Sólo
54 años vivió, (1910 - 1964), como Capablanca, Alekhine o
Tal, pero ¡Cuánto heredó al ajedrez! Un verdadero promotor de ajedrez, lo
acercó a miles de personas en una época en que no existían las facilidades para
escribir de ajedrez que ahora con el Internet existen. ¿Cuántas vidas
iluminaría Fred Reinfeld? Merecería monumentos en Estados Unidos como Petrosian
tiene en Armenia.
Cada vez que leo algo como de que Reinfeld escribió
demasiado de ajedrez, me da un dolor en el corazón.
Recuerdo en una carta que escribió a mi abuelo, el Dr.
Francisco Raúl Vargas, en 1934, como exhortaba a que el ajedrez se difundiera y
ofrecía gratuitamente sus artículos para que mi abuelo los tradujera y
publicase en su Revista Mexicana de Ajedrez, como se transpira el amor por el
ajedrez y enseñarle al público a estudiar ajedrez, a dar a sus semejantes un
gusto. Seguramente Reinfeld si hubiese usado su talento en promover cualquiera
otra actividad cultural, podría haber sido un escritor exitoso como Asimov o el
mismo Gore Vidal, toda proporción guardada, ganando un reconocimiento tal vez
más grande y más amplio que en el ajedrez y, sobre todo, más lucrativo. Pero
Reinfeld adoraba el ajedrez. Grande entre los grandes, debe estar en un lugar
especial en todo Panteón de los que aman el ajedrez.