Sabía que la cosa podía ser así. En un match, creo si no mal
recuerdo en 1966, entre el GM Tigran Vartanovich Petrosian, entonces campeón
mundial y el GM Boris Vasilievich Spassky, retador, comenzó el match con seis tablas, aunque la
quinta partida fue muy disputada y la sexta fue como si tomasen un descanso.
Después de la sexta, según citaba el académico Juan Vela Monet, director
entonces de la revista Jaque Mate de Cuba, el excampeón mundial Mikhail
Moiseievich Botvinnik dijo: “Si Petrosian hubiera jugado así en 1963 contra mi,
no me hubiera ganado el título. Lo curioso es que en varios de los matches
clásicos por el campeonato mundial tras las cuatro primeras partidas terminadas
en tablas, como sucedió en los matches Lasker-Schlechter de 1910,
Lasker-Capablanca de 1921 y Botvinnik –Bronstein de 1951, en la quinta ganó el
retador. En el match de 1966, tras seis primeras partidas terminadas en tablas,
el vencedor fue el campeón. De hecho Petrosian finalmente derrotó a Spassky en
ese match y retuvo el campeonato.
Pero los matches citados, exceptuando el de
Lasker-Schlechter, eran pactados a más partidas que el actual match, por lo que
aquí cada tablas pone en más crisis al que pierda la primera partida
Pero al decir que sabía que la cosa podía ser así, me
refería que quizás tuviera yo que hablar de pecesitos de colores para mantener
el interés del lector.
Y aunque he recibido unos pocos email comentando o opinando algunas
cosas de mis boletines, la verdad es que parece que poco he sido leído. Por
ello quiero comentar, como otros comentaristas ya comenzaron a hacerlo, sobre
la sede del match: la Galería de Arte Tretiakov. Presenta en estos días una
exposición realmente llamativa de ajedreces diversos y fotografías históricas.
Ya había adelantado Filatov, el mecenas que organizó el evento, que rodearía de
eventos especiales para dar un marco especial al evento. Como el escenario del
match con su cabina de vidrio y el diorama usual de eventos similares no hace
uno que distinga si el match se realiza en una bodega o en un museo, era
importante llevar al internet videos
diversos de la sede, porque lo único que veían los espectadores era los rostros
pensantes de los jugadores, el tablero y algo del diorama. ¿Y cómo íbamos a
comentar de los pecesitos de colores? La exposición especial de ajedrez ya dio
pie para algo, porque ya todos comentábamos las mismas cosas sobre los equipos de
los jugadores y su trabajo de preparación de las aperturas, de cómo es difícil sorprender a alguien ahora
que con las computadoras todo se investiga, de que si hay un duelo psicológico
entre el asesor de Anand, el GM Nigel Short y un personaje “secreto” del equipo
de Gelfand, etc.
Ya alguien, con tono de burla me escribía: “Si nos aventaste
una biografía de Chebanenko porque jugaron su variante, ya esperamos la de
Sveshnikov ahora que salió como novedad en el match, y si juegan la “Puerco
Espín”, ¿nos darás una disertación de zoología?” ¡Compadre! ¿Qué quiere usted
que haga? ¿Empiezo a despotricar contra la oligarquía de la FIDE y su suicidio
virtual o formamos otra asociación como la de Kasparov cuando su match con Short?
Las cosas son así, ya sabía que esto podía pasar…