Entre las preguntas más
frecuentes está la de la selección de libros de ajedrez. Todos los jugadores se
enfrentan con el problema del tiempo para estudiar, ya sea porque en realidad
no lo tengan disponible o que por falta de hábitos le cueste emplear cualquier
cantidad de tiempo para estudiar, pues prefieren jugar, pero quieren ganar y están
conscientes de que deben hacer un pequeño sacrificio.
¿Qué libros estudiar? ¿Cómo
hacerlo? Serían las cuestiones claves.
Por supuesto no se ha descubierto
la piedra filosofal y tampoco hay un solo secreto para jugar ajedrez, sino muchísimos
pequeños secretos y aparecen en los libros de alguna forma.
En una cosa coinciden muchos
comentaristas: los mejores libros no son los que te dan información, sino los
que te la dan y te hacen pensar.
Desgraciadamente siempre hay algo
de aleatorio en el asunto, pues aunque estamos en una época en que se puede
conseguir cualquier libro, cosa que hace unos 10 años era impensable y dependía
de los fondos con que se contaba, es muy difícil que seleccionemos el libro
adecuado en el momento adecuado y a la vez sepamos como emplearlo de la manera
correcta.
O sea, primero tenemos que saber
que tipo de libro requerimos, luego identificarlo entre los similares,
acopiarlo, y luego estudiarlo con un sistema que permita extraigamos de el lo
que necesitamos y nos ayude a progresar.
Cuando leo que para que se
necesita un profesor en cualquier disciplina humana si ya podemos por internet
conseguir cualquier libro o video para estudiar, realmente me sorprende tal simpleza.
El internet y la computadora
tienen una particularidad, potencializan todo. O sea que lo bueno lo hacen más
bueno y lo malo más malo. El estudio a distancia puede ser mucho mejor que el
presencial, pero requiere para realizarlo mucho más cuidado que el presencial.
Tiene prácticamente todo lo del presencial, pero como no es cosa de un instante
sino que puede ser repasado cada contenido una y otra vez, sus consecuencias en
el aprendizaje son más significativas, para bien o para mal.
Hay muchos libros notables y aun
así son notorios sus defectos tras una o dos lecturas. Hay buenas conferencias
de ajedrez, pero al presenciarlas captamos algunas cosas y si no las tenemos
grabadas, o muy bien anotadas, se pierde con el tiempo mucha parte de lo bueno
y mucha parte de lo malo.
El profesor es imprescindible,
aunque no de la misma manera que hace 15 años, pues su labor ha ido variando.
Lo mismo del entrenador o
instructor de ajedrez. Hubo tiempos en que el entrenador era útil seleccionando
repertorios de aperturas y poniendo al día las líneas, así como dar algunos
consejos para enfrentar tal o cual jugador. El instructor vigilaba que sus
alumnos recibieran todas las bases de la cultura ajedrecística y aprendieran a
estudiar.
Ahora se necesitan
seleccionadores y modificadores de libros que permitan una mejor digestión del
contenido, a la vez que crear los ejercicios que faciliten el aprender haciendo
que optimice el tiempo empleado por el estudiante. El profesor entonces será un
ahorrador de tiempo y facilitará que el alumno haga en un mes lo que antes le
tomaba un año. Pero también debe poder ayudar a que se mantenga el interés y la
motivación para se continúe en el estudio.
La selección de los textos es
básica y solo es válido hacerla en base a modelos exitosos; pero como todos los
días surgen nuevos libros y es importante detectar cuales aportan algo nuevo y
cuales son repeticiones, es una labor muy ardua.
Hay libros que son casi copias de
los anteriores, pero que a veces los mejoran en un aspecto básico, hacerlos
asequibles. Un gran clásico puede mejorarse. Como hay avances técnicos en la
elaboración de gráficas, en la estructuración de información; así como mayor
experiencia en la enseñanza del ajedrez, un gran libro puede potencializarse y
así hacerlo mucho mejor que su original.
Las interpretaciones de los
libros clásicos de Capablanca, Nimzovich, Steinitz, Tartakover, Grau y otros
que se convirtieron en los libros populares de los autores más recientes como Kotov,Suetin,
Evans, Chernev, Soltis, Nunn, Kasparov,
Karpov, Makarichev, Panchenko, Tukmakov;y Dvoretsky que citan continuamente a
los clásicos, les añaden algunas cosas y los hacen accesibles.
Otros autores como Alburt, Cherni
y Palatnik, aprovechan los avances pedagógicos y dan a sus libros un formato
diferente que hace más fácil asimilar y recordar conceptos y sobre todo
aplicarlos. Son nuevos libros a partir de los viejos y por ello capaces de
sustituirlos y muchas veces es mejor estudiar estos que los clásicos.
Pero aun así hay libros que hay
que leerlos en su fuente original. A mi me impresionó grandemente la lectura
del libro original de Ruy Lopez, no tanto por las enseñanzas de ajedrez, sino
por cómo las relacionó con las citas filosóficas de clásicos griegos y latinos.
Leer ese libro fue una “experiencia religiosa”.
Con 15 o 20 cientos de páginas
nuevas escritas sobre ajedrez diariamente en el mundo, así como unas 300
partidas de nivel magistral internacional jugadas cada día, el identificar lo
relevante requiere no solo de capacidad personal sino de capacidad técnica y de
equipamiento computacional que solo está al alcance de organizaciones o
instituciones y estas solo se dedican al alto rendimiento pues es el que puede
dar los frutos en metálico para sostener su operación.
En lo que respecta a hacerlo para el jugador común, uno tiene que
limitarse mucho en su labor ya que es absorbente, enajenador y a ratos muy
fastidioso y poco rentable, pues el trabajo no va de acorde con la retribución.
Por eso es tan difícil que se
puedan encontrar respuestas completas a esas preguntas de que libro estudiar y
como. Solo se pueden dar respuestas aproximadas y humildes. Sugerencias con
buena fe, ya que aunque se inviertan cientos de horas en tratar de dar
respuesta cabal, hay que ser humildes y reconocer que hasta más allá del
alcance del entrenador solitario, y solo una gran organización, que no existe
para ello, podría dar las respuestas correctas.