En el siglo XIX era cosa común
estudiar ajedrez colocando unas piezas y un tablero de ajedrez, reproducía la
partida anotada pasando cada jugada al tablero y a veces se llegaba a usar otro
pequeño tablero con piezas al lado para ver las variantes de los comentarios de
los libros.
Ya bien entrada la segunda mitad del
siglo XX hubo quien fabricó un ajedrez magnético con un tablero principal y uno
pequeño al lado, para ver partidas con piezas imantadas.
Pero ya en el siglo XX, por allá por
los años 1925 a 1930, se realizaron estudios de sicología por un grupo de
especialistas y como parte del estudio
se entrevistaron a varios grandes maestros, principiando por los participantes
del gran Torneo Internacional de Moscú de 1925; muchos de los entrevistados
hablaban de lo importante de estudiar las partidas de los libros sin usar un
tablero y piezas, estudiando en la mente las posiciones, como jugando a la
ciega.
Muchos entrenadores siguieron este consejo
y pronto había muchos alumnos en la URSS que eran entrenados así, aumentando
mucho el número de partidarios del método después de la segunda guerra mundial,
donde fue común que los soldados soviéticos jugaran sin tablero.
En un Congreso de entrenadores por los
años 1970s, se discutió el uso de los tableros murales y lo importante que era
no reproducir las partidas jugada a jugada, sino poner posiciones cada tres o
cuatro jugadas, a fin de que los alumnos se esforzaran en visualizar las
posiciones y asi hacer los entrenamientos lo más parecido a las partidas de
torneo, donde se analizan los arboles de variantes en la mente y no moviendo
piezas.
El problema es que los alumnos
variaban mucho en su poder de visualizar las posiciones y muchos mentían al entrenador
cuando este les preguntaba si eran capaces de visualizar. Tomaba mucho tiempo
revisar si realmente los alumnos visualizaban las posiciones y era obvio por
otro lado que muchos no eran sinceros. Se corría el riesgo de que muchos se la
pasaran en “babia” en las clases. Se resolvió que los instructores en las
clases generales pasaran jugada a jugada en los tableros murales y en los
entrenamientos con tres o cuatro pupilos solo pusieran las posiciones cada 3 o
cuatro jugadas, según el nivel de los alumnos.
Como política editorial en la URSS de
1960 a 1990, los manuales de tercera,
segunda y primera fuerza se usarían pocos diagramas para obligar a los lectores
a visualizar, además de que asi las impresiones serían más baratas y podían
hacerse grandes tirajes.
La mayoría de los grandes maestros de
las generaciones entre 1960 y 2010 han manifestado en entrevistas la
importancia de estudiar los libros sin usar piezas y tableros, “ a la ciega”, a
fin de entrenarse en el cálculo de variantes.
De 1970 a 1985 se publicó una serie de
libros en Alemania que tenían un diagrama cada 5 jugadas y estaba dirigido a
los que estudiaban sin piezas y tableros, esa serie tenía en cada libro todas
las partidas jugadas durante su carrera de cada campeón mundial o retador al título.
Desgraciadamente solo unos cuatro volúmenes de la serie fueron escaneados y
pasados a PDF, por lo que pocos jugadores de las actuales generaciones los
conocen. Eran los famosos libros rojos alemanes de la serie Weltgeschichte des
Schachs, cuyo tomo 14, dedicado a Capablanca, es notable.
Cuando a finales de los setentas del
siglo XX surgieron las computadoras con interfaz de pantalla y programas de
bases de datos con partidas de ajedrez, se podían ver cientos de partidas pero
jugada a jugada, no requiriéndose el visualizar las jugadas en la mente.
Esto provocó que se tuviera que
sopesar su uso por los alumnos de ajedrez, pues aunque daban facilidades en la
recopilación de partidas, hacían flojos a los estudiantes en la visualización.
En la URSS solo provocó pequeños
debates, pues el uso de las computadoras apenas prolifero en las escuelas
soviéticas en los últimos meses de su vida como país. La URSS desaparecería y
con ella el sistema organizado de enseñanza de ajedrez que se reestructuraría
en los países que derivaron de la URSS, como Rusia, Ucrania, Armenia,
Azerbaiyán, Bielorrusia, Moldavia y Georgia; solo hasta una década después. Ya
para el año 2000 se volvió a discutir el tema entre los entrenadores
exsovieticos de diversas generaciones.
Durante años los cuadernos de notas
eran la base de los alumnos para estudiar, con fragmentos tomados de los
diversos libros. Antologias conjuntadas y reestructuradas con personales
adiciones de parte de cada instructor, eran el material básico en las décadas de
los 50s a los 90s del siglo XX, pero serian retomadas las ideas con las
computadoras, que se manejarían de diversas maneras, pero que por el peso y
costo de las computadoras, hacían que las libretas de argollas y los cuadernos
mantuvieran su popularidad, hasta que primero las notebook, los Ipads y
finalmente las tablets, con una fracción de costo de las computadoras por fin
serían el posible sustituto de los cuadernos y libretas ….Continuará.