¿Qué
tipo de material deben estudiar los niños? ¿Cómo hacer que piensen más sus
jugadas? ¿Cómo fomentar su motivación y su disciplina? ¿Cómo saber si su
instructor es el adecuado?
Esas
son las preguntas más frecuentes que se me hacen cuando algunos padres de niños
ajedrecistas se me acercan o me escriben un email o un mensaje inbox en Facebook.
Desde
1926, tras los estudios serios realizados por psicólogos, pedagogos y jugadores
de ajedrez de alto nivel que en la Unión
Soviética se dieron a la tarea de diseñar un sistema de promoción y enseñanza
del ajedrez para que la sociedad de la URSS se beneficiase al máximo de la
práctica organizada del ajedrez y que se obtuvieran resultados óptimos de
masividad y calidad; se puede afirmar que ya hay casi un siglo de experiencias
documentadas de lo que funciona y lo que no funciona en lo que toca a la
instrucción y entrenamiento de niños ajedrecistas y de la capacitación del
personal que puede apoyar a que logren la mayor realización de su potencial.
En
base a ello, se sabe que tipo de material deben estudiar los niños. Libros y
manuales secuenciales que desglosen cada elemento del que se compone el razonar
en ajedrez, cuadernos de ejercicios que estimulen el aprender haciendo. Libros
que busquen el desarrollo integral de un jugador y no meramente la memorización
de variantes de aperturas. Pero muy importante: material que descubra las
bellezas del ajedrez y acerquen así al niño al “hechizo” del ajedrez.
Estudio
de la táctica y las combinaciones son lo que los libros y cuadernos de
ejercicios tenían como tema principal en la producción editorial de la URSS y
ahora las escuelas de Armenia, la India y Rusia
más publican y recomiendan.
Cuando
el infante observa una combinación, como, casi por sorpresa, surge una jugada
que parece retar las reglas sobre material y en base a un pequeño detalle, difícil
de percibir, aparecen secuencias de jugadas que parecen arreglan mágicamente
una situación en que el rey cae derrotado, se crea esa “magia” que hará que el
niño desee crear y pensar esas bellezas que recién contempla en partidas de
maestros. Siente el placer de pensar y ya no podrá vivir sin disfrutarlo.
Curiosidad
es todo lo que se necesita estimular y poco a poco la naturaleza humana hará el
resto.
¿Cómo
hacerlos pensar más? Cuando comienza a encontrar las respuestas de manera cada
vez más rápida, hay que hacer la tarea gradualmente más difícil. Comenzar a
quitarle las imágenes visuales y que se acerque a las imágenes mentales. Ir
proporcionando los ejercicios gradualmente con cada vez un poco más de
dificultad. Que las sienta solucionables, pero a la vez que sean cada vez más
complejas. Que aprenda a medir el tiempo, sienta lo que dura un minuto, lo que
duran 30 segundos. Jugar a sentir el tiempo y medirlo. El pomodoro, la
clepsidra o un simple cronometro que le detengan a no dar una solución hasta
que por lo menos pase un par de minutos.
La
motivación vendrá de la contemplación de la belleza de una idea, de que observe
la producción ingeniosa de una combinación. Ante la premiación material,
contrastarla con el disfrute de la idea por si misma. Daño grave hacen los
premios en los torneos cuando se reciben a temprana edad. Aquí hay que
requisarlos y guardarlos hasta que se les de justo valor. Es mejor el
reconocimiento de la labor, del esfuerzo en el trabajo. Enseñarle al niño de
que se es responsable del trabajo, no de los resultados. No premiar la partida
ganada, sino que la manera de jugar la partida debe ser lo que cuente. Motivar
y disciplinar con amor y con la rigidez que requiere preparar a un niño para
que como adulto enfrente obstáculos continuos y a menudo incomprensibles.
¿Cómo
identificar al instructor malo? Se siente inmediatamente cuando alguien ama la
labor que desarrolla. Su cuidado en auto superarse, en conocer a sus alumnos y
en la firmeza de sus ideas. Si el alumno está listo, aparecerá el maestro
adecuado.
Las
Escuelas de Armenia, la India y de Rusia tienen en común la enorme cantidad de
tradiciones del Asia en que los bienes materiales pasan a segundo plano ante
los bienes intrínsecos del ser humano. El neoliberalismo ha tratado en esas
sociedades de vulnerarlas con el consumismo y la esclavitud a los disfrutes que
da lo comprado, pero han sabido combatir las tentaciones de lo fácil y efímero
con lo conseguido con esfuerzo y respetando el tiempo como lo más valioso que
el ser humano tiene. Respetan al tiempo con trabajo sólido y el tiempo respeta
sus creaciones. Culturas milenarias que resistieron los embates de los imperios
de la Europa Occidental y de las veleidades turcas y británicas son ahora
bastiones del milenario juego del ajedrez.
Mucho
hablar de ello y por eso planeo ir publicando libros de autores de libros de ajedrez
de la India, Rusia y Armenia; que poco nos llegan ante las promociones de
autores de habla inglesa y las publicaciones en castellano que responden a
fomentar una demanda donde la mala instrucción en ajedrez se haga crónica y los
padres de los niños gasten más, sin que signifique que sus hijos reciban el
material adecuado. Los padres así es normal que se sientan confusos y
desorientados. Son la base del fondeo del ajedrez de mercadotecnia y parece que
los mercaderes de Caissa quieren matenerlos así para exprimir con facilidad los
bolsillos. VEN ACA, parecen ser las siglas que rigen y no el Vamos Juntos.