23 abr 2009

El ajedrez no es un asunto de información, sino de comprensión.


El GM Marcel Sisniega gustaba de hacer la aclaración: El ajedrez hay que comprenderlo. Uno se convierte en maestro mejorando gradualmente su juego. Se sube de nivel en nivel, y cada nivel puede requerir un poco más de información, e incluso un tipo ligeramente distinto de información. Muchos jugadores se quedan estancados en un cierto nivel y tienen dificultades para avanzar porque tienen demasiada información en sus cabezas. Están confusos. Recuerde que en el ajedrez lo importante es saber aplicar lo que se sabe, no absorber información sin más. Recomiendo revisar, en este mismo blog, el artículo sobre la Teoría del Quiantum en Ajedrez.
Hay más de cuatrocientos libros que se consideran notables e imprescindibles en ajedrez. ¿Pero es necesario leerlos todos? Ahora que es posible bajar de Internet más de 6000 libros de ajedrez y leer libros que antes era muy difícil conseguirlos por ser de tirajes limitados y se necesitaba poseer una fortuna para adquirirlos, uno debe cuidarse de atiborrarse de información. Si bien es clave saber navegar en Internet para tener acceso a la extensa bibliografía de ajedrez en la red, también hay que desarrollar el olfato para escoger los libros fuente.
Lasker cierta vez escribió que había jugado al ajedrez toda su vida, y que durante los 25 últimos años había intentado olvidar la mayor parte de la información adquirida. Sabía que le perjudicaba más de lo que le ayudaba. (lo importante es adquirir técnicas, métodos y los hábitos de emplearlos).
Uno debe limitar el número de libros que estudiará durante el proceso de convertirse en un maestro. Reconfirmo mi convicción de que cuando uno no es un maestro, su nombre es táctica, su apellido táctica y su apodo táctica. Entonces los libros para desarrollar el sentido táctico, para realizar los ejercicios tácticos son los esenciales. No se necesitan muchos: unos veinte son suficientes. Las revistas están bien, sobre todo las que tienen secciones con posiciones a resolver. Hay decenas de sitios en Internet con tales secciones de táctica. Con respecto a los programas y grandes bases de datos, hay que comprender que nadie necesita dos millones de partidas.
Habrá que conocer muy bien no más de 300 partidas, pero hay que analizar las propias totalmente y tener un acervo de partidas modelo de grandes maestros para tener las referencias a estudiar para corregir las deficiencias.
Dvoretsky ha recopilado cientos de posiciones y partidas instructivas para ilustrar puntos de conocimiento y desarrolladoras de habilidades. Una vez me “pasaron” una copia de su “archivo secreto” y me sirvió mucho para estructurar mis clases, además de darme ideas de cómo recopilarlas, quise simplificar y hacer una base de partidas “clave”. Me quedaron como 3000, pero como entrenador requería tratar muchos tipos diferentes de jugadores, pero cuando hice la selección para un tipo de jugador, llegue a la conclusión que no pasan de 300 las partidas que hay que mostrar a mis estudiantes para dar una información muy completa. La clave es motivarlo a trabajar y darle el material estrictamente necesario.
El ajedrez es un juego de aplicación, no de absorción. Sólo se puede hacer un movimiento por turno, así que hay que hacer las cosas de la manera más simple.