los originales rusos, haciendo interesantes observaciones sobre la precisión de las traducciones.
Curiosamente el pequeño librillo de Torre también sufrió en las diversas traducciones y algunos conceptos han quedado difíciles de interpretar. Sólo dos cuartillas escritas por la propia mano de Torre en inglés quedan del trabajo original que el maestro mexicano entregó a los traductores y correctores soviéticos. Dos cuartillas con muchas notas al calce de Rockhlin, lo que hace aún más difícil definir la verdadera intención de las palabras del insigne gran maestro.
También hay que apuntar que varias frases de las firmadas por Torre en el libro se parecen sospechosamente a las vertidas por Rockhlin en uno de sus primeros libros editados un año antes, además de que vuelven a repetirse en trabajos posteriores sin especificar que fuesen citas del libro de Torre.
Pero supongamos que los rusos ávidos de que un simpatizante proveniente de América con tanto nivel ajedrecístico dejase un testimonio que fuera prueba palpable de que la Unión Soviética era promotora de cultura y daba oportunidad a los jóvenes autores de expresarse, se aseguraron que la obra fuese de calidad al poner de colaborador de Torre a un redactor soviético ya de prestigio cimentado.
Todo lo que Torre plasma en su librillo es de gran valor para los lectores de todos los tiempos, pero para el lector moderno a veces se le hacen cansadas algunas frases elegantes que en ocasiones dejan ocultas algunas facetas importantes a los lectores de épocas posteriores, ya desprovistas de formulas complicadas del lenguaje y que tienden a expresar las ideas de manera llana y simple, que no se oculta ni a los habituales lectores ni a los poco frecuentes visitadores de los libros.
La primera parte del libro del GM Carlos Torre ha sido considerada tan importante por entrenadores del siglo XXI que en algunas antologías de ajedrez publicadas en la Rusia actual se pública repetidamente.
En México se público el libro de Torre, traducido de la versión inglesa de 1926, una vez en 1927, otra en 1933, la tercera en 1985 por la SEP a iniciativa del GM Sisnieaga y la mía. Pero fue hasta 1998 que obtuve la versión completa original en ruso, que difería un mucho de la versión inglesa de 1926, por lo que la publiqué de nuevo en ese año, ya traducida directamente de la versión original rusa. En diciembre de 2006, en ocasión del Torneo Carlos Torre in Memoriam, la incluí en el sitio web del evento, lo mismo que en el boletín del torneo, dedicando la traducción al organizador de las recientes ediciones del Carlos Torre, así como de algunas ediciones, de la tercera en adelante, el Físico Alejandro Preve.
Ahora, a raíz de muchas consultas surgidas sobre la aclaración de algunas ideas expuestas, me atrevo a dar una particular interpretación de las palabras del maestro.
Pero si se toma que Torre escribía las ideas en inglés para que Rockhlin las redactara en ruso, y luego yo las pase al español, sin querer ir muy lejos de la traducción literal y del estilo de la época, además de que comparaba con la versión en español de 1933, que era traducción de la versión en inglés de los textos rusos, pues ya no se sabe si algún mal manejo de sintaxis o redacción cambiase alguna idea. Todavía recuerdo los problemas que causó una mala traducción en español del libro de Nimzovich “Mi Sistema” para entender la expresión “ataque restringido” cuando lo correcto era “ataque restringiendo”.
Por eso a veces hay que dar algunas posibilidades para mejor comprensión del lector, utilizando el método de cambio de algunas palabras y del orden de ellas.
Veamos una atrevida versión de esto se dijo, pero tal vez se quiso decir…
El Desarrollo de la Habilidad en Ajedrez
En primer lugar, entendamos claramente y aceptemos el hecho de que el ajedrez es ante todo un juego, pero un juego que exige del ajedrecista entusiasta serio una buena parte de su energía.
(El ajedrez es un juego, no un asunto de vida o muerte, pero si uno lo desea jugar bien, tiene que esforzarse razonando)
El ajedrez, como juego basado en nuestro juicio y en nuestra capacidad de razonamiento, no consiste solamente en un cierto complejo de procedimientos y de principios técnicos, sino que el juego de ajedrez está influido, en un grado extraordinariamente importante, por nuestras actitudes psicológicas, nuestra sensibilidad y nuestra voluntad.
(no es simplemente conocimiento aplicado ni ejercicio de razonamiento, sino que demanda nos involucremos tanto intelectual como emocionalmente y nuestros resultados serán consecuencia de nuestra personalidad)
En otras palabras, podemos examinar el proceso de desarrollo de nuestra habilidad ajedrecística no sólo como el hecho de perfeccionar simplemente nuestra técnica individual, sino también como algo de naturaleza psicológica, es decir, como el problema de la evolución de nuestra “esencia ajedrecística”.
(Queda claro que para mejorar en ajedrez, necesitamos mejorar en toda nuestra persona y nuestro desarrollo humano se traducirá en nuestro desempeño en ajedrez, como una expresión de nuestras virtudes y defectos)
Esta bifurcación (el desarrollo como persona y como jugador) comienza en el momento mismo en que estamos disputando a adquirir un conocimiento más profundo del ajedrez y, con este propósito, emprendemos la tarea de estudiar un manual de ajedrez.
(Comienza cuando nos involucramos en el ajedrez y deja de ser algo que no nos interesa, sino que ya nos infectamos de la “fiebre ajedrecística”).
Una vez que estamos familiarizados con las reglas generales del juego, así como su terminológia, con su historia y demás, inmediatamente nos ponemos con gran seriedad a estudiar una serie de partidas analizadas, cada una de las cuales tiene indudablemente un gran valor intrínseco que la convierte en un excelente ejemplo para el estudiante o para el principiante.
(Después de los rudimentos, pretendemos copiar las prácticas exitosas de los maestros, como se debe hacer en todas las disciplinas humanas).
Ciertamente no podemos negar que los cientos de variantes que podemos encontrar a través de las páginas de un libro de ajedrez, son extremadamente valiosas, tanto desde el punto de vista teórico como práctico y, sin embargo, el principiante no debiera someterse completamente a su fascinación.
(El copiar el modelo no debe ser obstáculo para trabajar en nosotros mismos y nuestra personal manera de jugar, nuestro enfoque propio, no ser cotorras que repiten todo lo que oyen, o monos que imitan, no actúan).
Recordemos que ni la adquisición de la habilidad necesaria para el manejo con éxito de la apertura, ni el aprendizaje de una serie de principios con los que nos orientamos a través de la fase final de la partida; pueden considerarse como un progreso verdadero en el desarrollo de nuestra habilidad en ajedrez, ya que un desarrollo sin armonía, sin crecimiento armónico de toda nuestra conciencia e ideas, nada significa o, en el mejor de los casos, significa muy poco.
(esto no necesita ninguna interpretación, está muy claro. Nada es asimilado por nuestro cerebro si no es trabajado por él, o sea no basta estudiar, hay que ejercitarse resolviendo problemas. Un músculo se desarrolla en la acción, no en la contemplación de otros accionando.)
Por supuesto, es muy significativo que un jugador sea muy diestro en las aperturas o en los finales, o digamos, que sea muy hábil para explotar los menores errores de sus oponentes, o que sea capaz de concebir combinaciones muy complicadas.
Todas estas cualidades individuales son, sobra decirlo, muy valiosas e inalienables, pero nada más.
(Aquí les da “el avión” a los lectores, pero está diciendo que sabios o artistas no valen de nada si no actúan y le ponen esfuerzo a cada partida).
El verdadero desarrollo comienza cuando podemos jugar cada partida con firmeza, esto es, igualmente bien y con igual fuerza en cada una de sus fases. Para nosotros no deben existir métodos aislados para jugar cada fase separadamente y de acuerdo con nuestras necesidades.
(En pocas palabras, uno debe mejorar en ajedrez y no en una de sus fases, además de que esas fases son divisiones arbitrarias de los autores de libros de ajedrez para darle un orden al estudio y facilitarlo, además de establecer cambios de actitud necesarios en el transcurso de la partida.)
Un juego de ajedrez es y debe ser considerado como una especie de conjunto armónico o una unidad que es igualmente importante en cada una de sus fases. Sólo cuando hemos alcanzado tal equilibrio podemos decir que jugamos ajedrez.
(Muy claro).
Ante esta conexión nuestra actitud hacia los libros de ajedrez debe ser de respeto, pero también de precaución, precaución en el sentido que no debemos ser hipnotizados, por así decirlo, por toda la riqueza encontrada en esos libros. Los libros no deben dominarnos; somos nosotros los que tenemos que aprender a dominarlos y para este propósito tenemos que demarcar un límite claro entre la memoria mecánica y la imaginación creativa.
(Seguramente advierte que no porque un autor haya logrado publicar su libro por eso sea bueno ya el libro. Hay mucha basura en las bibliotecas. No es nada más memorizar, es acopiar la información, interpretarla y tomar una decisión).
La memoria no debe ser más que una simple ayuda para desarrollar nuestras fuerzas creativas interiores.
(Se necesita conocer variados patrones de posiciones para saber que hacer, en lo general, con la posición que tenemos enfrente, pero cada posición tiene sus características especiales que pueden hacerla muy diferente del modelo general, por lo que los patrones son una guía, pero cada posición tiene su propia respuesta específica).
CONTINUARA.
19 de marzo de 2008.
En 1926, durante los meses en que el GM Torre visitó la URSS, a menos de diez años de la creación de ese nuevo Estado, surgió la iniciativa de que dejará plasmadas algunas palabras en un pequeño libro, que resumiese su ideario. Aunque se dice que este libro, redactado en ruso, tuvo un aporte limitado de Torre, según las memorias de su coautor, el maestro soviético Rockhlin, más del 80% del libro es original palabra por palabra del maestro mexicano, con una traducción al ruso lo más literal aceptable. Como hace notar Rockhlin, Torre no era un inexperto en escribir textos, pues era redactor principal de la revista norteamericana de ajedrez más importante de la época: “The American Chess Bulletin”. Además, durante su estancia en la URSS había leído numerosos textos traducidos del ruso al inglés sobre la ideología marxista y comparaba dichas traducciones con los originales rusos, haciendo interesantes observaciones sobre la precisión de las traducciones.
Curiosamente el pequeño librillo de Torre también sufrió en las diversas traducciones y algunos conceptos han quedado difíciles de interpretar. Sólo dos cuartillas escritas por la propia mano de Torre en inglés quedan del trabajo original que el maestro mexicano entregó a los traductores y correctores soviéticos. Dos cuartillas con muchas notas al calce de Rockhlin, lo que hace aún más difícil definir la verdadera intención de las palabras del insigne gran maestro.
También hay que apuntar que varias frases de las firmadas por Torre en el libro se parecen sospechosamente a las vertidas por Rockhlin en uno de sus primeros libros editados un año antes, además de que vuelven a repetirse en trabajos posteriores sin especificar que fuesen citas del libro de Torre.
Pero supongamos que los rusos ávidos de que un simpatizante proveniente de América con tanto nivel ajedrecístico dejase un testimonio que fuera prueba palpable de que la Unión Soviética era promotora de cultura y daba oportunidad a los jóvenes autores de expresarse, se aseguraron que la obra fuese de calidad al poner de colaborador de Torre a un redactor soviético ya de prestigio cimentado.
Todo lo que Torre plasma en su librillo es de gran valor para los lectores de todos los tiempos, pero para el lector moderno a veces se le hacen cansadas algunas frases elegantes que en ocasiones dejan ocultas algunas facetas importantes a los lectores de épocas posteriores, ya desprovistas de formulas complicadas del lenguaje y que tienden a expresar las ideas de manera llana y simple, que no se oculta ni a los habituales lectores ni a los poco frecuentes visitadores de los libros.
La primera parte del libro del GM Carlos Torre ha sido considerada tan importante por entrenadores del siglo XXI que en algunas antologías de ajedrez publicadas en la Rusia actual se pública repetidamente.
En México se público el libro de Torre, traducido de la versión inglesa de 1926, una vez en 1927, otra en 1933, la tercera en 1985 por la SEP a iniciativa del GM Sisnieaga y la mía. Pero fue hasta 1998 que obtuve la versión completa original en ruso, que difería un mucho de la versión inglesa de 1926, por lo que la publiqué de nuevo en ese año, ya traducida directamente de la versión original rusa. En diciembre de 2006, en ocasión del Torneo Carlos Torre in Memoriam, la incluí en el sitio web del evento, lo mismo que en el boletín del torneo, dedicando la traducción al organizador de las recientes ediciones del Carlos Torre, así como de algunas ediciones, de la tercera en adelante, el Físico Alejandro Preve.
Ahora, a raíz de muchas consultas surgidas sobre la aclaración de algunas ideas expuestas, me atrevo a dar una particular interpretación de las palabras del maestro.
Pero si se toma que Torre escribía las ideas en inglés para que Rockhlin las redactara en ruso, y luego yo las pase al español, sin querer ir muy lejos de la traducción literal y del estilo de la época, además de que comparaba con la versión en español de 1933, que era traducción de la versión en inglés de los textos rusos, pues ya no se sabe si algún mal manejo de sintaxis o redacción cambiase alguna idea. Todavía recuerdo los problemas que causó una mala traducción en español del libro de Nimzovich “Mi Sistema” para entender la expresión “ataque restringido” cuando lo correcto era “ataque restringiendo”.
Por eso a veces hay que dar algunas posibilidades para mejor comprensión del lector, utilizando el método de cambio de algunas palabras y del orden de ellas.
Veamos una atrevida versión de esto se dijo, pero tal vez se quiso decir…
El Desarrollo de la Habilidad en Ajedrez
En primer lugar, entendamos claramente y aceptemos el hecho de que el ajedrez es ante todo un juego, pero un juego que exige del ajedrecista entusiasta serio una buena parte de su energía.
(El ajedrez es un juego, no un asunto de vida o muerte, pero si uno lo desea jugar bien, tiene que esforzarse razonando)
El ajedrez, como juego basado en nuestro juicio y en nuestra capacidad de razonamiento, no consiste solamente en un cierto complejo de procedimientos y de principios técnicos, sino que el juego de ajedrez está influido, en un grado extraordinariamente importante, por nuestras actitudes psicológicas, nuestra sensibilidad y nuestra voluntad.
(no es simplemente conocimiento aplicado ni ejercicio de razonamiento, sino que demanda nos involucremos tanto intelectual como emocionalmente y nuestros resultados serán consecuencia de nuestra personalidad)
En otras palabras, podemos examinar el proceso de desarrollo de nuestra habilidad ajedrecística no sólo como el hecho de perfeccionar simplemente nuestra técnica individual, sino también como algo de naturaleza psicológica, es decir, como el problema de la evolución de nuestra “esencia ajedrecística”.
(Queda claro que para mejorar en ajedrez, necesitamos mejorar en toda nuestra persona y nuestro desarrollo humano se traducirá en nuestro desempeño en ajedrez, como una expresión de nuestras virtudes y defectos)
Esta bifurcación (el desarrollo como persona y como jugador) comienza en el momento mismo en que estamos disputando a adquirir un conocimiento más profundo del ajedrez y, con este propósito, emprendemos la tarea de estudiar un manual de ajedrez.
(Comienza cuando nos involucramos en el ajedrez y deja de ser algo que no nos interesa, sino que ya nos infectamos de la “fiebre ajedrecística”).
Una vez que estamos familiarizados con las reglas generales del juego, así como su terminológia, con su historia y demás, inmediatamente nos ponemos con gran seriedad a estudiar una serie de partidas analizadas, cada una de las cuales tiene indudablemente un gran valor intrínseco que la convierte en un excelente ejemplo para el estudiante o para el principiante.
(Después de los rudimentos, pretendemos copiar las prácticas exitosas de los maestros, como se debe hacer en todas las disciplinas humanas).
Ciertamente no podemos negar que los cientos de variantes que podemos encontrar a través de las páginas de un libro de ajedrez, son extremadamente valiosas, tanto desde el punto de vista teórico como práctico y, sin embargo, el principiante no debiera someterse completamente a su fascinación.
(El copiar el modelo no debe ser obstáculo para trabajar en nosotros mismos y nuestra personal manera de jugar, nuestro enfoque propio, no ser cotorras que repiten todo lo que oyen, o monos que imitan, no actúan).
Recordemos que ni la adquisición de la habilidad necesaria para el manejo con éxito de la apertura, ni el aprendizaje de una serie de principios con los que nos orientamos a través de la fase final de la partida; pueden considerarse como un progreso verdadero en el desarrollo de nuestra habilidad en ajedrez, ya que un desarrollo sin armonía, sin crecimiento armónico de toda nuestra conciencia e ideas, nada significa o, en el mejor de los casos, significa muy poco.
(esto no necesita ninguna interpretación, está muy claro. Nada es asimilado por nuestro cerebro si no es trabajado por él, o sea no basta estudiar, hay que ejercitarse resolviendo problemas. Un músculo se desarrolla en la acción, no en la contemplación de otros accionando.)
Por supuesto, es muy significativo que un jugador sea muy diestro en las aperturas o en los finales, o digamos, que sea muy hábil para explotar los menores errores de sus oponentes, o que sea capaz de concebir combinaciones muy complicadas.
Todas estas cualidades individuales son, sobra decirlo, muy valiosas e inalienables, pero nada más.
(Aquí les da “el avión” a los lectores, pero está diciendo que sabios o artistas no valen de nada si no actúan y le ponen esfuerzo a cada partida).
El verdadero desarrollo comienza cuando podemos jugar cada partida con firmeza, esto es, igualmente bien y con igual fuerza en cada una de sus fases. Para nosotros no deben existir métodos aislados para jugar cada fase separadamente y de acuerdo con nuestras necesidades.
(En pocas palabras, uno debe mejorar en ajedrez y no en una de sus fases, además de que esas fases son divisiones arbitrarias de los autores de libros de ajedrez para darle un orden al estudio y facilitarlo, además de establecer cambios de actitud necesarios en el transcurso de la partida.)
Un juego de ajedrez es y debe ser considerado como una especie de conjunto armónico o una unidad que es igualmente importante en cada una de sus fases. Sólo cuando hemos alcanzado tal equilibrio podemos decir que jugamos ajedrez.
(Muy claro).
Ante esta conexión nuestra actitud hacia los libros de ajedrez debe ser de respeto, pero también de precaución, precaución en el sentido que no debemos ser hipnotizados, por así decirlo, por toda la riqueza encontrada en esos libros. Los libros no deben dominarnos; somos nosotros los que tenemos que aprender a dominarlos y para este propósito tenemos que demarcar un límite claro entre la memoria mecánica y la imaginación creativa.
(Seguramente advierte que no porque un autor haya logrado publicar su libro por eso sea bueno ya el libro. Hay mucha basura en las bibliotecas. No es nada más memorizar, es acopiar la información, interpretarla y tomar una decisión).
La memoria no debe ser más que una simple ayuda para desarrollar nuestras fuerzas creativas interiores.
(Se necesita conocer variados patrones de posiciones para saber que hacer, en lo general, con la posición que tenemos enfrente, pero cada posición tiene sus características especiales que pueden hacerla muy diferente del modelo general, por lo que los patrones son una guía, pero cada posición tiene su propia respuesta específica).
CONTINUARA.