Salomon
Mikhialovich Flohr Nació en Horodenka, a fines de noviembre de 1908, en la
entonces Polonia (pero que actualmente es parte de Ucrania). En la primera
guerra mundial perdió a sus padres en una masacre y él y su hermano huyeron a
la recién formada nación de Checoslovaquia.
Según
contaba el maestro Singer Potsihua, hijo de un maestro de ajedrez nacido en
Horodenka y algo mayor que Flohr que residía en Praga, en una casa de huéspedes
en que se refugió el pequeño a los doce años, varios ajedrecistas de esa región
descubrieron el talento natural que tenía para el ajedrez y reproducían
partidas de un libro de Dufresne analizándolas profundamente, así como unos
libros de finales de Tattersall que prácticamente aprendió de memoria el pequeño
Salomón Moses, (sin el patronímico que luego uso en Rusia, de Mikhailovich), y
una colección de recortes de diarios con partidas de Capablanca. Cuenta
Potsihua que Flohr también memorizó cuantas partidas de Capablanca que cayeron en sus manos.
Uno
de los grandes maestros residentes en Praga era Richard Reti, quien conversaba
con Flohr en un café y le relataba que Capablanca cuando era estudiante en
Nueva York pasaba todas las tardes en el Manhattan Chess Club jugando blitz y
que gracias a esa práctica había adquirido su técnica, algo similar menciona
Bronstein y Sosonko en algunos artículos; aunque también cierto automatismo.
Flohr
comenzó a jugar innumerables partidas de blitz en los diversos cafés de Praga,
y ya para 1924 venció en simultaneas a Reti y Spielman, y un año después jugaba
mano a mano partidas de blitz con esos grandes maestros. Sus únicos libros
seguían siendo los de Capablanca. Ya para 1926 jugaba torneos de maestros y en
1929, a los 21 años, hizo su debut internacional en el torneo de Rogaska
Slatina en Eslovenia, quedando detrás de Rubinstein, en segundo lugar.
Capablanca fue siempre su inspiración y seguía las reglas de Capablanca para
jugar blitz: jugar esquemas sólidos, cambiar piezas, al menos un alfil y una
torre, lo más pronto posible, simplificar a la más mínima ventaja y ganar
finales en que el enemigo no tenga contrajuego.
Era
un sistema de ahorro de energía, aunque un poco rutinario, automatizado y soso;
pero muy efectivo en el blitz. En los torneos serios produce muchas tablas, pero
al jugar simplemente fortaleciendo la posición, colocando las piezas en
posiciones óptimas, cuando el oponente quiera agredir el contrataque es
terrible. Normalmente el que trata de presionar consume mayor tiempo de
reflexión y termina muy apurado de tiempo en blitz. El chiste es saber “hacer
algo útil” sin gastar tiempo de reflexión, si el oponente ya no sabe que hacer,
atacará imprudentemente y perderá.
Ahora
que en la Copa Mundial de la FIDE, se hablaba del sistema Grischuk , en un foro
del sitio de la Federación de Ajedrez de Rusia, un veterano entrenador comentó
que a jugar para tablas y solo en espera de un leve error del oponente, antes
se le conocía como “Síndrome Flohr”, porque llegaba un momento en que ya
faltaba ambición, como decían le paso a Flohr y a muchos ajedrecistas que
comenzaron muy jóvenes y habían jugado miles de partidas tanto de blitz como de
torneos. Comentaban, “en la vida tienes como 10 mil partidas que te tocan en tu
lapso de vida, si juegas 9 mil en blitz en tus primeros años, te quedan mil
nada más para torneos, etc. Luego ya no jugarás más”
El
comentario sonaba en ruso como un verso
simpático, en español si esta en chino ponerlo como verso, pero la idea es
curiosa. El ajedrez es como una botella hay quienes se la beben sorbito a
sorbito, otros a grandes tragos. Algo así le decía Pedro Infante, en su papel
de hijo a Fernando Soler, el padre en el filme “La Oveja Negra”.
A
Salo Flohr parece que en un momento le aburrió jugar ajedrez, no así escribir,
organizar y hasta arbitrar torneos. Consiguió tener una técnica perfecta en
ajedrez y hubo años que era imbatible como Capablanca, pero hizo en muchos
torneos demasíadas tablas. Pero por estar ocupados en muchas cosas, se me paso
recordar el 30 aniversario del fallecimiento del GM Flohr, que a tantos enseño
en sus notas en Ogenuk, y en las multiples revistas en que se publicaron sus
excelentes artículos, que de 1936 a 1983 ilustraron a varias generaciones. Flohr vivio en Ucrania, Checoeslovaquia y
Rusia, bajo muchas banderas, zarista, polaca, soviética, checoeslovaca,
recorriendo Europa y América, migrante de todos lados, ciudadano del mundo,
como buen ajedrecista.