En su libro What
It Takes to Become a Chess Master el GM Soltis hace recomendaciones muy similares a
las que se hacen en los textos armenios de ajedrez, algunas, inclusive, que aparecen en muy pocos, y menos conocidos
aún, textos soviéticos, como unas notas que Razuvayev me envió en 2004 sobre
conferencias de Botvinnik casi secretas. Se que Soltis consultó muchas notas
personales de entrenadores rusos, pero que no había visto publicadas en idiomas
que no fueran ruso o ucraniano. Realmente me sorprenden las similitudes.
Además, puedo añadir, que Soltis redacta las recomendaciones de mejor manera
que lo que aparecen en las notas “privadas” de las conferencias de Botvinnik.
El caso es que el libro de Soltis me parece magnífico y por supuesto ya estoy,
sino asimilando, al menos transcribiendo algunas cosas de ese libro.
Se
crítica la cantidad de libros que escribe Soltis y su continua producción, como
de una diarrea mental, si me permiten la expresión, pero indudablemente lo que
es en el GM Soltis y también el GM Nunn, el que sean tan prolíficos es algo que
más que criticarles es de agradecerles.
Se le
ha llamado el Fred Reinfeld de esta época, pero aunque quizás la idea de ese
mote sea peyorativo, me parece que entenderlo así sería muy injusto para ambos,
pues hay cosas de Reinfeld realmente notables y no debiera ser un autor
desdeñable, como muchos otros que, por diversas razones no reciben el aprecio
que merecen. Salta a mi mente la personalidad tan encomiable del MI Román
Torán, que como Ricardo Aguilera no han recibido reconocimiento por tan enorme
valor tienen. Otros que recuerdo son Manuel Marquez Sterling Loret de Mola,
breve presidente de Cuba y eterno en su magnitud como ajedrecista, político y
escritor. Qué decir de Don Andrés Clemente Vazquez, verdaderamente orgullos
ambos de la Cuba ajedrecista. Grandes creadores, debieran ser más reconocidos
por el público ajedrecista moderno. Han de tener su mármol y su poeta como
diría Antonio Machado.
Fred
Reinfeld, Soltis y Chernev son prolíficos o lo fueron, vivos y muertos siguen
dando. ¡Gracias, señor, por la Música! ¡Gracias por los prolíficos!