Las
tradiciones mexicanas del Día de Muertos resaltan que nuestros seres queridos
fallecidos viven mientras están en nuestra memoria, que si siguen en presencia
de nuestros corazones perseveran en nuestro mundo y nos alumbran los caminos
oscuros.
Da
enorme tristeza cuando se constata que en los jugadores jóvenes actuales hay
una ignorancia sobre aquellos que antes que nosotros recorrieron las mismas
veredas y de alguna forma hicieron caminos que facilitan nuestros pasos. A mis
alumnos actuales trato de trasmitirles que muchos de los conocimientos que
ahora están a su disposición, lo están porque muchos otros, en tiempos pasados,
nos dejaron un legado que fue acopiado con esfuerzos y desvelos, con afanes y
con conciencia de que lo que importa en esta vida no es tener, sino ser, y que
lo importante es haber sido la diferencia.
Pero
si los campeones nacionales recientes a veces son poco recordados, ¿Qué memoria
posible habrá de los que fueron campeones hace medio siglo.
Repasaba
yo un viejo libro que me recomendaron hace ya más de 50 años. Un maestro muy
apreciado y respetado por mí, José de Jesús Mondragón, me decía que el libro “Modern
Chess Opening Theory” del GM Alexei Suetin era notable, no solo por los
capítulos sobre como razonar en la apertura, sino sobre la metodología para
estudiar un sistema de aperturas en especial. Desde mis primeras clases que
ofrecí en la UNAM, donde comencé como profesor hace 40 años, ese libro, con
acotaciones del Maestro Mondragón, fue la clara guía de mis clases para
aquellos ambiciosos jóvenes con los que colaboré para que terminarán sus
estudios profesionales y al mismo tiempo, prácticamente el mismo año, alcanzasen
su título de Maestro FIDE. Ya con el tiempo llegaron otros libros, otros
métodos, pero esa primera guía del Maestro Mondragón fue el faro que ilumino
los vacilantes pasos de un joven de 23 años que se iniciaba como el primer
jugador de ajedrez que era reconocido como profesor de asignatura de la
Universidad Nacional Autónoma de México.
Diez
años después, conversando con el GM Alexei Suetin, que en ocasión del Torneo Interzonal
de Taxco venía como entrenador de la delegación soviética con los Grandes
Maestros Mikhail Tal y Yuri Balashov, donde yo dirigía la prensa y elaboraba el
boletín del Torneo, en aquellas largas horas de charlas con que el GM Suetin me
benefició, pude mostrarle aquel libro de su autoría para que me comentase de
las notas del Maestro Mondragón, aquellas con que me había regalado como
orientación para usar aquel apreciado libro.
El
GM Suetin tuvo muchos elogios sobre las notas y quiso conocer más del Maestro
Mondragón. Le comenté que era primer violín de la Orquesta Sinfónica de San
Diego, California, y además de sensibilidad artística, tenía la vocación de
mentor y le hablé de sus alumnos más destacados como el ahora MI Félix
Villarreal y el MF Juan Gómez. Le conté que en 1977 había tenido el honor de
ser el capitán de un equipo nacional estudiantil en que ambos tomaron parte y
como se expresaban de su maestro, Don José de Jesús. Luego vimos algunas
partidas jugadas por Mondragón en la Olimpíada de Siegen de 1970.
Ambos
ahora están fallecidos, Mondragón y Suetin. Pero quisiera de alguna manera que
vivan en la memoria de los jugadores jóvenes que no los conocieron. Para que
sigan viviendo en el recuerdo y nunca se desvanezcan. Vivieron y en verdad
hicieron la diferencia en mí, y a través de mí, en muchos de mis alumnos. Es lo
que más deseamos los que damos clases, que se nos recuerde haciendo la
diferencia.