Cada
vez que realizo un examen de ubicación a nuevos alumnos para conocerlos mejor y
poder colaborar con ellos, e incluso para saber si de verdad puedo
colaborarles, me encuentro con que no hay evaluación exacta, sino solo aproximados,
que a menudo, con los siguientes monitoreos, tengo que cambiar, al menos en un
20%.
A
veces, en torneos rápidos, me sucede que enfrento jugadores de alto elo, un
poco más de 2300, que me doy cuenta que no comprenden la posición y si me doy
un poco de tiempo, llega a uno a ganarles con más facilidad. Pero también
enfrento jugadores con 1800 o menos de rating, que juzgan bien la posición,
establecen el plan adecuado, pero cuando me siento ya con grandes problemas,
cometen un error táctico y pierden la partida.
Hay
veces que yo emprendo el plan correcto y luego me concentro demasiado y me
informa el oponente que perdí por tiempo, cuando la partida estaba
prácticamente ganada y me hubiera tomado segundos seguir el plan mas simple y
estaba yo entretenido en dar con la manera más efectiva de ganar.
El
caso es que a veces uno sabe demasiado y en el ajedrez de torneo hay que ser
más pragmático y no querer hacer buenas partidas en el blitz, cuando lo
realmente efectivo es no complicar cuando tiene uno ventaja, sino simplemente
tirar golpes.
Según
muchos entrenadores, incluyendo a Botvinnik, hay tres elementos fundamentales
que debe tomar uno en cuanta para definir el nivel de un jugador:
o La
comprensión posicional, el “Darse Cuenta”, como dijera el excelso GM Oscar
Panno, visualización prospectiva de piezas;
o La
visión combinatoria o sensibilidad
táctica
o La
capacidad de calcular, visión de colocación actual de piezas y en variantes.
En
los exámenes he podido medir bien el grado en que un potencial alumno puede Juzgar
una posición con exactitud, que, como decía Modell, es el “summum de la sabiduría”
en ajedrez.
Pero
el más fuerte jugador en torneos no es aquel que juzga mejor la posición, solo
es el más sabio en ajedrez y los torneos los gana un práctico, aunque tenga deficiencias
en comprensión.
Hacer
de un jugador que tiene mucha sensibilidad táctica un gran jugador posicional
es muy posible; pero mucho más difícil es hacer de un jugador posicional un
buen táctico. Ya decía Nimzovich que antes de nada, uno debe ser jugador
táctico, pues aquel que tiene facilidad natural para sentir las posibilidades
tácticas, pasará fácilmente a tener la sensibilidad posicional. En eso el
excampeón mundial Tigran Petrosian, en muchos artículos (como los publicados en
el libro titulado “Ajedrez en la Cumbre”), lo expresó reiteradamente.
Pero
las deficiencias en táctica y cálculo concreto son consecuencias, las más de
las veces, de falta de fórmulas para que el jugador tenga su razonamiento
organizado, Luego que aprenden los algoritmos y practican los pasos a seguir,
suben a una velocidad sorprendente para ellos. Sienten como si descubrieran
América. Pero luego sigue el trabajo arduo de aprender a soñar las posiciones
prospectivas de las piezas y eso lleva más tiempo.
Llevar
agendas, analizar partidas propias, ser muy críticos, identificar camelos y
falacias en los libros y revistas de ajedrez, a la larga es lo más difícil. El “Darse
Cuenta”. Pero luego hay que cuidar que no sean más sabios y mantengan el
sentido práctico.
El
pensar en ello me recordó a un gran jugador que muy joven venció en un torneo,
el Campeonato del DF, la final round robin y reunía sabiduría y era muy
práctico. Como estaba muy comprometido con su carrera, a la larga fue personal
especializado de alto nivel y colaboró con la NASA en el proyecto de los
Challengers, no llegó a Maestro Internacional, pero su fuerza era a los 18 años
de ese nivel. El caso es que en las platicas que teníamos me advertía: Ser
sabio en ajedrez no es de mucho éxito en torneos, pero es indispensable para ser
entrenador, porque el triunfo en los torneos requiere una forma de ser, quizás
no muy agradable para muchos. Tiene más éxito él que sabe poner celadas y
argucias, que aquel que busca crear algo trascendente, por eso Alekhine, que
reunió ambas cosas, sabiduría y argucias, venció a Capablanca, quien tenía
mucha comprensión, como Reti, pero no era un guerrero salvaje como Alekhine. En
esos días, a mis diecisiete años, me llamó mucho la atención esas afirmaciones,
pero en platicas posteriores con grandes del ajedrez como Carlos Torre, Fischer
e incluso Karpov; todos coincidieron en los conceptos del Maestro Fernando
Collazo.
Por
eso, en los exámenes de ubicación trató de identificar el grado de cada una y
otra cara de la moneda; para buscar el justo equilibrio. Además, algunos desean
estudiar ajedrez para pensar mejor y no necesariamente para ganar a toda costa.
He ahí la dificultad para hallar las mediciones exactas. Me ayuda mucho la
experiencia acumulada de décadas de la escuela soviética y luego la rusa de ajedrez, donde han hecho
de la detección de talentos y de la superación de jugadores, a base de
diagnosticos y práctica deliberada un arte. Pero siempre hay dudas.