Al
ajedrecista lo caracteriza el criterio, decía Capablanca. El poner en la duda
todo y examinarlo con cuidado para ejercer el juicio crítico, a mi ver es uno
de las enseñanzas principales que nos puede dejar al ajedrez.
Pero
si seguimos modas, copiamos aperturas y nos quitamos de encima la
responsabilidad de pensar por nosotros mismos, la tercera ola nos cubrirá.
El
ajedrez tiene mucha historia y por lo complejo que es, tendemos a seguir los
modelos exitosos de los grandes jugadores. No hay otra manera. No se puede estudiar
para aprender ajedrez, solo podemos aprender a estudiar ajedrez. Ya nos
advertían los maestros del pasado, desde Filidor y Steinitz a Botvinnik y
Koblentz; es imposible dominar al ajedrez.
Seguir
las modas no es lo mismo que seguir los modelos exitosos. Para jugar al ajedrez
no necesitamos ser copia de algo o de alguien. Rendir culto al conocimiento no
es el objetivo, sino criticarlo y avanzar un poco más. Vamos de conocimientos
inexactos a conocimientos inexactos y así avanzamos, nos decía Jacobo Bronowsky
en el ascenso del hombre.
Observe
el paciente lector que en tan breves párrafos
ya se han citado media docena de personas ilustres. Porque así se va
construyendo el basamento de nuevas ideas, con los modelos. Pero no ciegamente,
sino hay que ver los aciertos de Capablanca,, de Filidor, de Steinitz,
Botvinnik, Koblentz y Bronowsky, pero también sus errores.
Es
más fácil que piensen por nosotros y seguir la moda y repetir las variantes de
Kasparov. Es más fácil aprenderse una secuencia de jugadas que pensarlas. ¿Para
que? Si el gran maestro ya las aprobó y nos las dictó. ¿Qué caso tiene analizar
una posición y cometer errores si podemos usar un engine y nos dará las
variantes correctas?
¿Seríamos
robots pensantes?
Cuando
preguntan porque no mejoran en ajedrez, ¿no será acaso porque los aplastó la
tercera ola? Muchas veces reflexiono la diferencia entre algunas editoriales
dedicadas a publicar libros de ajedrez. Hay unas en que los títulos son: “Gane
con la Londres”, “Derrote a la Berlinesa”, “Como destrozar la Siciliana”, “Primeros
pasos en el Gambito de Dama”. Pero otras hacen equilibrio entre libros de
Ejercicios y selecciones de partidas de los grandes maestros.
Afortunadamente,
también las editoriales se han dado cuenta que los libros de “Acertijos” de
todo tipo siempre se han vendido bien, como los de crucigramas y los de Sudoku.
Como muchos ya no quieren pensar en sus realidades del entorno, prefieren
resolver Angry Birds, Mario Bros y posiciones de ajedrez tácticas. Menos mal,
eso a la larga hacen que piensen, pero siguen siendo peligrosos los hábitos de “pensar
con el dedo”, sobre las pantallas moviendo muñequitos sin pensar realmente,
reaccionando.
Por
las dudas, les recomiendo lean la novela de Morthon Rue (Todd Strasser), la
Ola, o al menos la película La Ola de Dennis Gansel (2008).
En
el Ajedrez El Juego es Pensar.