A principios de los
1970s, estuvo un tiempo en México, en su tránsito entre La Habana y Miami, el
connotado Maestro Nacional Alejandro Meylán. Durante más de 30 años estuvo
considerado entre los 20 mejores jugadores de Cuba y fue uno de los jugadores
más fuertes de ajedrez en la época de la transición de cambios políticos en
Cuba entre 1958 y 1970. Participante de los primeros campeonatos nacionales de
Cuba organizados ya por el movimiento masivo de ajedrez que la Revolución
Cubana inició a partir de 1959, a instancias de los Comandantes Ernesto Guevara
y Alberto Bayo, y que ha llevado a que más de dos millones de cubanos jueguen
ajedrez y haya una docena de grandes maestros internacionales y una treintena
de maestros internacionales en un país de menos de doce millones de habitantes.
En enero de 2012 durante
la visita al Club Capablanca en La Habana, pude conversar con algunos viejos
amigos de Meylán y estuvimos comentando sobre algunos consejos que nos dio el
Maestro Meylán para estudiar aperturas.
Decía Meylán que
había que hacer tres cosas para estudiar bien la apertura:
1. Trabajar en base a partidas.
2. Haga una base de datos propia, basada en sus propias investigaciones,
3. Aprenda la apertura con partidas rápidas. Los mejores límites de tiempo
para ello son los de entre quince a veinte minutos. Las partidas por
correspondencia las consideraba muy provechosas, ya que obligan a realizar un pensamiento
más profundo sobre la apertura. Los defectos de una apertura se hacen
rápidamente obvios cuando hay tiempo de pensar.
En la época en que Meylán jugaba ajedrez no había
computadoras, pero el hacía sus bases de datos con tarjeteros. Cuando vino a
México y vio las carpetas de argollas, también le parecieron adecuadas, pues es
importante poder sustituir las hojas o añadirlas, como tarjetas en un
tarjetero, para tener al día el material de estudio. Las carpetas son más
transportables que los tarjeteros para cuando uno viaja a un torneo y quiere “refrescar”
algunas variantes antes de una partida.
Ahora el email puede ser una opción para jugar partidas
de entrenamiento, aunque en estos días de “rápido y furioso” no es tan fácil.
Pero con un chessbase es mucho más fácil lo de las
bases de datos y ahora el problema es demasiados datos, no como en la época de
Meylán en que la mejor fuente de partidas era el “Shajmatny Bulletin”, boletín
de ajedrez de la URSS, que publicaba, a partir de 1965 y hasta 1991, más de 120
partidas mensuales sin comentarios y unos tres artículos teóricos cada mes y
que a pesar de ser publicada en ruso, como para leer jugadas no era difícil de
entender para los que no lo sabían, era muy usado y popular en los ajedrecistas
de esos años. Meylán la utilizaba ampliamente a partir de 1965 y de ahí copiaba
partidas para su tarjetero.
Meylán era un especialista en finales y un verdadero
fanático en estudiarlos y hacía una cuarta recomendación muy importante. Ya que
me orientaba a jugar muchas variantes muy agudas para mejorar mi sentido
táctico, me decía que no sería difícil que un ataque me fallase y me quedase
con material inferior; entonces para no perder partidas tendría que aprender
como salvar partidas con inferioridad material. Finales con peones de menos,
sobre todo con un peón de menos o con calidad de menos, que son las diferencias
mínimas de material. Dominando como hacer tablas o salvar tales finales,
tendría muchas ventajas, pues sabría bien que finales se podrían salvar, y
además aprendería a ganar finales con la más leve ventaja material. Entonces
decía que el 50% del tiempo que dedicase a estudiar aperturas lo dedicase a los
finales inferiores que podrían conducir tales aperturas y que en el tiempo que
dedicase a finales comenzará estudiando finales de peones, con énfasis en los
bandos con un peón menos. Luego en el tiempo que dedicase al medio juego trabajara
con sacrificios de calidad y siempre pensando en el final.
Esas recomendaciones me fueron muy útiles cuando
andaba en mis años anteriores a la mayoría de edad y me ayudaron a ganar muchos
“sub 20” nacionales y a ser del equipo campeón centroamericano y del Caribe de
adultos cuando aún no cumplía los 19 años y desde 1970 representar a mi país en
eventos internacionales durante más de 40 años y a pesar de ser un poco
arriesgado, salve muchas partidas en finales inferiores y realmente he perdido
un número pequeño de partidas comparado a las veces en que he quedado inferior
y llegado al final con material de menos.
Meylán en más de 100 partidas jugadas contra maestros
nacionales para arriba en campeonatos de Cuba tras la Revolución, perdió menos
de 10 partidas, lo que era un record, ya que se consideraba el jugador más
sólido. En realidad hizo muchas tablas, pero porque se enfrentaba a jugadores
muy fuertes y lo hizo a edad avanzada, entonces tenía que hacer defensas muy
tenaces. Pero lograba siempre estar entre los premiados. Ya pasados los 60 años
de edad superaba a muchos de los que serían, una década después, los grandes
maestros de los que Cuba se enorgullecería.
Esta última recomendación de Meylán es importante
cuando uno inicia su carrera de ajedrecista y tiene que jugar gambitos y juegos
abiertos para ir tomando experiencia en las luchas tácticas. Cuando un ataque
se enfríe siempre será útil encontrar la manera de entablar la partida, sobre
todo cuando uno ha sacrificado un peón o la calidad. Es muy útil conocer
posiciones “fortaleza” en los finales y los tipos de final que se pueden
entablar con inferioridad material. Y al saber como entablar, aprendemos
también como hacer más difícil que nos entablen cuando tenemos leve ventaja.
Cada hora en esos finales deja un poco más que una hora estudiando variantes.