De acuerdo, además hace al que lo
practica de manera seria y organizada, un ser razonable, crítico y
experimentado en la toma de decisiones. Entonces si ayuda tanto, ¿Por qué se
considera que aquel que lo ha practicado mucho y que se acercó al ajedrez
aleatoriamente, pero lo abrazo como una ocupación importante, no es apto para
enseñarlo?
¿Es posible que una persona que
nunca se intereso por el ajedrez y que ya adulto le nace el deseo de enseñarlo
sea más capaz para tomar un cursillo y dar clases?
Entre los docentes, igual que
entre abogados, médicos, arquitectos, militares, veterinarios, hay muchos
ajedrecistas de corazón y fieles practicantes del ajedrez, de ellos saldrían
los mejores preparadores de profesores de grupo para que estos den unas cuantas
horas al semestre.
Deben cuidarse los
administradores escolares de irse sobre el botín de las plazas para dar clases
de ajedrez, exagerar la carga obligatoria y no cuidar la parte de canalización
a areas especiales de ajedrez a cargo de profesionales reales de la instrucción
de ajedrez, formados de toda una vida, no de un curso estilo aprenda un idioma
en diez semanas. Necesitamos ajedrecistas profesores, con cientos de horas
acumuladas de experiencias en ajedrez, que además tomen cursos serios para dar
clases, no menores a 60 horas presenciales y 600 horas con trabajos a
distancia, con asesoría continua, para que con todo esa preparación, y armados
con Manuales, videos, cuadernos de trabajo, consultorias, tutorías, y sobre
todo armados con su amor demostrado al ajedrez, emprendan la tarea de que el
ajedrez, con su práctica organizada, pueda brindar sus beneficios a la sociedad.
Los ajedrecistas debíamos convocarnos al grito de ajedrecistas unidos por el
ajedrez, o el ajedrez para ajedrecistas, no para chambistas oportunistas, que
no solo dañaran a sus potenciales pupilos, sino sobre todo a ellos mismos, pues
el ajedrez puede ser una tortura enseñarlo si no se le tiene amor y si no se esta
adecuadamente preparado.