Mis sinceras condolencias para Doña Consuelo Espínola y a su
hijo, Ignacio Zapata por el fallecimiento de Don Ignacio Zapata Narvaéz,
destacado luchador que desde los años setentas dedicó su vida a defender los
derechos humanos. Las enseñanzas de nuestros mentores de pensamiento crítico de
la Compañía de Jesús se han esparcido por toda Iberoamérica, desde muy diversas
trincheras a pesar de la incomprensión que pretende crear barreras a las ideas,
como dijera el gran profesor del Colegió de Belén en La Habana, Dr. José de
Jesús Zayas; de aquella generación que ahora somos sesentones, muchos sufren
problemas de salud por la edad y la mala vida que da el estar en contra de la
corriente que marcan los poderes, pero los ejemplos como los de “Nacho” Zapata,
peleando por sus principios hasta sus últimos momentos de su enfermedad que
todos sabíamos era fatal, es un ejemplo para todos los jóvenes y no tan jóvenes.
Nuevo León nunca ha sido fácil terreno para los crítico-pensadores,
ya que los grandes intereses económicos se preocupan más por que las personas
produzcan y no que piensen. Ya decía Nacho que el ajedrez era de lo más difícil
de promover porque a los grandes empresarios no les gusta favorecer que las
personas piensen críticamente. Prefirió practicar más el ajedrez de la defensa
de los pobres de la tierra como dijera Martí. Y siempre fue un Martiano de
verdad. Como dijera la coordinadora del
CADHAC (Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos en Nuevo León), la
madre Consuelo Morales, “fue siempre un gran compañero, ejemplo de solidaridad
y lucha” porque él siguió el lema de Martí, “con los pobres de la tierra quiero
mi suerte echar”.
Entendió como pocos el fenómeno migratorio y su lucha por
los que tienen que dejar su tierra para buscar las oportunidades en otros
horizontes, su “Braceroproa”, lo hizo alejarse de muchas de sus aficiones y
gustos. “Rayas en el agua”, decíamos,
tras ver la desaparición de esos grandes fondos escamoteados a braceros y de
cómo eran victimados abogados y periodistas, pero nunca cejó. Algunos amigos me
comentan que estaba hace unos días muy activo y febril en lucha todavía. No le
alcanzó el tiempo. Era y diría yo, es, como lo describió Brecht, de los imprescindibles
que luchan siempre.
Ecología, derechos humanos, pulpos financieros, educación, migración,
decenas de temas fueron los suyos, pues nada de lo que era sufrir humano le era
ajeno.
Hoy se siente su ausencia física en ambos lados de la
frontera, en Nuevo León, Tamaulipas y Texas, pero está presente su idea
esencial. Condiscípulos de diversos países, desde España a México, pasando por
Cuba, que siguen las enseñanzas de pensamiento crítico de un grupo de jesuitas que
se atrevieron a enfrentar cinco siglos de historia, nos encadenamos a pensar
por el compañero que se va y daremos testimonio de un caminar loable y
trataremos de seguir y difundir el ejemplo del luchador incansable.