En todos los manuales de instrucción de ajedrez en la Unión
Soviética se recomendaba el fomentar el pensamiento crítico, el observar y
examinar cada cosa sin dar nada por sentado, pero al mismo tiempo, según se
decía, por necesidades de los tiempos, se apuntalaba una disciplina férrea.
En un apunte al calce de uno de sus cuadernos, el gran
entrenador Model, de Leningrado, hoy San Petersburgo, comentaba:
“Discípulo viene de de disciplina, pero quieren que los
niños estén atentos cuando apenas han comido un mendrugo de pan en la mañana y
tienen raídos los delgados abrigos, mientras que los cristales del aula están
rotos y tapados con cartones. ¿Cómo regañarlos cuando se recargan en los
tableros luchando por no dormirse por falta de fuerzas? Cuando me preguntaron
del autor del libro que hoy repasamos, ¿Cómo decirles que es un letón que
prefiere vivir en Dinamarca para poder comer al menos dos veces al día y que
abandonó la madre patria? “
Se refería a Nimzovich, cuya familia era rica antes de la
revolución y que emigró a Europa Occidental, poco después de que su libro era
publicado en la URSS con el título de “Como llegue a Gran Maestro”.
Según la fecha de las anotaciones similares en el mismo
libro, supongo que fue escrito el comentario en el invierno de 1931, pero los
peores años en la escuela donde daba clases Model estaban por venir. Entre 1941
y 1944 Model ayudaría a salvar la vida de muchos niños hambrientos y aparte, formar
una buena cantidad de grandes maestros. Dicen
en San Petersburgo que había salvado la vida de al menos 60 titulados
internacionales directamente e indirectamente al menos seis candidatos al
campeonato mundial y un excampeón le debían haber llegado a la madurez.
Pero Model tuvo que enfrentar acusaciones de que era
desorganizado y poco dado a la disciplina, “clásico de algunos judíos
provenientes de Letonia”, según anotó en su expediente, que guardan
orgullosamente sus nietos, que hizo el comisario político de su edificio en
tiempos del terror staliniano y que por más acusaciones anti semitas que hizo,
poca mella le hicieron a quien recibió dos medallas en la segunda guerra
mundial. Un alto dirigente, al cansarse de ver tantas denuncias de ese
comisario de edificio contra una persona que apreciaba tanto, decidió darle
nuevo departamento, más amplio y en mejor colocación que el anterior y
advirtiendo al comisario de ese edificio que no quería críticas sobre Model,
sino tolerancia para aquel que tanto había hecho por la ciudad. A Model como
presente en su cumpleaños sesenta le dieron aquel viejo expediente.
Entre las cosas apreciadas por Model hasta sus últimos años
estaban dos postales de México: una del Lago de Chapultepec y otra de
Teotihuacan, que con anotaciones en letras rusas cuidadosamente dibujadas, el
Gran Maestro Carlos Torre Repetto lo mandaba saludar y remataba en ambas con
una leyenda en castellano, “ Para el buen amigo del norte y al camarada de
luchas”.
El hijo del hermano de Carlos Torre define a su tío como un
filosofo y lo mismo anotó Model en una nota que hace a una partida de Torre
comentada en la revista 64 de diciembre de 1925: “El joven filosofo, de alma
vieja. Parece que el anciano Filidor reencarnó en ese joven para vencer a todos
los jugadores modernos, siempre critico, pensamiento crítico real”