La excelencia en ajedrez descansa en una serie de hábitos que posibilita a los grandes maestros tener máximos desempeños. El progreso en ajedrez muchas veces depende de la adquisición y arraigo de hábitos que nos previenen contra cometer errores, descuidos o simplemente no realizar adecuadamente y con precisión el proceso de elegir una jugada.
A mejores hábitos, pues mejor ajedrez. Pero, a menudo regresan viejos hábitos nocivos y su aparición nos hace perder puntos en torneos.
Loran F. Nordgren de la escuela de Management Kellog del Noroeste, y otros psicólogos de la misma institución, hicieron algunos experimentos con personas que habían dejado hábitos tan nocivos como el fumar y que los habían retomado. Lo mismo hicieron con personas que tenían hábitos de trabajo en el cumplimiento de sus tareas y que habían retomado otros nocivos que se contrapunteaban con los tan preciados y difícilmente adquiridos nuevos hábitos positivos.
El estudio concluye que la exposición a la tentación, vence en un 70% de los casos, por mucho que uno crea en su autodominio. Y ninguna idea o instrumento para evitar regresar a un mal hábito nunca está por demás. Así que no hay que menospreciar al enemigo escondido.