Varios libros de Kotov fueron bestsellers a fines del siglo
XX, sobre todos los de Piense, Juegue y entrene como Gran Maestro, una trilogía
que se publicó en varios idiomas.
Pero Kotov fue tan prolífico que escribió una novela
histórica que luego derivó en una obra de teatro y un filme, aunque tanto libro
como obra y filme son desconocidos prácticamente en occidente por ser
realizados únicamente en idioma ruso.
Pero para los que se consideran conocedores de las
creaciones de Kotov siempre hay sorpresas.
Recientemente recibí dos libros de Kotov, “Maestría” y “La
ardilla dentro de la Rueda” que no conocía y que fueron publicados en la URSS y
que me eran desconocidos a pesar de que uno de ellos tuvo un tiraje de 100 mil
ejemplares en 1975.
Los lectores hispanófonos conocemos el famoso “Apuntes de un
Ajedrecista” que contiene solo relatos autobiográficos, como los dos libros
recién “descubiertos”, y podemos atestiguar que Kotov por lo menos era un
escritor de relatos de aceptable calidad y de contenidos excelentes para los
que se interesan en ajedrez y por ello me puse a leer estos libros, aunque tuve
que dejar, temporalmente, una novela, seguramente mucho mejor escrita, por
Tolstoy, pues casi siempre, me confieso culpable, priorizo los temas de ajedrez
en mis lecturas.
Aunque lecturas con idea de motivar a los jóvenes a que se
acerquen al ajedrez, la lectura de esos textos me dejaron un sabor de ciertas
dudas sobre si en el ajedrez, pedagógicamente hablamos, estamos hacia atrás y
no avanzamos. Por lo menos empiezo a dudar si en las actuales escuelas de
ajedrez derivadas de la URSS se está equivocando el camino y presionamos mucho
a los jóvenes a que la excelencia en ajedrez sólo se mide en las competencias y
no se transmite ahora con eficacia y honestidad lo que realmente debe buscarse
en el ajedrez.
Estoy pensando en “voz alta” o más bien a vuela pluma, pero creo que este
tipo de libros es el que debieran traducirse para los jóvenes y no los
puramente técnicos. Tengo que reformular algunas cosas.
Hay varios libros recientes que han criticado el camino o
tendencia actual que los entrenadores seguimos sobre la enseñanza del ajedrez.
Uno de ellos es “Juegue ahora y piense después”, en que parece que el andamiaje
de conocimientos que hemos creado para jugar ajedrez está repleto de partes
irrelevantes. Tal vez baste sólo transmitir métodos simples y resumir todo al
estudio de las famosas 300 posiciones.
El caso es que los libros recién leidos de Kotov me dejan un
sentimiento similar a cuando leí el Walden de Thoreau y de repente parece que
todo debe simplificarse al máximo.
El GM Razuvayev decía algo similar a lo descrito en una
conferencia del GM Carlos Torre que dio en 1926 en Ciudad de México y que no
hace mucho transcribí para mis lecciones. Razuvayev decía que estudiar las
posiciones que manejaba Rubinstein y Capablanca, bastaban para dominar el
ajedrez y que cuando mucho bastarían unas 1000 horas de estudio para alcanzar
la maestría basándose en las partidas de esos dos grandes.
Cada libro “nuevo” leído crea más preguntas que respuestas,
o como dicen los argentinos, tenemos más problemas para cada respuesta.