25 may 2011

El síndrome del Pajar o “Atrapado en el Internet”

Ha aumentado cada día la actividad de los ajedrecistas en Internet a velocidades insospechadas. Las visitas reportadas a los sitios que transmiten el encuentro final del Torneo de Candidatos así lo atestiguan, a pesar de que a veces el match en Kazan se siente muy aburrido. También atestiguan esa actividad la cantidad de sitios webs y foros relacionados al ajedrez que nacen todos los días. Tambien atestiguan esa actividad el aumento del número de torneos que tienen su sitio web oficial, no importa el nivel, desde los grandes torneos internacionales hasta intrascendentes torneos locales o de club, Intrascendentes exceptuando sus miembros, que consultan todos los días tales sitios, manteniendo un tráfico interesante.
En lo que a mi me toca, se está convirtiendo el asunto en una tragedia. El promedio de material que recibo es de unos 450 megas diarios y la administración de mis sistemas de respaldo de archivos colapsa diariamente y aunque hago esfuerzos por identificar que vale la pena guardar y respaldar y que no, tal decisión es de lo más difícil. Parece que todo mundo esta siguiendo la moda de “escanear” sus bibliotecas y publicar en algún sitio web, o incluso en varios, sus trabajos de digitalización. Muchos se repiten, pues aunque algunos tienen bien organizados sus foros y la distribución de material a escanear, hay muchos laboriosos escaneadores independientes que trabajan sin ninguna guía, y el resultado es que muchos escanean el mismo libro y no se coordinan para evitar duplicar el trabajo.
Existen especialistas en escanear revistas, y quienes gustan de digitalizar libros muy antiguos. De todo hay.
Pero esta “internitis” que es como una adicción creciente y enajenadora, me ha causado, en algunas ocasiones, a pasar cuatro horas seguidas “descargando” libros.
¿Qué guardar y que no? Se enfrenta uno al llamado síndrome del pajar, cuya solución es evaluar rápidamente un libro e identificar no los buenos libros, sino los excelentes libros, para establecer las prioridades de “descarga”.
La computadora puede ser un ángel o un demonio, dependiendo del autocontrol y la disciplina que tengamos.