13 ene 2018

LA INVERSION DEL GM HERMAN PILNIK. (PARTE I)




(Hace unos días se cumplieron 104 años del nacimiento del GM Herman Pilnik, y quisiera recordarlo reproduciendo una conferencia que di sobre las enseñanzas del insigne maestro en Venezuela).
Durante las series de Campeonatos por Equipos de Centroamérica y del Caribe de 1974 y 1975, el equipo nacional de Venezuela contaba con un entrenador fuera de serie: El GM argentino Herman Pilnik.
Pilnik a los 56 años de edad decidió aceptar la oferta de mudarse a Venezuela y entrenar a los jugadores más prometedores de ese hermoso país. Permaneció ahí, hasta su muerte, 11 años más tarde, y hasta su fallecimiento era el profesor de ajedrez de la Escuela Militar de Caracas. Fue sepultado el 13 de noviembre de 1981 en el panteón israelita del Cementerio General del Sud de Caracas.
Los mexicanos que participábamos en el Centroamericano nos sentíamos muy afortunados de poder charlar con una personalidad como Pilnik.
Entre broma y broma, cuando le preguntábamos como había llegado a ser Gran Maestro, nos contaba que a base de fuertes inversiones.
Pilnik, nacido en Sttutgart, Alemania; llegó a la Argentina en 1930, a los 15 años, pero nueve años después, cuando ya era un fuerte aficionado al ajedrez, arribaron a Buenos Aires decenas de los jugadores más fuertes del mundo a competir en la Olimpíada Mundial de Ajedrez  y, debido al estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939, poco antes de terminar el evento; un buen número se radicaron un tiempo en Argentina. Y el joven Pilnik pasaba a retarlos a jugar de apuesta, perdiendo muchas partidas y algo de dinero, pues las apuestas no eran altas. Se volvió “cliente” de jugadores como Najdorf, Eliskases, Czerniak y varios otros. Pero esos continuos enfrentamientos y las charlas y análisis tras las partidas, fueron en realidad clases que tomaba Pilnik.
Ya para 1942, tras tres años de invertir en esos duelos, ya salía parejo con muchos de los maestros europeos, y algunas veces, hasta recuperó algo de dinero de ellos, comentaba.  Es memorable la partida que en torneo ganó a Miguel Najdorf en 1942.
“Aquel jugador que Capablanca y Alekhine consideraban el mejor entrenador y “second” del mundo, Erich Eiskases, pasó de verdugo a victima conmigo” decía Pilnik.
Relataba que cuando Euwe iba a defender su título en 1937 contra Alekhine, en la Unión Soviética se preparó un grupo de jugadores para que el holandés venciera de nuevo al gran Alejandro, trabajando en ello grandes jugadores, incluyendo al excampeón mundial Emanuel Lasker, entonces ciudadano soviético. Pero Eliskases contaba la historia de como apoyó a Alekhine para recapturar el título y le transmitió algunos métodos al joven Pilnik, su “cliente”. “Oro molido es lo que me daba”, decía Pilnik, El llamado método de la brújula, para orientarse, decía Pilnik. 

El caso es que mas o menos nos explicó el método de la brújula, pero creo que para el nivel que teníamos los que lo escuchábamos, principalmente los maestros Benito Ramírez, Marcel Sisniega y yo, no captábamos mucho la idea. Pero un poco más de un par de años después, en ocasión de que preparaba a Marcel para el Mundial Estudiantil de 1977, donde él era el primer tablero y yo el capitán del equipo y entrenador, tratamos de seguir las ideas de Pilnik en base a unas notas que guardábamos.
En resumen, para entender la posición y formar un plan, lo primero es concluir que no hay posiciones buenas o malas, sino que todas tienen algo bueno y malo para nosotros, hay desbalances, como escribiera el MI Jeremy Silman. El ver nuestros positivos y negativos, nos sitúa en lo que realmente es relevante para nuestra posición y con esa base orientadora de acción, ver como hacer que lo bueno de nuestra posición resalte y lo bueno de la posición del contrincante se vuelva menos influyente.
En 1980 al comentar las ideas en general del método de la brújula con el GM Gipslis que visitó México y fue contratado para entrenar a los que formábamos el equipo nacional para la Olimpiada de Malta, y además me estuvo orientando para mis clases en la UNAM, me comentaba que varios de los puntos de Eliskases, que era normal que tuvieran como base algunos conceptos de Steinitz y de Lasker, se habían simplificado en la URSS, para facilitar su operación práctica en los torneos.
Me propuso revisáramos algunas partidas de Pilnik y Eliskases, sobre todo entre 1945 y 1952, para ver como se trataban en su práctica el método de la brújula. Estuvimos viendo unas en que Pilnik jugó con los mexicanos Camarena y Araiza en el Panamericano de 1945, donde Pilnik quedo detrás sólo de Reshevsky y al lado de Ruben Fine. De alguna manera las “inversiones” de Pilnik redituaban, pues sus partidas eran de gran calidad y cada jugada era cuidadosamente planeada cuando tenia ligera ventaja y cuando Pilnik caía en posición difícil, se las ingeniaba para complicar la partida.
(CONTINUARA)