30 mar 2009

Lasker Columnista.

Por MI Raúl Ocampo


El papel de Emanuel Lasker tiene diversas facetas, cada una igual de importante que la otra, para la historia del ajedrez. No sólo supo jugar ajedrez y negociar la organización de eventos, sino fue prolífico conferencista y escritor, no sólo de ajedrez sino de las maneras en que el ajedrez pueda influir en el comportamiento humano como individuo y como sociedad.
En sus libros como la “Comprensión del Mundo”, Lasker en realidad plantea una transformación radical de la sociedad con los principios de Steinitz como base. Pero Lasker es muchas cosas además de filósofo y ajedrecista, por lo que se debe observar desde varias distancias para acrecentar los puntos de vista.
Importante, para identificar y ubicar el pensamiento de Lasker, es un artículo publicado en un diario argentino, “La Nación” que me permito transcribir:

“EL AJEDREZ COMO ELEMENTO DE INSTRUCCIÓN”
por el Dr. Emanuel Lasker, especialmente para La Nación (31 de Julio de 1913)
“Don José Pérez Mendoza ha lanzado la iniciativa de la introducción del ajedrez como elemento educativo en los círculos universitarios argentinos. Como es evidente, la iniciativa se basa en fundamentos de generoso idealismo, pero es al mismo tiempo una de las más eficaces que pudieran proponerse. En verdad el carácter del señor Pérez Mendoza, como lo ha demostrado con su actividad, está formado por una rara combinación de pensamiento y de experiencia, de idealismo y de práctica. Es, pues, quizá de interés demostrar hasta convencer aún a los que no creen en la eficacia de la instrucción propuesta, cuántos beneficios resultarían de la enseñanza del viejo juego, si esta se efectúa con propiedad. “
“La cuestión no es de las que pueden tratarse rápidamente o en pocas líneas. De modo que no me propongo agotar el tema en un artículo. Es asunto de discusión y que sería sumamente grato recibir observaciones de mis lectores para tomar en consideración sus puntos de vista.”
“El ajedrez no ha sido inventado por mero azar; ha sido primero el resultado de la reflexión y ha sufrido después una evolución inteligente. Es importante notar el hecho, puesto que tiene un sentido considerable en su faz instructiva. Nadie recomendaría la enseñanza pública de un juego de carácter tan efímero e insignificante como el de naipes; pero el ajedrez se ha considerado una piedra de toque y de comprobación moral siempre. “
“Su historia comienza en los tiempos de la antigüedad; tiene una literatura de muchos miles de volúmenes y ha conquistado a todas las razas blancas. Es el juego de la inteligencia; no es, en consecuencia, para niños sino para adultos. Tiene, pues, una naturaleza peculiar que le ha señalado su sitio en la historia. Deducimos esto con la misma lógica que reconocemos en cada movimiento una causa.”
“El propósito que inspiró al primer inventor del ajedrez debió ser la instrucción de las gentes, y más particularmente de los jefes militares en las reglas de la estrategia, ya que toda evidencia indica que el ajedrez fue en su origen un juego de guerra. La forma de las piezas, sus nombres, las leyes de sus movimientos y de las capturas hacen manifiesta la procedencia bélica del ajedrez. En esos tiempos los ejércitos se componían probablemente de elefantes, caballería, arqueros, y una numerosa y débil infantería, mandados por un rey acompañado de su estado mayor, pues éstos son los prototipos de las unidades del ajedrez que corresponden por orden a las torres, caballos, alfiles, peones, reyes y damas. Y el tablero de 64 casillas indica que el campo de batalla en tales épocas debió ser ordinariamente un llano. “
“Por otra parte, su éxito prueba que el juego expresaba plenamente la idea de su inventor; y se debe considerar como punto capital el hecho de que haya interesado no solo a los militares, sino a todos los hombres de los más diversos tipos y caracteres, pues que esto demuestra que fue un propósito buscado por un hombre inteligente. Y si algunos se aficionan al real pasatiempo en virtud de sus conocimientos militares, el interés por él es de una naturaleza más humana y general. Comprende por cierto la estrategia bélica, pero no se limita a ella. La idea fundamental del ajedrez es la estrategia en su aspecto de lucha por la vida y de combate por la victoria desinteresada y noble de la actividad personal, y eso es lo que presta duración, elevación e interés al antiguo juego. “
“Que el que enseñe ajedrez no pierda nunca de vista esa idea según la cual fortalece lo que podría llamar el instinto de estrategia. Todos los niños conocen algún ardid para vencer a los contrarios en sus riñas, o alguna estratagema que les dé probabilidades de triunfo. Es un juego común de la infancia el combate; los pequeños se dan puñadas y mojicones continuamente y esto al desarrollar su fuerza muscular les enseña a usarla inteligentemente. Este es el principio de la estrategia, puesto que la estrategia es el uso inteligente de la fuerza. De modo que al aprender a usarla se aprende solo el principio del arte. “
“La vida moderna depende del apoyo mutuo para la consecución de intentos comunes y de la competencia. La manera de proceder en la cooperación con los demás y en el antagonismo, es, pues, un importante objeto de estudio; y es evidentemente más difícil alcanzar esos conocimientos que comportarse según la libre elección . Se necesita aprender la obediencia tanto como la capacidad de mando; se debe conocer los propios derechos tanto como los ajenos; es preciso adquirir el valor de defender su dignidad tanto como el valor -que es más grande,- de reconocer la de los otros. Todo eso es estrategia, en virtud de la definición dada antes. Y todo esto marcha paralelamente a los principios inculcados por el uso inteligente de las piezas del ajedrez. “
“Las piezas se mueven de acuerdo a reglas estrictas. En otros juegos los adversarios pueden infringir las leyes según las cuales se desarrolla la partida; en el ajedrez no. El jugador adquiere así el hábito de la honradez; comprende que el caballo debe moverse de tal manera, el alfil de aquella otra, y los demás trebejos de modos diferentes; comienza entonces su partida con el conocimiento completo de lo que le está permitido y le está prohibido. “
“Además, las piezas del ajedrez representan una multitud; el jugador tiene que dirigirlas y ve con claridad las ventajas de la cooperación. Quien s encuentre al frente de una empresa desempeña la misma tarea; tiene muchos ayudantes e importa que cada cual ocupe su sitio de modo que se apoyen entre sí todos recíprocamente. El medio de orientar la influencia de las piezas hacia un propósito común es extraordinariamente complicado; el jugador, pues, se ve precisado a resolver en cada caso un problema semejante a los que se presentan en la vida diaria. El instructor tiene con ello buena tarea en demostrar las analogías referidas y preparar esas lecciones en formas variadas.” “El jugador lucha con otro que posee el mismo número de piezas con las mismas libertades e idénticos derechos que las propias. El hecho reviste importancia. Es muy difícil ser justo con el enemigo, y en el ajedrez la justicia y la igualdad es ley fundamental. Los derechos de los adversarios están claramente definidos. Cada jugador sabe que después de su movimiento su contrincante tendrá igual oportunidad, y este es un gran ejemplo, porque destruye la ilusión de todo privilegio natural. Los golpes se dan y se reciben, metafóricamente, bien entendido.”
“En conclusión, se ve que el jugador de ajedrez debe aprender a obedecer las leyes, que es la capacidad de mando, la facultad de gobernar con sabiduría, y mientras dirige sus piezas, adquiere la idea de la defensa de sus derechos y del respeto de los ajenos, que es el resultado natural de un combate ordenado e inteligente entre dos adversarios”

Cabe añadir alguna información adicional sobre el artículo: José Pérez Mendoza, fue uno de los fundadores, y luego presidente del Club Argentino de Ajedrez, difundió el juego en universidades, colegios, penitenciarias, asilos, etc. Su libro, “El Ajedrez en la Argentina” (1920), es un documento imprescindible para el estudio del desarrollo del ajedrez en Ibero América.