27 feb 2012

Media Noche en París o Moscú.



Durante la entrega de los Oscares, cuando hablaban del filme Media Noche en París, en que una persona como que entra a una dimensión y viaja al pasado, en una época en la que hubiera estado feliz charlando con Hemingway, Gertrude Stein, Picasso, Buñuel y Salvador Dalí; no pude si no pensar en un viaje al Moscú de 1925 para tratar con todos esos grandes ajedrecistas y el ambiente de la “fiebre de ajedrez” que había en la capital de la joven Unión Soviética.
Con las notas de Alexander F. Ilin Genevsky me he familiarizado con muchos con los que hubiera tratado en esos días. La descripción que hace de algunos personajes es muy completa y viendo las fotos que tengo de esa época, creo que reconocería fácilmente a cada participante del torneo y a muchos de los que estuvieron de espectadores.
Con la imaginación es fácil recrear la situación y el escenario. Los filmes “Capablanca” y “Fiebre de Ajedrez”· que se centran en ese evento, prácticamente hacen fácil imaginarse como los aficionados al ajedrez vivieron las escenas. Además de las crónicas publicadas por la revista “64” de esos años y el libro publicado en ruso y en inglés de Ilin Genevsky, al tiempo que revisar las notas manuscritas del archivo del maestro, que tienen mucho de lo que no llegó a publicarse del evento; pude revisar los libros de los psicólogos que entrevistaron a los participantes.
Ahí ve uno las evaluaciones psicológicas que hicieron del GM Carlos Torre Repetto y me queda muy claro que lo tenían por una persona cabal y muy estable, sumamente creativo pero práctico y con mucha seguridad en si mismo.
De ninguna manera estimaron que pudiera sufrir cambios drásticos en esa personalidad en menos de un año, como correspondería a una persona con una crisis nerviosa a los 21 años de edad.
Notables son las observaciones del maestro Ilin Genevsky, que estaba muy preocupado en descubrir la clave de la excelencia en ajedrez, pues estaba a cargo de un movimiento por la difusión masiva del ajedrez, pero que al mismo tiempo buscase la calidad y la cantidad.
Su cercanía con Lenin, durante su exilio en Ginebra, junto con la influencia política del Procurador de Justicia y al mismo tiempo líder del movimiento del ajedrez, Nikolay Krilenko, posibilitaban que contase con todos los recursos para la tarea. Pero la preocupación era descubrir como los maestros de ajedrez alcanzan la excelencia y repetir así, masivamente, los modelos exitosos.
Los psicólogos y pedagogos más prominentes los comisionaron a observar el evento. Ilin Genevsky recuerda que la idea era parecida a la de Pedro el Grande, Zar de Rusia, cuando quería formar su ejército e invito a eminencias militares extranjeras para que de ellos aprendiesen los generales rusos. Cita casos a lo largo de la historia de Rusia de la importancia de aprender lo máximo de los avances del extranjero. Militares famosos como el héroe norteamericano John Paul Jones y el prusiano Clausewitz, viajaron a Rusia en diferentes épocas para adiestrar a los rusos. Esa era la idea de aquel primer evento internacional tras el triunfo de la Revolución Rusa.
Los interrogatorios eran exhaustivos, querían ahondar lo más profundo posible para hallar la clave de la excelencia de esos grandes jugadores. Ilin Genevsky presionó mucho para que viajasen a Moscú tanto europeos como de otros continentes. Si bien la participación de Capablanca, por ser en esos momentos campeón mundial, ya era importante de por si, el ser no europeo, sino de un país casi desconocido como Cuba, era de un atractivo especial. De por si Capablanca era el modelo para todos los entrenadores soviéticos que querían descubrir el secreto que le daba tan amplia ventaja sobre sus contemporáneos. Frank J. Marshall, de Estados Unidos también era muy interesante para ellos, pues su cultura y manera de ser distaba mucho de la de los maestros europeos tan clásicos. Marshall simpatizaba a los soviéticos por ser tan poco respetuoso de las maneras ortodoxas de pensar de los alemanes e ingleses, por lo que también fue objeto de estudios especiales. Carlos Torre era para ellos la joya del grupo, de un país que había protagonizado la primera revolución social del siglo; de un estilo muy moderno de juego que no se parecía a ninguno europeo, muy influenciado por el americano Pillsbury y por Capablanca.
Al principio se desencantaron un poco de Torre al averiguar que había vivido solo los primeros ocho años de vida en México y era muy ajeno a la revolución mexicana; pero al conversar más con él, se dieron cuenta que provenía de un a familia que había tomado el exilio político cuando se enfrentó a la contrarrevolución. La consigna fue entonces trabajar ideológicamente con Torre y hacerlo un convencido partidario de las ideas socialistas de la Unión Soviética. Prácticamente en las notas del maestro llin Genevsky se denota una misión planeada para hacer de Torre un socialista convencido.
Lo lograron, pero al hacerlo le harían un daño terrible a un joven que había sido objeto especial del patrocinio de algunos magnates norteamericanos. Pero las contradicciones entre los orígenes políticos de Torre y la vida que llevaba recientemente en Nueva York, ya lejos de la influencia de sus familiares y protegido y patrocinado por personajes norteamericanos de ideas muy diferentes a las que Torre había recibido en el seno familiar, lo hacían particularmente vulnerable a nuevas influencias, sobre todo en un país como la Unión Soviética que se encontraba en plena fragua del cambio social, de mundos nuevos totalmente inesperados para una persona sensible como Torre.
Moscú 1925, hubiera sido tan interesante como aquel París de Media Noche del escritor del siglo XXI que quería tratar a Hemingway en los años 1930s…