Tras unos meses de investigación, reflexión, remembranzas y
labor termine un libro que al principio se me había pedido hacer, o sea por
encargo, pero posteriormente, al no aceptar restringirme a unos lineamientos
del editor, realice la redacción por mi cuenta.
Tuve por ello que posponer publicaciones en el blog y
ediciones de los boletines Bucanero de Ajedrez y Ponte al Cien y Ajedrez; por
lo que baje mucho el volumen de mis artículos.
Dicen que cuando sepas poco de un tema o demasiado, debes
escribir un libro para aterrizar las cosas. La puesta en papel ayuda a
concretar ideas, aunque el papel aguanta todo.
Hace 20 años escribí un breve cuaderno con unas 60 partidas
seleccionadas del trabajo creador de Marcel. Esperaba yo, de alguna manera, que
él volviera a participar en torneos serios de ajedrez, pero no fue así.
En esos 20 años dedicó su energía a otro campo de creación y
creo que ahí no fue justamente evaluado, pues mucho pesó el que se le
etiquetase como ajedrecista, cosa que todos los que de alguna forma nos dimos a
conocer por el ajedrez sufrimos cuando incursionamos en otros campos de la
actividad humana.
Hace unos meses tuve una dura discusión con un renombrado
escritor a causa de un obituario sumamente severo en que se comentaba que el
que Marcel dejase de jugar ajedrez internacionalmente por dedicarse al cine fue
un gran error.
Entonces comencé a intercambiar información con cineastas de
varios países que eran ajedrecistas pero que su prestigio provenía precisamente
de su conocimiento de la cinematografía, aunque muchos decían que el error de
ellos era distraer demasiado tiempo jugando ajedrez del que debieran dedicar al
cine.
Con sus opiniones y haciendo una especie de grupo de
trabajo, descubrieron aspectos de la creación de Marcel en el cine que eran de
gran importancia y aportación, destacando lo que no había sido apreciado por
los críticos habituales de su labor en el cine.
Debo añadir que algunos vieron también aspectos que habían pasado
inadvertidos sobre su creación en el ajedrez.
El caso es que tuvimos una nueva luz sobre su creación en
dos campos que aparentemente eran muy diferentes, para finalmente llegar a la
conclusión que no lo eran tanto y que parecía natural que Marcel hubiese pasado
de uno al otro…
No sé si alguna vez conseguiré editor para el libro, pero
esta labor me permitió reencontrarme con un gran amigo a cuarenta años de haber
tenido la fortuna de conocerlo y que por muchos años vivimos vidas casi
paralelas con continuos cruces en los caminos.
Por supuesto que al conocerlo más, a través de escribir
sobre él, me conocí mejor a mi mismo y
fue como dar testimonio de una época en que compartimos muchas cosas entre 1974
y 2008, así como encontrar piezas sueltas para armar un rompecabezas que se me
formó en los últimos cuatro años de su vida.
En lo que toca al ajedrez y al cine, debiera darse a conocer
más la parte creativa detrás de su labor, más allá de sus partidas y de sus
filmes, su ethos y su telos, de alguna forma sería muy importante los conociesen
las futuras generaciones de cineastas y ajedrecistas.
Cuando escribí el cuadernillo de 1994 parecía que no sería
impreso y luego tuve que realizar más de tres ediciones e incluso lo subí en
PDF en internet unos meses antes de la muerte de Marcel para que todos los
estudiosos del ajedrez tuvieran acceso gratuito y pudiesen estudiar sus
partidas.
Espero que este trabajo de 2014 no espere tanto a estar en
la red.