24 may 2010

Refritos de hace 5 años

¡En la Torre!
Por MI Raúl Ocampo Vargas.

Proyectos de Campamentos de Ajedrez.

Desde la fronteriza ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas; un amable lector me hacía varias preguntas sobre lo que podría ser un campamento de “verano” de ajedrez para niños y jóvenes de un rating entre 1200 y 1400.
Preferí contestarle de manera abierta, pues al mismo tiempo de su misiva, recibí algunas similares, principalmente desde Guadalajara, Jalisco y desde San Luis Potosí.
¿Que aspectos debe uno contemplar para realizar una experiencia tan especial como un “campamento” de ajedrez para jugadores aficionados o niños y jóvenes que tienen aspiraciones, pero se encuentran en los niveles iniciales del ajedrez?
Permitanme hablarles primero de algunas experiencias relacionadas:
En 2001 realicé una especie de breve campamento en Zinacantepec, Estado de México; con los seleccionados mexiquenses infantiles y posteriormente en 2004 también lleve a cabo un pequeño curso, principalmente de aperturas, con niños veracruzanos en la hermosa ciudad de Alvarado.
Aunque las características fueron muy diferentes, de ambas experiencias derive algunas conclusiones importantes y ciertos patrones.
De otras experiencias similares, podría hablar de las siguientes: Allá por 1993 también lleve a cabo, durante un período vacacional, unas jornadas intensivas de entrenamiento con mis alumnos de la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel Azcapotzalco; si bien todos los participantes eran mayores de edad, entre 19 y 25 años.
Otra experiencia, esta vez con jugadores del más alto nivel de México, la realicé en una temporada previa a su participación en las Olimpíadas Mundiales de Ajedrez, con los actuales Maestros Internacionales Rafael Espinosa y Guil Russek.
También con un grupo de estudiantes universitarios, de entre 18 y 22 años, laboré como asistente del entrenador principal, el muy experimentado Maestro Internacional Eleazar Jiménez, en la Universidad de la Habana, Cuba; si bien este grupo era muy hetereogeneo y los objetivos más que de excelencia deportiva, era de adquisición de cultura ajedrecística general.
Sesiones de entrenamiento en pequeños grupos, de par a par, o como”second” consistentes en muchas horas, en jornadas previas a un evento específico; trabaje con el MF Escondrillas y el MI Espinosa; así como con el GM Nogueiras; además de participar en el “cursillo” con el GM Gipslis que ya mencione en artículo anterior.
En 1993 tuve una serie intensa de sesiones de trabajo con un solo jugador, de nivel universitario y de gran talento, el Maestro Alejandro Albarrán.
En todos los casos citados, las jornadas fueron intensas, por lo general superiores a cuatro horas de trabajo por día y durante períodos continuos, es decir, sin días de descanso. En algunos casos, en pocos días; pero en todos con un total de más de 15 horas de trabajo por lo menos, y de 60 horas en el más intenso.
En todas esas experiencias el nivel de juego de los participantes y la edad también fueron muy diferentes.
De 1976 a 1989 conduje continuamente cursos para jugadores universitarios como parte de mi labor como profesor en la entonces ENEP Acatlán de la UNAM (hoy FES Acatlán). Si bien estas actividades eran de corte regular y no similar a las anteriores citadas como relacionadas a los trabajos de campamento, en ellas trabaje con estudiantes que tenían diversos niveles, muchos de ellos ahora Maestros FIDE y Maestros Internacionales y un par de decenas de ellos obtuvieron su clasificación FIDE en ese período. Sus edades variaban entre 18 y 25 años y el trabajo con ellos era muy diferente al que se debe realizar con jugadores infantiles, pero una gran cantidad de ellos tenian un nivel entre los 1200 y los 1900 de rating.
Entre 1986 y 1989 desarrolle cursos intensivos de 40 horas con profesores de educación media básica de la Secretaria de Educación Pública de México, para preparlos como instructores que laborarían en clubes de ajedrez en planteles de ese nivel; capacitando para ello a unos 200 de esos profesores. En este tipo de cursos, la logística, si no el contenido, si era muy similar a la que se realiza en un “campamento”, máxime que10 de esos cursos se realizaron en ciudades del interior y durante un período de una semana, tanto los ponentes de los cursos, como los que lo tomaban, estaban totalmente dedicados al curso y provenían de ciudades diferentes a la que era la sede del curso. En 1989 también, en un centro vacacional, realice un campamento para instructores de ajedrez del ISSSTE, en que entre los participantes se encontraban jugadores entre 1900 y 2100 de rating y que además tenían alguna experiencia trabajando como entrenadores.
De todas esas experiencias en conjunto, se derivaron muchas conclusiones y podría extraer interesantes enseñanzas que podrían ser muy útiles para cualquiera que planifique realizar un “campamento” de ajedrez.
Quisiera yo priorizar las siguientes:
1. Se puede hablar de tres tipos de entrenador o “coach” para realizar tales “campamentos”.
El primer tipo es el entrenador para jugadores aficionados en camino a la maestría.
El segundo tipo es el entrenador o coach para jugadores de altas ambiciones deportivas, jugadores ya con cierto grado de elevado nivel y con formación casí definida.
El tercer tipo es una especie de”coach” o “second” que trabaja individualmente o por parejas con jugadores de alto rendimiento y en que el papel es más bien de auxiliar y de especie de “administrador” del trabajo de un jugador que ya tiene una metodología de entrenamiento y en ocasiones tiene un nivel de juego práctico superior al de su “coach” pero que deriva beneficios de la mayor experiencia o cultura ajedrecística de su, usualmente de mayor edad, colaborador.
Hay entrenadores que reunen las cualidades, conocimientos, competencias y habilidades para desempeñar esos tres diferentes papeles; pero la mayoría están especializados en uno o dos de esos roles.
Se puede decir que cuando los pupilos son más jóvenes o menos experimentados, el entrenador debe tener mayores conocimientos y capacitación en pedagogía y psicología que cuando trabaja con jugadores más experimentados o de mayor edad; y que cuando se trabaja con jugadores fuertes, el factor que proporcionalmente es más importante es su experiencia personal en competencias, su capacitación técnica específica en ajedrez, su metodología del entrenamiento y , curiosamente, sus conocimientos en el manejo de instrumentos de apoyo, tales como bases de datos de ajedrez computacionales, y de la bibliografía técnica de ajedrez; si bien es muy importante conozca ampliamente la psicología aplicada al ajedrez y sepa establecer una buena relación personal con sus entrenados.
2. Los “campamentos” también son de diversos tipos o características, dependiendo de los participantes y las metas en lo que a excelencia deportiva se refiere.
Pueden ser “campamentos” de alto rendimiento, semi recreativos, de inducción al ajedrez, de capacitación para instructores, entrenadores, arbitros u organizadores; para niños y jovenes; o para adultos, e inclusive para personas de la tercera edad o de vivencias y talleres para ejecutivos, empresarios, o integrantes de equipos de trabajo de organizaciones o empresas de diversa índole. Pueden los campamentos tener actividades diversas, incluso torneos intercalados o al final del curso (este modelo fue usado en Zinacantepec, y es muy común en los campamentos de ajedrez comerciales en los Estados Unidos).
3. El material y sus contenidos que deben ser utilizados también pueden tener muy diversas características. En algunos casos el material que se “lleven” los participantes puede ser más importante o tan importante como el curso en si; puede ser también con tareas fijadas a realizarse entre los períodos entre campamentos, como en el caso de la “Escuela de Botvinnik” y la relación entre entrenados y entrenadores no se suspende tras el campamento, sino que se continúa por períodos muy largos de tiempo, a veces con cortes anuales.
También se pueden realizar campamentos en que son como experiencia única y aislada, y los entrenadores y entrenados solo tienen relación entre ellos durante el tiempo limitado del campamento.
4. Los campamentos, para extraer el mayor beneficio, deben tener actividades variadas, incluyendo algunas no ajedrecísticas, pero planeadas para influir indirectamente en la superación del nivel de ajedrez de los entrenados.
5. Un factor fundamental para el éxito de los “campamentos” es un examen previo; con énfasis en determinar el nivel con que llegan los entrenados al campamento y en sus características psicólogicas. Para realizar los cursos de manera efectiva es indispensable contar con la evaluación de un psicólogo educativo que guie a los entrenadores en la mejor manera de comunicarse con sus alumnos. La importancia de este aspecto crece indirectamente proporcional al tiempo de duración del campamento. Así también crece la importancia de la evaluación previa técnica. Sin conocer con exactitud el nivel de conocimientos y habilidades de los pupilos al comenzar el curso; y sin conocer la manera precisa de comunicarse con ellos y sin la guía de como hacerlo por personal profesional; los objetivos del campamento no podrán ser alcanzados a satisfacción.
Un examen físico previo es importante también, pues las actividades físicas en el campamento deben ser adecuadas a la condición física de los entrenados.
6. El examen final, técnico, psicológico y físico; es de gran importancia para la realización de campamentos o cursos posteriores, o para realizar el seguimiento adecuado de los entrenados después del curso.
7. La planificación técnica, programática y logística es, obviamente, parte fundamental del éxito. Tener una bien preparada batería de examenes previos y finales; un contenido de material de estudio adecuado y bien balanceado; experimentado y sancionado técnicamente, es lo que dará calidad al curso.
8. El factor humano es esencial. Un programa de primera calidad, con examenes de primera calidad, requiere personal de primera calidad. Es díficil decir que es más importante: si un programa “A” con contenidos “A” o personal “A”. En la práctica un programa “A” salva a un personal “B”; y un personal “A” puede salvar un programa categoría “C”: En algunas localidades tal vez no puedan obtener el personal de categoría “A”; pero no veo porque no puedan contar con programas “A”; ya que para conseguir estos, en un mundo globalizado, se pueden obtener desde cualquier distancia.

Por ahora, dejo pendientes algunos puntos, pero prometo continuar con el tema. Agradezco profundamente el interés que han mostrado los lectores por este tipo de artículos, que han roto todos los records respecto a emails recibidos, alcanzando romper la marca de los 200. Eso patentiza el interés y la demanda que hay sobre la posibilidad de realizar este tipo de actividades. Por supuesto que continuo haciendo el ofrecimiento que los que escriban su opinión a chesscom@hotmail.com recibiran un archivo de regalo; sólo que pido su comprensión en el tiempo que tardaré en enviarlo, pues la demanda fue mucho más numerosa que lo esperado. Gracias a todos.

Ciudad de México a 20 de mayo de 2005.