El Estudio en Espiral para la Táctica.
En un artículo presentado en mi blog escribí sobre algunas interesantes observaciones de Michael de la Maza y lo que opinaba el GM Lev Alburt sobre la distribución del estudio de ajedrez y dedicarle más de un 60% a la táctica del tiempo total de que disponemos.
El GM Botvinnik decía que había que dedicar la mayor parte del tiempo al análisis de posiciones, tanto por medio del cálculo concreto de variantes como con su consiguiente evaluación estática. Esas afirmaciones no se contradicen aunque si distinguen niveles.
Es decir, Botvinnik principalmente se dedicó a entrenar jóvenes jugadores menores de 18 años con un talento excepcional para el ajedrez, ya que tantos niños y jóvenes soviéticos deseaban entrar a sus clases que los tamices debieron ser muy estrictos para que sólo los mejores entre los mejores, no más de una treintena de muchachos soviéticos entre posibles miles de aspirantes podían acceder a tener el privilegio de estudiar directamente con Botvinnik.
Pero si uno fuera un adulto de unos 1600 de rating hubiera sido tonto recurrir a ingresar a estudiar con Botvinnik. Primeramente porque Botvinnik no tenía experiencia, ni vocación, ni interés por trabajar con un adulto en esas condiciones. Por supuesto que si dedicaba unas 20 horas a analizar el caso, suponiendo que tuviese el interés y la disposición, hubiese hallado un buen plan de estudio o al menos un buen enfoque para enfrentar ese reto. Pero nunca fue el caso para Botvinnik. El GM Lev Alburt, su discípulo, si tuvo que enfrentar el reto para lograr ganar su subsistencia a su llegada al capitalismo, proveniente de la Unión Soviética. Y tuvo que adaptar métodos diseñados para niños y jóvenes talentosos para aplicarlos en adultos con talento apenas arriba del promedio. Pero pocos alumnos de esa especie, normalmente con buena situación económica, pues Alburt cobraba caro la hora de clase, requirieron su expertez y entonces se dedicó a dar conferencias magistrales, a competir, dar exhibiciones de simultáneas y a redactar libros con los métodos de la Unión Soviética y las aportaciones de otros maestros como Palatnik, Chernin, Kogan y otros, que quizás tuvieron que trabajar más tiempo con adultos. El caso es que crearon un buen sistema para enseñar a adultos. Otros como el GM Dorfman, que trabajaba a la manera francesa con clubes, es decir tener que dar clases a niveles variados de alumnos, niños y adultos, antes de poder dedicarse a las estrellas como Bacrot, avanzaron como Alburt en métodos adaptados de los soviéticos, pero finalmente propios y específicos en el trabajo con adultos.
Era normal. En los Estados Unidos, a causa de la manera en que trabajaba la Federación,. Sólo el 10% de los escolares que participaban en torneos infantiles, al llegar a los 13 años, la High School, continuaban en el ajedrez y para cuando tenían 18 años quedaba sólo un 3% de ellos para afiliarse a la Federación y persistir en el ajedrez unos años más hasta que el 2% lo seguía haciendo después de los 20 años.
En México no se ha hecho un estudio estadístico, pero las cifras serán similares, pues se dice que en el sistema de Olimpíadas Nacionales se involucran en el ajedrez unos 30 mil niños y no tenemos más de 1000 jóvenes entre 18 y 25 años jugando ajedrez en torneos. En un campeonato nacional abierto si participan 1000 jugadores es un record, por lo que supongo que no hay más de 5000 miembros de la Federación con edades entre los 18 y 70 años.
El caso es que esos ex entrenadores soviéticos hicieron lo que no se le hubiera ocurrido a Botvinnik, estudiar diversas maneras para enseñar a los adultos a jugar mejor ajedrez.
Pero todas esas diversas maneras tenían facetas básicas: Estudio intensivo de la Táctica simple, enseñanza en espiral, análisis de las propias partidas y repertorios de apertura simplificados. Luego se añadieron trucos para disciplinar la manera de razonar en ajedrez, que no era fácil tratándose de adultos formados.
En el estudio de la táctica simple se incluía una metodología para evitar errores gruesos y ejercicios para desarrollar la visión táctica.
También establecieron un principio básico: el desarrollar la visión táctica es requisito y paso obligado para desarrollar la visión y el sentido posicional.
El estudio en espiral era un principio reconocido por la pedagogía soviética desde los años 1930s, ir avanzando profundizando en un limitado número de conceptos. Ir a un tema una y otra vez pero con aspectos más profundos. Por ejemplo, estudiamos la torre, el alfil y el caballo. Primero estudiamos los movimientos de la torre y sus particularidades, luego pasamos a lo mismo con el alfil y caballo. Luego regresamos a la torre como instrumento para dar mate, lo mismo con el alfil y caballo; luego estudiamos a la Torre unida a otras piezas para esquemas de mate, lo mismo hacemos luego con el alfil y luego con el caballo. Es como tener una materia Torre (1), otra de Caballo (1), otra de Alfil (1), luego una materia de Torre (2), otra de Caballo (2), etc. Tendremos Torre (15) estudiando maniobras de la Torre en el Gambito Volga, Alfil (15), estudiando el alfil español en aperturas abiertas, etc. Así trabaja el método en espiral.
Claro que si empezamos por la Táctica, las materias de Torre (1) a Torre (10) serán de combinaciones y operaciones tácticas con torre y las de Torre (20) seguramente de maniobras posicionales con la Torre.
Entonces en la táctica empezamos con combinaciones muy pequeñas, de una o dos jugadas. Curiosamente Capablanca decía que estas combinaciones pequeñas eran la clave del ajedrez. Maniobras o secuencias forzadas tácticas de una o dos jugadas son las que ganan la mayoría de partidas entre los jugadores que no son maestros. Y muchas en las partidas entre Grandes Maestros, como podemos ver en cualquier torneo.
Krogius recomendaba en especial estudiar la Enciclopedia del Medio Juego que él escribió de manera espiral y Lazlo Polgar escribió sus libros para esa forma de estudiar. Lo curioso es que antes que ellos el que escribió un libro fenomenal para iniciarse en ajedrez con el sistema espiral fue el GM Bobby Fischer, que fue un éxito editorial y se ha editado en varios idiomas, así como se han vendido más de 7 millones de ejemplares, que es un verdadero record.
Los mejores entrenadores de niños, como Suhin, han desarrollado buenos manuales, pero en gran parte parecen inspirados en el libro de Fischer (“Bobby Fischer enseña ajedrez”).
Ese libro trabaja a base de enseñar táctica nada más, de la más simple, pero táctica esencialmente. Y sigue el principio básico reconocido por los soviéticos: Lo primero que hay que enseñarle a un principiante es que lo importante es matar al rey enemigo. Y de ahí parte Fischer, de los mates y va hacia atrás para ir aprendiendo el camino que llega a la meta, pero viendo desde la meta hacia la etapa inicial.
Dicen muchos filosofos, desde San Pablo hasta Umberto Eco que el problema del ser humano es que muchas de las cosas las hace al revés el hombre. En ajedrez se trata de dar mate y uno comienza estudiando aperturas.
Es como pedirle a Dios algo, para luego agradecerle.
A una chimenea no le pedimos que de calor ofreciéndole que luego pondremos leña.
Hay jugadores que primero quieren ser jugadores de primera categoría para comenzar a estudiar.
El estudio es en espiral, hacia arriba, no en tobogán hacia abajo.
En un artículo presentado en mi blog escribí sobre algunas interesantes observaciones de Michael de la Maza y lo que opinaba el GM Lev Alburt sobre la distribución del estudio de ajedrez y dedicarle más de un 60% a la táctica del tiempo total de que disponemos.
El GM Botvinnik decía que había que dedicar la mayor parte del tiempo al análisis de posiciones, tanto por medio del cálculo concreto de variantes como con su consiguiente evaluación estática. Esas afirmaciones no se contradicen aunque si distinguen niveles.
Es decir, Botvinnik principalmente se dedicó a entrenar jóvenes jugadores menores de 18 años con un talento excepcional para el ajedrez, ya que tantos niños y jóvenes soviéticos deseaban entrar a sus clases que los tamices debieron ser muy estrictos para que sólo los mejores entre los mejores, no más de una treintena de muchachos soviéticos entre posibles miles de aspirantes podían acceder a tener el privilegio de estudiar directamente con Botvinnik.
Pero si uno fuera un adulto de unos 1600 de rating hubiera sido tonto recurrir a ingresar a estudiar con Botvinnik. Primeramente porque Botvinnik no tenía experiencia, ni vocación, ni interés por trabajar con un adulto en esas condiciones. Por supuesto que si dedicaba unas 20 horas a analizar el caso, suponiendo que tuviese el interés y la disposición, hubiese hallado un buen plan de estudio o al menos un buen enfoque para enfrentar ese reto. Pero nunca fue el caso para Botvinnik. El GM Lev Alburt, su discípulo, si tuvo que enfrentar el reto para lograr ganar su subsistencia a su llegada al capitalismo, proveniente de la Unión Soviética. Y tuvo que adaptar métodos diseñados para niños y jóvenes talentosos para aplicarlos en adultos con talento apenas arriba del promedio. Pero pocos alumnos de esa especie, normalmente con buena situación económica, pues Alburt cobraba caro la hora de clase, requirieron su expertez y entonces se dedicó a dar conferencias magistrales, a competir, dar exhibiciones de simultáneas y a redactar libros con los métodos de la Unión Soviética y las aportaciones de otros maestros como Palatnik, Chernin, Kogan y otros, que quizás tuvieron que trabajar más tiempo con adultos. El caso es que crearon un buen sistema para enseñar a adultos. Otros como el GM Dorfman, que trabajaba a la manera francesa con clubes, es decir tener que dar clases a niveles variados de alumnos, niños y adultos, antes de poder dedicarse a las estrellas como Bacrot, avanzaron como Alburt en métodos adaptados de los soviéticos, pero finalmente propios y específicos en el trabajo con adultos.
Era normal. En los Estados Unidos, a causa de la manera en que trabajaba la Federación,. Sólo el 10% de los escolares que participaban en torneos infantiles, al llegar a los 13 años, la High School, continuaban en el ajedrez y para cuando tenían 18 años quedaba sólo un 3% de ellos para afiliarse a la Federación y persistir en el ajedrez unos años más hasta que el 2% lo seguía haciendo después de los 20 años.
En México no se ha hecho un estudio estadístico, pero las cifras serán similares, pues se dice que en el sistema de Olimpíadas Nacionales se involucran en el ajedrez unos 30 mil niños y no tenemos más de 1000 jóvenes entre 18 y 25 años jugando ajedrez en torneos. En un campeonato nacional abierto si participan 1000 jugadores es un record, por lo que supongo que no hay más de 5000 miembros de la Federación con edades entre los 18 y 70 años.
El caso es que esos ex entrenadores soviéticos hicieron lo que no se le hubiera ocurrido a Botvinnik, estudiar diversas maneras para enseñar a los adultos a jugar mejor ajedrez.
Pero todas esas diversas maneras tenían facetas básicas: Estudio intensivo de la Táctica simple, enseñanza en espiral, análisis de las propias partidas y repertorios de apertura simplificados. Luego se añadieron trucos para disciplinar la manera de razonar en ajedrez, que no era fácil tratándose de adultos formados.
En el estudio de la táctica simple se incluía una metodología para evitar errores gruesos y ejercicios para desarrollar la visión táctica.
También establecieron un principio básico: el desarrollar la visión táctica es requisito y paso obligado para desarrollar la visión y el sentido posicional.
El estudio en espiral era un principio reconocido por la pedagogía soviética desde los años 1930s, ir avanzando profundizando en un limitado número de conceptos. Ir a un tema una y otra vez pero con aspectos más profundos. Por ejemplo, estudiamos la torre, el alfil y el caballo. Primero estudiamos los movimientos de la torre y sus particularidades, luego pasamos a lo mismo con el alfil y caballo. Luego regresamos a la torre como instrumento para dar mate, lo mismo con el alfil y caballo; luego estudiamos a la Torre unida a otras piezas para esquemas de mate, lo mismo hacemos luego con el alfil y luego con el caballo. Es como tener una materia Torre (1), otra de Caballo (1), otra de Alfil (1), luego una materia de Torre (2), otra de Caballo (2), etc. Tendremos Torre (15) estudiando maniobras de la Torre en el Gambito Volga, Alfil (15), estudiando el alfil español en aperturas abiertas, etc. Así trabaja el método en espiral.
Claro que si empezamos por la Táctica, las materias de Torre (1) a Torre (10) serán de combinaciones y operaciones tácticas con torre y las de Torre (20) seguramente de maniobras posicionales con la Torre.
Entonces en la táctica empezamos con combinaciones muy pequeñas, de una o dos jugadas. Curiosamente Capablanca decía que estas combinaciones pequeñas eran la clave del ajedrez. Maniobras o secuencias forzadas tácticas de una o dos jugadas son las que ganan la mayoría de partidas entre los jugadores que no son maestros. Y muchas en las partidas entre Grandes Maestros, como podemos ver en cualquier torneo.
Krogius recomendaba en especial estudiar la Enciclopedia del Medio Juego que él escribió de manera espiral y Lazlo Polgar escribió sus libros para esa forma de estudiar. Lo curioso es que antes que ellos el que escribió un libro fenomenal para iniciarse en ajedrez con el sistema espiral fue el GM Bobby Fischer, que fue un éxito editorial y se ha editado en varios idiomas, así como se han vendido más de 7 millones de ejemplares, que es un verdadero record.
Los mejores entrenadores de niños, como Suhin, han desarrollado buenos manuales, pero en gran parte parecen inspirados en el libro de Fischer (“Bobby Fischer enseña ajedrez”).
Ese libro trabaja a base de enseñar táctica nada más, de la más simple, pero táctica esencialmente. Y sigue el principio básico reconocido por los soviéticos: Lo primero que hay que enseñarle a un principiante es que lo importante es matar al rey enemigo. Y de ahí parte Fischer, de los mates y va hacia atrás para ir aprendiendo el camino que llega a la meta, pero viendo desde la meta hacia la etapa inicial.
Dicen muchos filosofos, desde San Pablo hasta Umberto Eco que el problema del ser humano es que muchas de las cosas las hace al revés el hombre. En ajedrez se trata de dar mate y uno comienza estudiando aperturas.
Es como pedirle a Dios algo, para luego agradecerle.
A una chimenea no le pedimos que de calor ofreciéndole que luego pondremos leña.
Hay jugadores que primero quieren ser jugadores de primera categoría para comenzar a estudiar.
El estudio es en espiral, hacia arriba, no en tobogán hacia abajo.