Con
la oportunidad que caracteriza a muchos autores de libros comerciales de
ajedrez, ya han aparecido varios libros con títulos similares a “El asalto de
Carlsen al trono del ajedrez”. Lo que no extraña nada ya que infinidad de
partidas de Carlsen han sido comentadas y publicadas tanto en libros y revistas
como en los numerosos sitios web alimentados por los mejores comentaristas de
ajedrez del momento.
Como
Carlsen fue evaluado por muchos entrenadores, muchos de manera oficiosa y otros
profesionalmente, se han publicado ya muchas descripciones que fundamentan en
que se fundamento el ascenso al trono mundial del ajedrez de Carlsen.
Muchos
libros sobre Carlsen ya han sido publicados y aunque mas bien son colecciones
de partidas comentadas y no descripciones de los métodos y del Know How que
explique claramente cual fue su camino al trono, no por ello dejan de ser de
enorme interés para instructores e incluso para padres de ajedrecistas
talentosos.
El
libro que me parece más importante en tomar en cuenta es el escrito por el GM Simen
Agdestein , uno de los primeros “mentores” de Carlsen y hermano del manager del
nuevo campeón, Espen Agdestein.
Aunque
no es un libro que analiza los comos y los porques sino simplemente describe el
camino que se siguió y lo que ha ido sucediendo, permite leer entre líneas bastantes
evidencias para que uno pueda identificar e interpretar esos comos y porques.
Varios
sicólogos puestos a caracterizar a Carlsen con el fin de, ya muy adelantados al
futuro, como alguna vez se hizo con Fischer, preparar a sus pupilos para vencer
al nuevo campeón, han identificado las fortalezas de Carlsen.
Cuando
ve uno ese estudio, la primera pregunta fue: ¿y sus debilidades? La contestación fue que como por su edad está
en plena evolución muchas debilidades se
irán desvaneciendo en corto tiempo y es más benéfico considerar sus fortalezas
y trabajar sobre ellas para orientar a los futuros contendientes.
Claro
que el primer beneficiario de esos estudios será el ruso que potencialmente
puede ser el primer retador al trono de Carlsen, el GM Vladimir Kramnik, pues
los otros rusos que se espera aspiren a contenderlo son aun muy jóvenes, la
mayoría 5 años por lo menos menores que el campeón.
Que
sea Kramnik o no el próximo retador es otra discusión y digamos, otro
documento.
El
que ahora me importa es el que describe las principales cualidades de Carlsen,
que seguramente resaltará estupendamente alguno de los libros que ya circulan,
como el citado del Asalto al Trono, en que el GM Kotronias y el GM Aagaard
aumentarán su ya numerosa bibliografía, compitiendo con los más prolíficos autores
de estos días, como Soltis.
¿Qué
es lo que más llama la atención de la personalidad de Carlsen? Primero que nada
su determinación. Recuerda a la de Fischer, pero esta se expresa de manera más
sana, pues no es un hombre contra el mundo, sino un equipo reunido alrededor de
una persona que convierte en tarea común colaborar para que gane un campeonato
mundial individual. Más que tareas nacionales, como eran las tareas de los
jugadores soviéticos, son tareas “corporativas”. El equipo lo arropa, lo aisla
de toda distracción y colabora para reforzar su determinación, su confianza en
si mismo y le quita las preocupaciones mundanas que puedan mermar en lo más mínimo su energía. Primero
la familia fue su equipo, con padre, madre y hermanos unidos y cultivando
cuidadosamente su desarrollo, poco a poco acercando a Magnus otras personas que
compartieran la meta, seleccionadas con sumo cuidado, aunque si hubo la clásica
prueba y error, que es natural pues los
padres al principio no tienen bases para seleccionar mentores e instructores
capaces y tuvieron que lidiar con dos o tres charlatanes, pero tuvieron el buen
tino, la suerte, o que se yo, de dar pronto con uno más o menos adecuado, como
el GM Agdestein y posteriormente toparon con otros jugadores con verdadera
vocación de entrenadores.
Pero
gracias a un arranque mas o menos afortunado, Magnus progreso rápidamente y
logró la atención de quienes realmente lo ayudarían, aunque en eso se perdieron
quizás un año y medio o más.
Si
comparamos con el caso de Fabiano Caruana, la familia Carlsen se tardó mucho en
detectar el entrenador adecuado, pero Magnus tiene otras cualidades que Caruana
no tiene y que a la larga pesarán más. Pero hay que aceptar que el italiano ha
tenido mucho mejores entrenadores en su inicio que Carlsen.
Pero
la determinación de Carlsen ha sido cuidadosamente aumentada y si bien la mayor
parte puede ser atribuida a su carácter natural, sus familiares supieron
estimular de manera efectiva tal determinación. Carlsen ha podido concentrarse
totalmente, sin distracciones, en su labor. En el match de Chennai era
imprescindible aislarlo de cualquier influencia extraña a su tarea, y en eso su
equipo “formal” cumplió a cabalidad. Sospecho que hubo también mucho trabajo de
“inteligencia” de su equipo “auxiliar”, pues se cuido cada detalle, sobre todo
de cosas como informarse perfectamente de cada periodista que pretendía
acercarse, o de paparazzis que pudiesen perturbar los breves momentos de
relajación del aspirante al campeonato mundial. Se anticiparon a todo, y si bien
algunos del equipo tuvieron que enfrentar retos como adaptarse al contexto de
Chennai, no lo tuvo que hacer Carlsen, así que rindió como si hubiese estado en
Oslo, o mejor, diría yo.
Ahora
que aunado a su determinación, su
estabilidad emocional es muy fuerte, sin altibajos, serena y tomando al triunfo
y a la derrota como dos impostores, como diría Kipling. Aunque como la derrota
la conoce poco de unos años para acá, si era de esperarse que pudiera su psique
sufrir pequeña crisis ante la primera derrota en el match. Suponen los sicólogos
que lo han estudiado que hubiera podido sobreponerse, pero que era mejor el
camino del mínimo riesgo, de las muy pocas victorias y las muchas tablas, en
lugar de arriesgar ir por los muchos triunfos y alguna derrota, pues por su
edad e inexperiencia relativa, pudiera no reaccionar adecuadamente.
Es
muy controlado, pero como ha sido cuidado desde pequeño contra el fracaso,
quizás no este golpeado lo suficiente como para salir avante ante un fracaso
muy sentido. Se le supone muy fuerte y seguro emocionalmente y bien pertrechado
por su familia, pero su carácter ante el fracaso, es una asignatura por
acreditar.
Los
que ya preparan a Kramnik sugieren que si este logra el primer triunfo en su
futuro match, el ruso tendría grandes oportunidades de retomar el título. Suena
a mucho futurismo, pero en fin.
Carlsen
en la partida 13 del torneo de Candidatos resistió relativamente a la presión,
pero todos recordamos que tanto Kramnik como Carlsen tronaron al último y
ninguno de ellos se alzó con un triunfo convincente y se tuvieron que conformar
con el empate. A los dos les fallaron los nervios, pero Kramnik se vio en ese
aspecto un poco mejor que su joven oponente.
Pero
Anand en el match fue muy inferior en ese aspecto de estabilidad emocional que
Carlsen, pues se vio poco seguro de si mismo en varios momentos crucales del
match, como en partida tres, donde estuvo cerca de ganar su primera victoria.
Carlsen
tiene excelente técnica y la combina con una objetividad y una decisión de no
tomar atajos, sino de ganar las partidas por el camino largo, aunque eso
signifique un trabajo laborioso. Cree en el fruto ganado con gran sudor y no
gusta de eludir el esfuerzo y ser premiado con el aplauso fácil. Juega, dicen
los analistas, no para crear obras de arte, pero si producciones que lo
enorgullezcan por resistir el examen cuidadoso y al detalle de los
especialistas.
No
gusta de ganar partidas con sacrificios brillantes que le den popularidad como
la que lograba Tahl, si esto significa que después alguna computadora demuestre
que hizo un sacrificio inexacto y que ganó gracias a las debilidades humanas de
su oponente.
Pero
sabe que la intimidación es un arma y la ha empleado con jugadas de doble filo
que no rebasen cierto límite de especulación, sino que sean aceptablemente
correctas, pero siempre agresivas e intimidatorias, pero la prioridad es que
resistan un control de calidad práctico. Sabe que lo perfecto es enemigo de lo
bueno, pero que lo bueno debe ser suficientemente bueno para dignificar al que
lo realiza.
Desgraciadamente
los libros que van apareciendo son más crónicas que análisis y poco orientan de lo que mas nos interesa: ¿Qué
podemos aprender de Carlsen y que transmitamos a nuestros pupilos? Son libros
hechos con visión de testimonio periodístico y valiosos sin duda, pero no
ilustrativos. Esa exégesis habrá que esperarla, aunque ya muchos la elaboran
para sus círculos cercanos. El tiempo nos dirá cuando Carlsen tendrá su Saulo y
sus apóstoles. Ojala no pase como
Fischer, que no contó con su metodólogo y su legado corre el peligro de
perderse. No todos tienen la suerte de Morphy que lo interpreto magníficamente
Steinitz, o como Keres, que Neishtadt desarrollo una verdadera “universidad
Paul Keres” en base a sus producciones, o loque hizo Kotov con Alekhine, aunque
este, como Capablanca, supo interpretarse a si mismo bastante bien.