Después del Torneo Internacional
de Moscú de 1925, en que el GM Carlos Torre demostró haber alcanzado la calidad
para ser considerado uno de los cinco mejores jugadores del mundo a los 21 años
de edad, fue invitado a viajar a la Ciudad de Leningrado, hoy San Petersburgo,
su nombre original de fundación, a jugar un torneo de entrenamiento y a
colaborar con algunos escritores de ajedrez. La invitación surgió debido a que
el trabajo que realizó Torre en los Estados Unidos como principal redactor de
comentarios de partidas del American Chess Bulletin despertó la admiración de
los pedagogos del ajedrez que tenían la tarea de realizar los contenidos de
enseñanza para el movimiento masivo de ajedrez que pretendía, y lo
consiguieron, de llevar el ajedrez a decenas de millones de personas, y hacerlo
de manera que se alcanzase un alto nivel de calidad general y no solo las
grandes cantidades de jugadores.
De entre todos los jugadores
extranjeros participantes al evento de Moscú y que fueron entrevistados y
analizados por sicólogos de primer orden, Carlos Torre fue el que más llamo la atención
de los analistas. Su juventud, pues era el benjamín de los extranjeros
participantes, su alta capacidad intelectual demostrada, amplia cultura general
y sus hábitos con que analizaba las partidas y que se veía en sus publicaciones
en Estados Unidos, motivaron que, de entre todos los visitantes, las autoridades
tenían interés en que Torre permaneciese en la Unión Soviética más tiempo que
los demás invitados, prolongando su estancia mucho más de lo planeado.
Uno de los maestros de Leningrado
que entrenaría con Torre, estaba destinado a ser el puntal de la enseñanza del
ajedrez por las próximas dos décadas: Abram
Yakovlevich Model, diez años mayor que Torre, y que fue el instructor inicial
del GM Mikhail Botvinnik, excampeón mundial de ajedrez, considerado el
patriarca del ajedrez soviético. Model fue el que más influyó en Botvinnik y
entró a la fama como entrenador cuando su joven pupilo vence a Capablanca en
unas simultaneas a los 14 años, y luego, diez años después comienza a ganar
grandes torneos internacionales, hasta que 23 años después de derrotar a
Capablanca, se convierte en campeón mundial de ajedrez, el primero soviético y
que inicia una hegemonía que va de 1948 a 1972, y luego de 1975 a 2005.
Model se relaciona con Torre y se convierten en grandes amigos, y con
Rokhlin, trabajan en varios textos, siendo el más famoso el de la autoría de
Torre, “Como desarrollarse como Gran Maestro” o “El Desarrollo de la Habilidad
en Ajedrez” que es como mejor se conoce. Inicialmente se pensaba hacer un
volumen grande, pero finalmente fue un libro pequeño, puesto que Torre se vio
hechizado por el nacimiento de esa gran nación que era la Unión Soviética en
1925, donde todo estaba por hacerse, y con sus dos nuevos amigos participó en
talleres de preparación política y en visitas por otras ciudades de la Unión
Soviética,
Model era estudioso de los clásicos griegos y al oir algunas ideas de
Torre de cómo progresar en ajedrez y la importancia que le daba Torre a
analizar las derrotas propias y las de sus contrincantes, bautizó el método
como “La Regla de Anteo”. Ese personaje mítico, fundador supuestamente de
Tanger, gigantesco hijo de Gea, la Tierra, cada vez que caía, su madre la
alimentaba de nuevas fuerzas, y simboliza como uno aprende de las derrotas, de
las caídas.
El análisis de las derrotas era para Torre una manera de alimentarse de
nuevas fuerzas, como Anteo las recibía de Gea, por eso Model le puso a ese
método el de Anteo, pero Model aclaraba en un artículo que Anteo fue derrotado
por Heracles pues al estar cayendo Anteo, lo levantó en vilo y no lo dejó tocar
el suelo, muriendo, abrazado con fuerza por el hijo de Zeus, el gigante Anteo
de asfixia al no poder recibir la energía de su madre.
¿Cómo identificaba Model el que Torre dejase de jugar tras perder en
Chicago 1926? Ya que Torre no fue vencido por técnica, sino por las malas obras
de organizadores y jueces, o sea con medios extra ajedrecísticos, no había modo
de retroalimentarse, pues contra las faltas morales, las reglas injustas, las leyes
injustas, que como decía Thoreau, uno debe responder o con desobediencia civil,
o con violencia revolucionaria, Torre, influenciado por su temporada pasada en
la URSS en que vivió un proceso revolucionario en pleno inicio, seguramente
protestó y en lugar de ser considerado con justicia fue reprimido con violencia
y terminó siendo maltratado, ocasionándole daños diversos que tuvieron como
secuela el que el GM Torre no pudiera explicar dos semanas de su vida, ausentes
en su memoria y lo atribuyera a un desorden nervioso.
Como Anteo, no tocó la tierra, lo asfixiaron, y le ganaron fuera del
ajedrez.
Aun así el método de Anteo es válido para avanzar en ajedrez, porque si
bien no es perfecto contra situaciones anómalas, como ningún método puede serlo
contra actos inmorales de organizadores o jueces, es útil en lo que se respecta
a técnica.
En la creciente tendencia de dar importancia mas a los lugares y puntos
logrados en torneos rápidos y sin trascendencia, la creatividad de las partidas
y su nivel de calidad van siendo relegadas, pero aunque no basta jugar mejor
que los demás para ganar un torneo, nuestro objetivo al entrenar o estudiar
debe ser ese, aunque a menudo prevalezcan marrullerías o el conocer las
sutilezas de las reglas para poner trampas al contrario en base a esas
cambiantes reglas y sus pequeños detalles. Por eso la regla de Anteo, de
estudiar las derrotas propias y ver partidas desde el punto de vista del
derrotado, en lugar desde el ganador, sigue teniendo validez, como en los años
1925 y 1926 en que Torre la ponía en efecto, pudiendo decirse que ese enfoque
fue innovador y ahora se sigue solo parcialmente, con las derrotas propias.
Levantarse con más fuerzas, después de caer, alimentado por Gea, sigue siendo
un alentador consejo en el camino a la superación en ajedrez.