El Primer canal de Rusia, desde Moscú , transmitió, en ocasión del sexagésimo aniversario del nacimiento del GM Anatoly Evguenevich Karpov, excampeón mundial de ajedrez, un magnífico documental sobre la vida de Karpov que podríamos traducir: “Karpov, todas las jugadas escritas”. De unos 50 minutos, el programa se transmitió por toda Rusia y muchos países de los que antes formaban la URSS y presentaba muchas excelentes escenas de la historia del ajedrez mundial de la segunda mitad del siglo XX. Inició con una escena de Karpov sumergiéndose en agua helada, rodeada de hielo, nadando hacia un tablero de ajedrez. Si bien el espectáculo de Karpov en calzoncillos a sus 60 años no tiene más simbolismo que decir que el documental nada ocultaría, me pareció que los episodios más “complicados” de la vida de Karpov, como cuando ganó sin jugar con Fischer el campeonato mundial, fueron tratados sin tapujos y de manera muy equilibrada. Karpov ha sido reconocido como un orgullo de Rusia tanto por los jerarcas comunistas como los de la nueva Rusia, recibiendo medallas con la hoz y el martillo como con el escudo bicéfalo de los zares. Sus méritos superan las fronteras políticas. El documental muy humano nos acercaba lo mismo a los padres de Karpov y su hermana, como con las esposas e hijos de Karpov. Pudimos ver a Karpov ayudando a hacer su tarea a su pequeña hija y lo mismo pasear, hace más de 30 años, a su primogenito en una carreola.
Con Furman aparecía analizando sus partidas, lo mismo que haciendo ejercicio con su preparador físico. Aparece el Karpov de cinco años, y el Karpov saliendo de la adolescencia, lo mismo que ya maduro y luego como autentico patriarca del ajedrez ruso a los sesenta.
La producción muy buena y fue transmitida a una hora estelar de la televisión rusa y según los encuestadores tuvo una audiencia de 10 millones de personas.
En una escena del documental vimos como otras estrellas del deporte y la farándula eran requeridos por menor cantidad de fans que los de Karpov a la hora de la cacería de autógrafos, con lo que el director quería hacer patente que para la sociedad rusa Karpov tenía similar o mayor reconocimiento que muchas personalidades de fama popular en Rusia.