El ser humano en su
vulnerabilidad individual desconfía de todo lo que se ve diferente a lo que
veía reflejado en el agua, su propia imagen. De pronto encontró razones para
separarse de otros seres humanos, y luego quiso delimitar su mundo, empequeñeciéndolo,
creo fronteras, naciones, estableció formas de hablar y de pensar, como rasgos
para diferenciar los suyos de los otros.
Pero hubo muchos seres humanos,
inquietos, que querían moverse y así los aztecas de las montañas de la antigua
Tula, bajaron con una difícil y extraña misión, fundar la ciudad sagrada sobre
un montículo en medio del lago donde un águila descendería destrozando en sus
fauces una serpiente.
El monje Tan es recordado en la
Pagoda de la Oca, porque fue un gran viajero y recorrió con sus compañeros el
Asia completa. Mama Ocllo y Manco Cápac, del lago Titicaca marcharon para
fundar Cuzco.
Adán y Eva emigraron forzados,
siendo los primeros migrantes, y luego pueblos completos, como el de Abraham
vagaron años y años por el desierto.
Roma fue fundada por migrantes,
de la cepa troyana del gran Eneas que desde la costa asiática de Turquía, llego
al Lacio.
A veces un ser humano es de un
país en el que no nació pero lo lleva en su sangre y va emigrante siempre.
Aquel que Martí llamó “el hombre más útil de su tiempo”, Domingo del Monte,
nació en Venezuela y viviría largos años en Europa, así como moriría en París,
lejos de Cuba, el gran José Antonio Saco.
Escribió su propio epitafio: “Aquí
yace José Antonio Saco, que no fue anexionista, porque fue más cubano que todos
los anexionistas”
Varela murió en el exilio el 18
de febrero de 1853, días antes que naciera en La Habana José Julián Martí
Pérez.
Hoy en el Aula Magna de la
Universidad de La Habana, se guardan las cenizas de Félix Varela.
Hoy, el día de San Agustín,
recordé a Varela, pues su primer sepulcro estaba en San Agustín en la
Florida. Y era imposible no recordar al
Dr. King y su sueño.
El campeón de Ajedrez de México
que primero fundó una revista de ajedrez, denominada “Mexicana” era cubano,
nacido en Lima, llegó a Presidente de Cuba por unos minutos, y aquí en la
Ciudad de México vemos su nombre puesto a una calle cerca de la Ciudadela:
Manuel Marquez Sterling Loret de Mola.
Emigrante, hombre de Nuestra
América y orgullo de toda la humanidad.
Editó libros de ajedrez en
México, en Madrid, en La Habana, fue reconocido gran jugador internacional y
venció al mejor jugador de España, que vivía en Cuba, donde nacería luego, en
La Habana, el campeón español Golmayo que fuera líder de los ajedrecistas
hispanos. Otro gran emigrante fue Francisco J. Pérez, nacido en España y
fallecido en Cuba, que en 1964 ganó el Campeonato Abierto de México.
Tenemos en México muchos
mexicanos que vieron su primera luz en otro país, como Kenneth Frey, nacido en
París, pero finlandés, o Marcel Sisniega, nacido en Chicago y mexicano hasta la
cepa. O Francisco Alonso, español, que muere en México relatando sus
desventuras en la División Azul, u otro campeón de México, que llegó a ser
embajador de México en Cuba y que nació
en Güines, el mismo lugar de nacimiento de los Grandes Maestros Lernier
Domínguez y Holden; me refiero a Don Andrés Clemente Vázquez a quien anualmente
se honra en Cuba, mientras aquí lo tenemos olvidado, aunque su trabajo por la
Ley del Amparo, con enmiendas del hermano del GM Carlos Torre Repetto, Egidio
Torre Repetto, le ha dado la libertad a muchos injustamente presos.
Por la libertad del Anáhuac mucha
sangre se vertió, irlandeses, cubanos, argentinos, chinos. Nuestros pueblos de
América tienen grandes troncos indios, africanos y españoles, en una mezcla que
enriquece nuestros horizontes.
Debemos tener sueños, y luchar
por ellos, sueños que quiten las diferencias de los ojos del ser humano.
Espejos con luz. Una luz en el espejo.
“Llego la noche, y cuando un rayo blando
Alumbró mi dolor con luz de luna
Supe que aún vives mi memoria amando:
¡Oh, tenue luz, imagen de fortuna!
José Julián Martí Pérez.