Pocos grandes maestros seleccionan a un jugador más joven que ellos para que los asistan como “seconds”. El caso del GM Veselin Topalov es muy especial. Topalov incluso frecuentemente actuó como “second” en un tiempo del GM Ruslam Ponomariov con un mutuo beneficio. Ahora el GM Cheparinov, alumno de Topalov, lo asiste como second a pesar de ser más joven que su mentor. Ivanchuk sorprendió a muchos cuando invitó al MI León Hoyos para asistirlo. En realidad le estaba dando una oportunidad al yucateco de vivir una experiencia inolvidable al mismo tiempo que aprovechar la frescura de ideas y buena preparación teórica del peninsular, además de hacer un gesto de amistad hacía un lugar de México que ha sido particularmente hospitalario con el ucraniano.
En su libro, “Horas como Second” del GM Alexei Suetin, editado en alemán poco antes del fallecimiento del excelso entrenador, Suetin nos relata sus experiencias como “sekundant” (el nombre técnico en ajedrez del “second”, pues en inglès es más usual en box, mientras que es más común decir en alemán el terminó), particularmente durante el match por el Campeonato Mundial de 1963 en que el ruso asistió al entonces retador, el GM Tigrán Petrosian.
Suetin apunta que el trabajo es muy arduo y algunas veces no bien recompensado, pues el público a menudo está ignorante del papel de sekundant y del entrenador, confundiendo los términos y responsabilidades. La diferencia más marcada es la temporalidad. En el caso de ese match de 1963, el GM Boleslavsky era el entrenador, como varios años lo fue, de Petrosian, pero Suetin fue el sekundant para ese encuentro específicamente y por un período corto trabajó con Petrosian, aunque posteriormente se hizo más firme y estable la relación de trabajo.
Un “sekundant” cobra honorarios durante el corto tiempo que brinda sus servicios, generalmente con un “bono” si los resultados dan buenos premios al jugador que asisten. Su trabajo es observar lo que los futuros competidores juegan y hacer investigaciones sobre sus líneas de apertura. También ayudarlo en asuntos más terrenales, por lo que es importante conozcan el idioma del lugar, como en el caso del MI León Hoyos, tanto en Morelia como en Linares. Un buen entrenador y buen sekundant también ayuda a levantar el ánimo de su pupilo. A pesar de no tener conocimientos de psicología y de ser muy joven para tenerlos provenientes de su experiencia, Manuel León es un luchador nato y seguramente también su compañía fue un factor que ayudaba al ánimo de Ivanchuk, aunque León es particularmente no muy extrovertido y parco en el hablar, pero es entusiasta y hace buena “química” amistosa con Ivanchuk. Lo que es evidente es que para Manuel la experiencia con Ivanchuk es invaluable y sería muy aventurado, por otra parte, evaluar si para Ivanchuk fue igualmente provechoso; pero podríamos suponer que si, pues siempre es benéfico compartir con un ser humano de los valores del MI Manuel León Hoyos que ha convertido en sus fanáticos a todos los que lo conocemos.
Cheparinov en cambio ya es parte fundamental del equipo “Topalov”, y lleva trabajando con el excampeón mundial en una base más permanente, pero sin llegar a la categoría de entrenador, la cual podría ser reservada, además de la de “manejador” al GM Silvio Danailov. Indudablemente habría que hablar de un Topalov antes y un Topalov después de Danailov. Es justo catalogar a Danailov como un excelente entrenador pues él ha llevado a su pupilo al más alto nivel posible. En Morelia / Linares 2007 no brilló mucho Topalov, pero en cambio Danailov lo hizo en gran forma al cerrar el acuerdo para el gran “Slam” de Ajedrez. En lo personal concuerdo con el punto de vista expresado por el GM Khalifman al momento de ganar su título de campeón mundial. A veces ya cansan estos torneos de “élite” donde un grupo pequeño de grandes maestros, no más de diez, selectos entre otro grupo apenas más grande de unos quince, juega sin cesar uno contra otro, de ciudad en ciudad en estos torneos donde a veces gana uno y luego ese mismo al siguiente torneo queda último. Casi con los mismos jugadores, en Dortmund 1999 vimos vencer a Peter Leko, que ahora, ocho años después queda último, mientras que en torneos similares, el ganador del Linares 2007, Anand, quedaba en la cola. Es un tio vivo que ya aburre. Ganan unos tres puntos de rating, o los pierden y siguen estando en ese selecto grupo de apenas más de una docena de donde los organizadores de eventos de “élite” sacan los jugadores, casi sin variedad. Así vemos que en España hacen torneos en que no participa ningún español, en México se gastan millones para ver jugar ajedrecistas extranjeros en lugar de promover el ajedrez. Hay torneos abiertos en que entran menos jugadores que lugares premiados y en lugar de preocuparse porque más personas de una localidad jueguen ajedrez, se gastan cientos de miles en traer a un grupúsculo de jugadores extranjeros, los mismos que juegan por Dortmund, Monaco, Linares, Wijk aan Zee, Londres, Moscú, etc; para que vengan a ciudades de menos de 500 ajedrecistas registrados y estos vean a la larga sus partidas via Internet de la misma manera que lo harían si jugasen en la Patagonia o en Timbuctu. Khalifman se quejaba que a pesar de ser entonces el Campeón Mundial de Ajedrez de la FIDE, como no le hacía caravanas a los organizadores (lo que da un alto ELO simpatía) no recibía invitaciones a jugar con la “élite” que era en un 70% los mismos que vimos en Linares / Morelia, salvo alguna estrella juvenil como Carlsen, que es invitado, siempre y cuando sea europeo. Conozco un jugador de casi segunda fuerza, muy malo, pero eso si, sumamente simpático y buen caravaneador, que recibe más invitaciones pagadas de organizadores que muchos jugadores más fuertes, incluyendo al mismo León Hoyos. En cambio a Khalifman, lo tuvieron totalmente “vetado” y casi no jugó durante su reinado. Sólo tuvo un encuentro bien pagado, cuando perdió contra el mismo Leko que ahora cargó el farol rojo, pero que en otro torneito de esos de ocho “supergrandesmaestros” seguramente quedará primero en esa rueda pequeña de la fortuna de los torneítos de élite. Ahora esos “supergrandes maestros” ningunean los torneos abiertos, ya que en ellos pueden perder rating y además convivir con la “perrada” de maestros FIDE y maestros internacionales, que encima les pueden meter una partida. Todavía recuerdo a un funcionario ruso que leyó que un joven argentino, Tempoane, venció a los excampeones mundiales Petrosian y Karpov, expresar consternado: ¿para qué invitan a esos desconocidos a torneos en que puedan vencer a nuestras estrellas? Lo curioso es que esos jugadores piden más dinero que nadie y prácticamente segregan a quién les preocupa. Khalifmna se quejaba de que Kasparov lo dejó fuera de muchos eventos. Por eso, ese tio vivo, de ciudad en ciudad con la misma gente, a pesar de que se producen buenas partidas muy interesantes, no me entusiasman tanto, menos en México. En Holanda están bien, pues tienen ajedrez en las escuelas y hay miles de interesados en presenciar las partidas. Pero en una localidad donde se dan ocho premios en segunda categoría y hay sólo cuatro inscritos, ¿cómo justificar hacer torneos de grandes maestros? Ahora si que se cumplio la sentencia de la Reina Maria Antonieta: “¿Tienen hambre? ¿Piden pan? ¡Que les den pasteles!
En su libro, “Horas como Second” del GM Alexei Suetin, editado en alemán poco antes del fallecimiento del excelso entrenador, Suetin nos relata sus experiencias como “sekundant” (el nombre técnico en ajedrez del “second”, pues en inglès es más usual en box, mientras que es más común decir en alemán el terminó), particularmente durante el match por el Campeonato Mundial de 1963 en que el ruso asistió al entonces retador, el GM Tigrán Petrosian.
Suetin apunta que el trabajo es muy arduo y algunas veces no bien recompensado, pues el público a menudo está ignorante del papel de sekundant y del entrenador, confundiendo los términos y responsabilidades. La diferencia más marcada es la temporalidad. En el caso de ese match de 1963, el GM Boleslavsky era el entrenador, como varios años lo fue, de Petrosian, pero Suetin fue el sekundant para ese encuentro específicamente y por un período corto trabajó con Petrosian, aunque posteriormente se hizo más firme y estable la relación de trabajo.
Un “sekundant” cobra honorarios durante el corto tiempo que brinda sus servicios, generalmente con un “bono” si los resultados dan buenos premios al jugador que asisten. Su trabajo es observar lo que los futuros competidores juegan y hacer investigaciones sobre sus líneas de apertura. También ayudarlo en asuntos más terrenales, por lo que es importante conozcan el idioma del lugar, como en el caso del MI León Hoyos, tanto en Morelia como en Linares. Un buen entrenador y buen sekundant también ayuda a levantar el ánimo de su pupilo. A pesar de no tener conocimientos de psicología y de ser muy joven para tenerlos provenientes de su experiencia, Manuel León es un luchador nato y seguramente también su compañía fue un factor que ayudaba al ánimo de Ivanchuk, aunque León es particularmente no muy extrovertido y parco en el hablar, pero es entusiasta y hace buena “química” amistosa con Ivanchuk. Lo que es evidente es que para Manuel la experiencia con Ivanchuk es invaluable y sería muy aventurado, por otra parte, evaluar si para Ivanchuk fue igualmente provechoso; pero podríamos suponer que si, pues siempre es benéfico compartir con un ser humano de los valores del MI Manuel León Hoyos que ha convertido en sus fanáticos a todos los que lo conocemos.
Cheparinov en cambio ya es parte fundamental del equipo “Topalov”, y lleva trabajando con el excampeón mundial en una base más permanente, pero sin llegar a la categoría de entrenador, la cual podría ser reservada, además de la de “manejador” al GM Silvio Danailov. Indudablemente habría que hablar de un Topalov antes y un Topalov después de Danailov. Es justo catalogar a Danailov como un excelente entrenador pues él ha llevado a su pupilo al más alto nivel posible. En Morelia / Linares 2007 no brilló mucho Topalov, pero en cambio Danailov lo hizo en gran forma al cerrar el acuerdo para el gran “Slam” de Ajedrez. En lo personal concuerdo con el punto de vista expresado por el GM Khalifman al momento de ganar su título de campeón mundial. A veces ya cansan estos torneos de “élite” donde un grupo pequeño de grandes maestros, no más de diez, selectos entre otro grupo apenas más grande de unos quince, juega sin cesar uno contra otro, de ciudad en ciudad en estos torneos donde a veces gana uno y luego ese mismo al siguiente torneo queda último. Casi con los mismos jugadores, en Dortmund 1999 vimos vencer a Peter Leko, que ahora, ocho años después queda último, mientras que en torneos similares, el ganador del Linares 2007, Anand, quedaba en la cola. Es un tio vivo que ya aburre. Ganan unos tres puntos de rating, o los pierden y siguen estando en ese selecto grupo de apenas más de una docena de donde los organizadores de eventos de “élite” sacan los jugadores, casi sin variedad. Así vemos que en España hacen torneos en que no participa ningún español, en México se gastan millones para ver jugar ajedrecistas extranjeros en lugar de promover el ajedrez. Hay torneos abiertos en que entran menos jugadores que lugares premiados y en lugar de preocuparse porque más personas de una localidad jueguen ajedrez, se gastan cientos de miles en traer a un grupúsculo de jugadores extranjeros, los mismos que juegan por Dortmund, Monaco, Linares, Wijk aan Zee, Londres, Moscú, etc; para que vengan a ciudades de menos de 500 ajedrecistas registrados y estos vean a la larga sus partidas via Internet de la misma manera que lo harían si jugasen en la Patagonia o en Timbuctu. Khalifman se quejaba que a pesar de ser entonces el Campeón Mundial de Ajedrez de la FIDE, como no le hacía caravanas a los organizadores (lo que da un alto ELO simpatía) no recibía invitaciones a jugar con la “élite” que era en un 70% los mismos que vimos en Linares / Morelia, salvo alguna estrella juvenil como Carlsen, que es invitado, siempre y cuando sea europeo. Conozco un jugador de casi segunda fuerza, muy malo, pero eso si, sumamente simpático y buen caravaneador, que recibe más invitaciones pagadas de organizadores que muchos jugadores más fuertes, incluyendo al mismo León Hoyos. En cambio a Khalifman, lo tuvieron totalmente “vetado” y casi no jugó durante su reinado. Sólo tuvo un encuentro bien pagado, cuando perdió contra el mismo Leko que ahora cargó el farol rojo, pero que en otro torneito de esos de ocho “supergrandesmaestros” seguramente quedará primero en esa rueda pequeña de la fortuna de los torneítos de élite. Ahora esos “supergrandes maestros” ningunean los torneos abiertos, ya que en ellos pueden perder rating y además convivir con la “perrada” de maestros FIDE y maestros internacionales, que encima les pueden meter una partida. Todavía recuerdo a un funcionario ruso que leyó que un joven argentino, Tempoane, venció a los excampeones mundiales Petrosian y Karpov, expresar consternado: ¿para qué invitan a esos desconocidos a torneos en que puedan vencer a nuestras estrellas? Lo curioso es que esos jugadores piden más dinero que nadie y prácticamente segregan a quién les preocupa. Khalifmna se quejaba de que Kasparov lo dejó fuera de muchos eventos. Por eso, ese tio vivo, de ciudad en ciudad con la misma gente, a pesar de que se producen buenas partidas muy interesantes, no me entusiasman tanto, menos en México. En Holanda están bien, pues tienen ajedrez en las escuelas y hay miles de interesados en presenciar las partidas. Pero en una localidad donde se dan ocho premios en segunda categoría y hay sólo cuatro inscritos, ¿cómo justificar hacer torneos de grandes maestros? Ahora si que se cumplio la sentencia de la Reina Maria Antonieta: “¿Tienen hambre? ¿Piden pan? ¡Que les den pasteles!