La canción que en Cuba hizo famosa Francisco Repilado,
Compay Segundo, de que “A Vigo me voy”, me vino al recuerdo hoy que el Maestro
Internacional Francisco José Perez Perez cumpliría 93 años. Era de Vigo, pero
como a su padre, militar, lo trasladaron a Malaga, su ajedrez era malagueño. Si
bien ya era un ajedrecista destacado y formado cuando colaboró con Alekhine, en
los libros de “Ajedrez Hipermoderno” de la editorial de Ricardo Aguilera,
muchos afirmaban que eso había influenciado su ajedrez, pero “Jota Pérez” lo
negaba abiertamente. Decía que Alekhine prácticamente nada más revisaba lo que
sus colaboradores y “coautores” escribían. Decía que más le influyeron las
partidas que analizo de Golmayo, campeón de España nacido en Cuba, hijo del
viejo Golmayo, campeón de Cuba, nacido en España. Luego “Jota Pérez” paso a
vivir a Cuba de 1962 a 1999, 36 años de los 79 que vivió. Ya hace un año exacto publiqué en este blog un
artículo al respecto de los jugadores españoles en América. Ver http://chesscom-chesscoach.blogspot.mx/2012/09/el-gm-arturo-pomar-salamanca-de-los.html
He de decir que en una plática se lamentó conmigo de
que no había recibido permiso del gobierno cubano para viajar a España para asistir
al sepelio de su madre.
Con las nuevas disposiciones en que ahora han surgido
por cientos los “cubañoles”, hubiera podido viajar a España Jota Perez, cuando
quisiese a su patria cuna, aunque me consta que en su corazón siempre estaban
Cuba y España, inseparables.
Entre 1981 y 1998, pude platicar largamente en muchas
ocasiones con el gran “Jota Pérez” y releíamos varios artículos que publicó en
la Revista Jaque Mate entre 1964 y 1977, como comenté en el citado artículo.
Quisiera agregar que el Maestro Alejandro Baéz
Graybelt en 1968 me regaló algunos recortes de diarios de cuando “Jota Pérez”
ganó el Campeonato Nacional Abierto de México en 1964, y que pude dar en foto copias
a “Jota Pérez”, 20 años después de ese
triunfo en Saltillo, Coahuila. Me permitió comentar cada partida con él de ese
campeonato y luego publiqué nuestros análisis conjuntos en un diario de
Coahuila y en los boletines de ajedrez que publicaba en 1985 en la entonces ENEP
Acatlán UNAM donde laboré de 1975 a 1989. Desgraciadamente, conservó solo algunas partes
de ese trabajo, pero me fue muy instructivo hacer esa labor y dejarme guiar
sobre el método que usaba “Jota Pérez” para comentar partidas. Fueron unas
clases que me dio en realidad, por lo que orgullosamente puedo decir que de
alguna manera tuve el honor de ser discípulo de “Jota Pérez”.
En el tintero, se me han quedado muchas cosas por
escribir de este entrañable maestro, tal vez algún día pueda sacarlas para dar
a conocer a las nuevas generaciones de cubanos y españoles más de este maestro
orgullo de dos continentes.