Al ajedrez se le atribuyen
muchas virtudes como auxiliar del desarrollo integral de un escolar. Al juga
ajedrez se toman continuamente decisiones supuestamente derivadas de una
reflexión en que se valoran y comparan alternativas conforme a una habilidad
desarrollada en el uso de los conocimientos, el pensamiento crítico, la lógica
y la visión de lo que puede pasar con cada camino considerado.
Un ejercicio constante del
uso de conocimientos adquiridos, de reflexión en que se sopesan alternativas,
seguramente desarrolla una serie de capacidades, hábitos y habilidades que
serán sumamente útiles en la vida de cualquier persona.
Pero si el ajedrez se juega
sin reflexión, seleccionando las jugadas por impulso y prácticamente sin
cálculo, sin evaluaciones, puede formar el hábito muy nocivo de actuar sin
pensar, seleccionar sin evaluar y comparar; actuar sin reflexión y confiado en
que algo externo le solucionará las cosas que su mente no puede, ni siquiera
intenta resolver.
El instructor de ajedrez se
supone que fomentará la práctica organizada del ajedrez de una manera positiva
que adiestre al escolar y lo habitúe a actuar tras una reflexión previa.
Para ello el instructor
puede contar con una metodología experimentada y probada durante décadas por
instructores de diversos países y que ha demostrado su eficiencia en las aulas.
También el instructor puede
contar con manuales, con cuadernos de ejercicios, agendas de trabajo, formatos para
integrar expedientes de alumnos, bitácoras donde pueda registrar sus acciones y
el éxito o fracaso de su labor, de manera que pueda redireccionar, cambiar de
rumbo para alejarse de las malas prácticas y seguir modelos exitosos.
Es muy pesado llegar a un
aula a improvisar con un grupo, no saber como tratar a cada uno de manera que
progrese de la mejor forma. Es muy pesado dar una clase de ajedrez sin
planeación, sin el material necesario para trabajar.
Laborar así, no tiene
objetivo que trabajar por lo que pagan, y el que trabaja solo pensando en lo
que pagan, no merece el pago de su trabajo. Es deshonesto para sus alumnos y
para él mismo.
En cambio si llega a cada
clase con un plan, con un rumbo y armado con las herramientas necesarias,
disfruta de su labor y seguramente de los frutos que su trabajo le producirán
en el futuro.
Con una Tablet o una
computadora, o simplemente con una carpeta donde tenga todos los textos que
requiere para dar la clase, con las hojas de ejercicios que utilizarán sus
alumnos , así como registra en sus respectivos expendientes que conocimientos y
habilidades adquirió el alumno, en que forma y cantidad los adquirió,
posibilitando asi que cada clase, cada trato personal con sus alumnos, cada
entrenamiento sea lo más provechoso posible.
Le toca elegir si ser un
instructor digno, seguro de si mismo y satisfecho con su labor, o ser un viene
viene del ajedrez, que vende falacias solo para conservar la paga que sus
alumnos le dan por tener fe en su honestidad como servidor.
A mí me toca solo ofrecerle
apoyo. Si el momento es adecuado, llegará el maestro que sea adecuado para usted.
Solo queda tratar de averiguarlo. Informes a chesscom@hotmail.com
El 8 de diciembre se inicia
breve curso.