Durante la entrega de los
Oscares, cuando hablaban del filme Media Noche en París, en que una persona
como que entra a una dimensión y viaja al pasado, en una época en la que
hubiera estado feliz charlando con Hemingway, Gertrude Stein, Picasso, Buñuel y
Salvador Dalí; no pude si no pensar en un viaje al Moscú de 1925 para tratar
con todos esos grandes ajedrecistas y el ambiente de la “fiebre de ajedrez” que
había en la capital de la joven Unión Soviética.
Con las notas de Alexander
F. Ilin Genevsky me he familiarizado con muchos con los que hubiera tratado en
esos días. La descripción que hace de algunos personajes es muy completa y
viendo las fotos que tengo de esa época, creo que reconocería fácilmente a cada
participante del torneo y a muchos de los que estuvieron de espectadores.
Con la imaginación es fácil
recrear la situación y el escenario. Los filmes “Capablanca” y “Fiebre de
Ajedrez”· que se centran en ese evento, prácticamente hacen fácil imaginarse
como los aficionados al ajedrez vivieron las escenas. Además de las crónicas
publicadas por la revista “64” de esos años y el libro publicado en ruso y en
inglés de Ilin Genevsky, al tiempo que revisar las notas manuscritas del
archivo del maestro, que tienen mucho de lo que no llegó a publicarse del
evento; pude revisar los libros de los psicólogos que entrevistaron a los
participantes.
Ahí ve uno las evaluaciones
psicológicas que hicieron del GM Carlos Torre Repetto y me queda muy claro que
lo tenían por una persona cabal y muy estable, sumamente creativo pero práctico
y con mucha seguridad en si mismo.
De ninguna manera estimaron
que pudiera sufrir cambios drásticos en esa personalidad en menos de un año,
como correspondería a una persona con una crisis nerviosa a los 21 años de
edad.
Notables son las
observaciones del maestro Ilin Genevsky, que estaba muy preocupado en descubrir
la clave de la excelencia en ajedrez, pues estaba a cargo de un movimiento por
la difusión masiva del ajedrez, pero que al mismo tiempo buscase la calidad y
la cantidad.
Su cercanía con Lenin,
durante su exilio en Ginebra, junto con la influencia política del Procurador
de Justicia y al mismo tiempo líder del movimiento del ajedrez, Nikolay
Krilenko, posibilitaban que contase con todos los recursos para la tarea. Pero
la preocupación era descubrir como los maestros de ajedrez alcanzan la
excelencia y repetir así, masivamente, los modelos exitosos.
Los psicólogos y pedagogos
más prominentes los comisionaron a observar el evento. Ilin Genevsky recuerda
que la idea era parecida a la de Pedro el Grande, Zar de Rusia, cuando quería
formar su ejército e invito a eminencias militares extranjeras para que de
ellos aprendiesen los generales rusos. Cita casos a lo largo de la historia de
Rusia de la importancia de aprender lo máximo de los avances del extranjero.
Militares famosos como el héroe norteamericano John Paul Jones y el prusiano
Clausewitz, viajaron a Rusia en diferentes épocas para adiestrar a los rusos.
Esa era la idea de aquel primer evento internacional tras el triunfo de la
Revolución Rusa.
Los interrogatorios eran
exhaustivos, querían ahondar lo más profundo posible para hallar la clave de la
excelencia de esos grandes jugadores. Ilin Genevsky presionó mucho para que
viajasen a Moscú tanto europeos como de otros continentes. Si bien la
participación de Capablanca, por ser en esos momentos campeón mundial, ya era
importante de por si, el ser no europeo, sino de un país casi desconocido como
Cuba, era de un atractivo especial. De por si Capablanca era el modelo para
todos los entrenadores soviéticos que querían descubrir el secreto que le daba
tan amplia ventaja sobre sus contemporáneos. Frank J. Marshall, de Estados
Unidos también era muy interesante para ellos, pues su cultura y manera de ser
distaba mucho de la de los maestros europeos tan clásicos. Marshall simpatizaba
a los soviéticos por ser tan poco respetuoso de las maneras ortodoxas de pensar
de los alemanes e ingleses, por lo que también fue objeto de estudios especiales.
Carlos Torre era para ellos la joya del grupo, de un país que había
protagonizado la primera revolución social del siglo; de un estilo muy moderno
de juego que no se parecía a ninguno europeo, muy influenciado por el americano
Pillsbury y por Capablanca.
Al principio se
desencantaron un poco de Torre al averiguar que había vivido solo los primeros
ocho años de vida en México y era muy ajeno a la revolución mexicana; pero al
conversar más con él, se dieron cuenta que provenía de un a familia que había
tomado el exilio político cuando se enfrentó a la contrarrevolución. La
consigna fue entonces trabajar ideológicamente con Torre y hacerlo un convencido
partidario de las ideas socialistas de la Unión Soviética. Prácticamente en las
notas del maestro llin Genevsky se denota una misión planeada para hacer de
Torre un socialista convencido.
Lo lograron, pero al hacerlo
le harían un daño terrible a un joven que había sido objeto especial del
patrocinio de algunos magnates norteamericanos. Pero las contradicciones entre
los orígenes políticos de Torre y la vida que llevaba recientemente en Nueva
York, ya lejos de la influencia de sus familiares y protegido y patrocinado por
personajes norteamericanos de ideas muy diferentes a las que Torre había
recibido en el seno familiar, lo hacían particularmente vulnerable a nuevas
influencias, sobre todo en un país como la Unión Soviética que se encontraba en
plena fragua del cambio social, de mundos nuevos totalmente inesperados para
una persona sensible como Torre.
Moscú 1925, hubiera sido tan
interesante como aquel París de Media Noche del escritor del siglo XXI que
quería tratar a Hemingway en los años 1930s…