Durante años la norma generalizada de
los países occidentales en la enseñanza y entrenamiento en ajedrez, a cualquier nivel, ha sido la de promover el
estudio con los libros, mientras que en la URSS y ahora en Rusia, se iguala con
la tendencia a trabajar con las notas de clases y apuntes de conferencias
magistrales. La razón era muy sencilla, casi no hay clases bien estructuradas y
conferencias magistrales. De hecho, en lo que toca a las clases académicas en
universidades occidentales se da
prioridad al estudio de los libros que a los de notas y apuntes de clase.
En
la URSS se producía mucho material impreso de ajedrez, pero no lo suficiente
como para cubrir la demanda de varios millones de ajedrecistas. Un buen libro
salía con un tiraje de 100 mil ejemplares y se distribuía más o menos de la
siguiente manera: era requerido por unos 20 mil instructores y entrenadores,
por otros 30 mil jugadores de alto nivel y unos 10 mil para bibliotecas
públicas. 5000 se enviaban a venta al extranjero, y los restantes 35 mil se
vendían a los aficionados que hacían colas para comprarlos, además que costaban
poco más de cuatro dólares en lo general.
En
estos tiempos, en pleno 2016, vi un libro: “Ajedrez con ciencia” que se vendía
en las librerías en La Habana a un equivalente de 20 pesos mexicanos. Menos de
un dólar. Lo que allá cuesta una cajetilla de cigarrillos, o una pizza.
Obviamente se agotará pronto. En México ese libro se vendió rápidamente en $200.00
pesos mexicanos, diez veces lo que cuesta en La Habana.
Algo
así pasaba en la URSS. Adquirí muchos libros de ajedrez en ruso en los años
sesentas y setentas del siglo XX en dos dólares o tres, mientras que su
traducción al español costaba 13 dólares promedio. Poder leer en ruso me ahorro
mucho dinero en mis tiempos de estudiante, además de que luego vino la “Xerox”
cultura, fotocopiar todo. Ahora se escanea el PDF y se bajan cientos de libros
al costo de pasar horas buscando y descargando, pero asi se consiguen hasta los
libros ya agotados y que no se pueden comprar.
El
caso es que las fuentes de conocimiento en la URSS eran muy diferentes a las
del Occidente.
Internet
ha dado otra dimensión al asunto en el ajedrez occidental.. Directivos,
académicos y expertos de la enseñanza y entrenamiento del ajedrez en varios
países, sobre todo en Rusia, Ucrania y Armenia, igual que en muchas universidades académicos de
diversas carreras, insisten hoy en el cuidado a la hora de elegir el contenido
y la fuente a los que acuden los estudiantes de ajedrez.
Esta
preocupación se da ante la evidencia de que no todos los estudiosos logran
acceder a contenidos de calibre, ya sea por falta de interés, por habilidades
pobremente desarrolladas, el llamado “facilismo” académico o porque acuden a
fuentes de villamelones que publican de todo y que no cumplen con los
estándares mínimos consensuados de lo que podemos llamar información
científica, en el caso de carreras universitarias, o de nivel responsable y
probado, en lo que toca al ajedrez.
Hay
una necesidad entre los aficionados jóvenes y adultos al ajedrez de una alfabetización
informacional en todos los niveles.
En
todos los programas de estudio de ajedrez en muchos países, se ha recomendado
incorporar la informática aplicada en el ajedrez, pero con bases sólidas, que
enseñen a separar lo valioso de lo banal. Hay que insistir en la urgencia de una
formación de habilidades o competencias requeridas para la obtención, análisis
y utilización de la información de ajedrez actual, apegada a la instrucción
necesaria para conocer bien la manera en que funcionan las fuentes abiertas de
información de ajedrez y los recursos que ellas poseen.
En
periodismo es famoso un proverbio mitad divertido, mitad en serio, que asegura: tan importante como saber, es
tener el teléfono de quien sabe. En ajedrez es tan importante saber, como donde
y con quien buscar, a que autor hacer caso y a que viene viene pasarle la
página y correrle y “ alejarse y decirle a quien tengas más confianza”.
Además
de entrenadores e instructores de ajedrez, en la URSS y en Rusia se formaron
los “expertos gestores de información y contenidos”, que si en el siglo XX eran
muy valorados, ahora con el Internet tienen un papel determinante.
Ahí
se tocan mucho las formulas Made in Rusia con las de Carlsen, en la importancia
de apoyarse en gestores de la información. Para estructurar cursos que produzcan
los jugadores de nivel y los instructores capacitados adecuadamente, el papel
de esos gestores eran fundamentales en la URSS y ahora son un tesoro.
Algunos
entrenadores, hablando de sus alumnos decían. . “Se llegó a la conclusión que
para que algunos jugadores alcanzasen la excelencia y para que algunos
instructores los puedan ayudar en su camino, ambos necesitaban cierta ayuda
para adquirir algunos hábitos y habilidades, para un consumo productivo de la
información, entrenamiento que no tuvieron en su etapa inicial de desarrollo”
Un
emérito gestor de información de Cuba comentaba en la Universidad de La Habana,
el Dr. Santovenia, decía:
“Hoy
la bibliografía virtual está más extendida y es constantemente manejada por los
estudiantes, pero igual coincido con quienes creen que es conveniente ayudarlos
en la tarea de “obtener, crear, distribuir y utilizar información”, por ejemplo
en ciencias, por el enorme volumen de conocimiento existente, y promover
habilidades a la hora de seleccionar la información pertinente.”
“Quien
no sabe lo que busca, remata Santovenia, no puede interpretar adecuadamente lo
que encuentra”.
Todo
esto se aplica al ajedrez, cien por ciento.
.El
jugador o entrenador que maneja distintas herramientas digitales, pero sin la
suficiente perspicacia, le dará solo un uso parcial y poco efectivo
Las
cuestión no es atiborrarse de contenido, sino de “saber hace” conocimiento.
Un
prontuario de contenido a la mano es importante y hay que hacerlo. (extracto de
Selecciones de Bucanero de Ajedrez, CONTINUARA).