ANTOLOGIAS.
En
prácticamente todos los países existe un grupo de jóvenes ajedrecistas que ha
truncado su itinerario en el mundo del ajedrez
debido a muy diversas razones
económicas, sociales, familiares o simplemente situaciones de su entorno, pero
un gran número por problemas de orientación o guía. Jóvenes que se encuentran
en una situación de abandono y a la deriva. Sin gran conocimiento, terminan
insertándose en opciones de práctica y entrenamiento irregular y sin planeación,
con formación de lagunas de conocimiento y adquisición de hábitos que mermarán
sus posibilidades futuras.
Intentan
definir sus futuros escenarios en el ajedrez, pero en esa dinámica a ciegas,
mientras buscan abrirse camino, van de alguna manera “rebotando” entre la
diversidad de opciones que se les presentan para estudiar ajedrez y practicar
participando en torneos, a veces tras un premio, a veces tras el fogueo, pero
siempre sin un plan concreto, sin un objetivo claro.
De
las muchas tareas que debiera asumir una asociación o una federación, debiera
ser la de brindar orientación y no solo concretarse a dizque preparar
selecciones, otorgando fondos y responsabilidades a personal de dudosa
capacidad pero si comprobado amiguismo y “lealtad” al que tiene el poder de
repartir el escaso dinero que los gobiernos dan a las entidades deportivas para
fingir que hacen algo por los ajedrecistas federados.
La
publicación de una guía de estudio, y mejor aún, de una antología, es una de
las muchas posibles soluciones ya muy probadas y que han sido exitosas en
muchas ciudades. Una antología planeada por un grupo de entrenadores y autores
podría ser como de unas cien cuartillas tamaño carta y que cada ejemplar sería
de un costo de unos 3 o cuatro dólares, ahorrando así unos 50 o 60 dólares a
los jóvenes ajedrecistas. Incluso vendiéndolas a 6 dólares, significaría un
gran ahorro para los jugadores y además podría dejar algún fondo a una
asociación.
Sería
tan sencillo invertir en hacer unos 200 ejemplares y con las ganancias imprimir
otros 200 y así hasta que cada ajedrecista joven tenga su antología. Algunos
ajedrecistas más veteranos podrían comprar tres o cuatro ejemplares y donarlos.
Sería una labor de verdadero apoyo al ajedrez, pero una asociación incluso
podría dar una antología a cada inscrito a algún torneo. Es cosa de decidir
hacer algo serio, no solo ver cómo sacar dinero a los ajedrecistas con la
patente de corsario de ser presidente de asociación.