El jueves 7 de agosto se supone
se realizarán las elecciones en la FIDE. Aunque siempre puede haber sorpresas,
el enorme peso de que el 85% de las federaciones de América votarán por el
actual presidente parecen garantizar la reelección.
No extraña que el AI Jorge Vega
Fernández haya cumplido bien su misión, pues ha demostrado a lo largo de su
vida que cuando algo se lo propone lo logra. Posee una facilidad para detectar
puntos débiles y los factores relevantes para el éxito de la tarea y no sufre
de algunas trabas que los hombres de talento padecen, por lo que su
inteligencia pura resuelve problemas y vence obstáculos.
Además me parece que muchas
federaciones parecieran estar hechas a imagen y semejanza de FIDE, acentuando
en mucho los aspectos que algunos critican a FIDE, sobre todo su linealidad y
su manera única e inflexible de rumbo, además de su protección a la
arbitrocracia y el atender sólo a los jugadores estrellas para tenerlos
contentos y al jugador medio simplemente ignorarlo, pues a veces tendrán voz,
pero no foro.
Por otro lado, Kasparov siempre
ha sido el peor enemigo de Kasparov y eso de escoger para sus enemigos a
personajes de tal tamaño como Putin y atacar casi todo lo que viene de una gran
patria rusa que le dio todo y ponerse del lado de gente no muy recomendable y
que terminan aprovechándose de él, cuando Kasparov cree que es él el que se
aprovecha de ellos, cava una tumba a su elección y si no cambia radicalmente,
algo que no va con su estilo, lo que pudo de hacer de bien por el ajedrez, se
perderá en las buenas intenciones que se tienen en los malos caminos.
Recuerdo lo que escribió Antonio
Machado una vez:
“Que todo hombre sea superior a
su obra es la ilusión que conviene mantener mientras se vive. Es muy posible,
sin embargo, que la verdad sea lo contrario. Por eso yo os aconsejo que
conservéis la ilusión de lo uno, acompañada de la sospecha de lo otro. Y todo
ello a condición de que nunca estéis satisfecho de vuestro hombre ni de vuestra
obra”
De Kasparov hay que admirar su
obra, incluso muchos de sus escritos fuera del área de su especialidad, que es
el ajedrez. Pero ya como persona, hay que tener la saludable sospecha que
recomienda Machado.
He conocido personalmente a
muchos de los grandes creadores, y si bien su obra es irreprochable, en muchos
su personalidad es variopinta, pues el ser humano no es ni ángel ni bestia.
El solo hecho de querer ser
dirigente máximo de un organismo de tanta opacidad como es FIDE, ya hace un
mucho dudar de su valer como persona.
Las sombras van bien con los que
provienen de las sombras. Cuando uno se pone a escudriñar el origen de grandes
dirigentes del ajedrez, uno se topa con opacidad, opacidad, incertidumbre y más
oscuridad.
Me interesó mucho el artículo del
6 de agosto de 2014 publicado por el New York Times sobre Kasparov y sus
aspiraciones. Proviene, estoy prevenido, de la ciudad en que Kasparov tiene sus
principales aliados y alianzas, pero al columnista le fue imposible no
reconocer las facetas extrañas de los dos contendientes por el mando en la
FIDE. Parece simple cuando dice que lo de la FIDE se convirtió en una pelea
personal entre Kasparov y Putin, por lo que no le queda duda que el vencedor será
el premier ruso, que por otra parte hoy hizo un anuncio que hará temblar a la
economía mundial: Rusia cierra por un año las importaciones que provienen de
los países que apoyan las sanciones que hace Obama a Rusia. Billones de dólares
perderán algunas empresas y mientras Putin ya anda en el 85% de aprobación de
sus gobernados, el más alto de cualquier dirigente en el mundo, Obama tiende a
llegar al 47 o menos %.
Puede haber sorpresas en las
elecciones de FIDE, pues más del 88% de los ajedrecistas que tienen su nombre
en la lista de FIDE del Elo apoyan el cambio y admiran a Kasparov, como lo
muestran encuestas de muchos sitios webs, los votos los emiten personas que no
aparecen en esas listas, muchos de los cuales jugaron partidas en torneos de
ajedrez hace más de 20 años, y que no admiran a Kasparov como jugador, sino a
los dirigentes máximos de FIDE actuales que han sabido apoyarlos. Un 60% está
decididamente a favor de la reelección, otro 18% no, pero votará tal vez por la
reelección por los más diversos motivos. De ese 78%, más de la mitad quisieran
no tener que regresar a su casa y enfrentar el repudio de sus agremiados
locales, pero no tienen de otra. No es cosa de ir contra los propios intereses
y los del jefe. Tal vez un 45% ni siquiera han tenido que considerar o sopesar
por quien conviene votar. Es más fácil la política de “como va, siga”. Ojala
haya un 20% que pensase lo que yo: “El cambio es necesario, pero de los males
el menor, Kasparov puede dañar al ajedrez más que Kirzán, y tal vez en una FIDE
dividida sean más factibles los cambios”. Realmente las elecciones pueden afectar poco
al ajedrecista común. Pero si la FIDE en lugar de arma política para Kasparov,
se vuelve en alguna forma la de Putin, el panorama será más prometedor, aunque
los orígenes igual de opacos.