Las
fórmulas de Riga.
La
ciudad de Riga, prácticamente en la parte más al norte de Europa y en el
círculo polar ártico, se distinguió por ser la cuna y madre nutricia (“alma
mater”) de jugadores de los más altos niveles de la excelencia en ajedrez.
Ya
para 1924, Riga tenía un campeón mundial. Herman Mattison había logrado el
título de campeón mundial de amateurs, o sea de los jugadores de ajedrez que no
eran profesionales, en París 1924, cuando, durante la Olimpíada de París se
fundó la Federación Internacional de Ajedrez y se realizó un torneo con la
participación de jugadores de 16 países, triunfando el letón Mattison. Pero
entre los profesionales brillaba entre los mas grandes otro nativo de Riga.
El
gran Aaron Isayevich Nimzovich, uno de los jugadores y autores que mas
influenciaron a los ajedrecistas, fue con Mattison, uno de los principales
iniciadores de una gran tradición ajedrecística de la ciudad báltica. Sus
enseñanzas se hicieron patentes en varios campeones mundiales, el mas notorio
proveniente de regiones meridionales, Tigran Vartanovich Petrosian. También
otro gran jugador báltico se reconoce como alumno de Nimzovich, el príncipe
danés del ajedrez, Bent Larsen.
En
las enseñanzas de Nimzovich abrevaron decenas de grandes maestros y sus textos
son lectura de estudio obligado de todo maestro. En los programas de estudio de
las escuelas mas prestigiosas del ajedrez como son la de Rusia, la de Ucrania,
la de China, la de Alemania, y por supuesto la de países bálticos como Estonia,
Lituania, Letonia, Dinamarca, Noruega y Suecia, los temas originales de
Nimzovich son parte obligada. Bastaría con decir que uno de sus preceptos, el
de Profilaxis, un gran campeón como Anatoly Evguenevich Karpov lo califica como
el que engloba lo más importante de la estrategia moderna de ajedrez.
Sin
embargo, si bien la tradición de Riga comienza con Nimzovich, su verdadero
significado se adquiere en la guía del entrenador Alexander Naftalievich
Koblentz, nacido en 1916.
Escritor
prolífico y competidor en torneos importantes por más de tres décadas, campeón
de Riga en 1937, por primera vez y en
1979 por última. Campeón de Letonia de 1941 a 1949. Koblentz es conocido
internacionalmente gracias a los magníficos éxitos de su pupilo más destacado:
Mikhail NekhemevichTal, de quien fue entrenador de 1955 a 1979, convirtiéndolo
en campeón mundial en 1960.
Koblentz
participa en su primer torneo internacional en Hastings en 1934, aunque logró
su primer lugar destacado en Helsinki 1935 a los 19 años y se inicia ese mismo
año como autor al comentar las partidas del match Alekhine vs Euwe como
corresponsal de un diario de Riga, presenciando en Amsterdam ese famoso match.
El
primer libro de Koblentz fue publicado en 1937, “Latvijas Saha Perles” donde resalta el ajedrez de su
patria, presentando muchas de las bellas combinaciones creadas por los
jugadores de Riga. Desde ese primer texto se ponía el sello de la Tàctica en el
trabajo creativo de los letones.
Si
bien Nimzovich se destacaba en sus escritos por tratar temas posicionales, en
sus partidas era notoria su gran habilidad táctica, al grado que algunos de sus
comentaristas dicen: “¿Qué sistema ayuda a crear tales combinaciones
mágnificas?”, como afirmando que sus éxitos competitivos se debían mas a la
táctica que a su famoso “Sistema” que era una doctrina posicional.
Ese
primer libro de Koblentz comienza mostrando una combinación de una partida de
Apschennek, uno de los primeros maestros notables, levemente más joven que
Nimzovich, de Riga. Apschennek había ganado la medalla de plata en el Torneo de
Paris 1924 donde Mattison logró su campeonato mundial, pudiendo decirse que era
el subcampeón mundial amateur, aunque de vez en cuando ganaba algo de plata
jugando de apuesta.
Koblentz
relata sus experiencias en el principal sitio de reuniones del ajedrez en Riga,
antes de la segunda guerra mundial, el Café Reiner, donde los contertulios
frecuentemente jugaban de apuesta, siendo muy destacados el campeón y
subcampeón mundial “Amateurs”. Realmente Apschennek y Mattison tenían gran
nivel y destacaban en la táctica.
Karl
Karlovich Betinsh (1867-1943) fue considerado por Koblentz, como su primer
mentor. Betinsh es reconocido por sus análisis sobre el gambito Letón, que por
Betinsh es que adquiere esa denominación.
Betinsh ya en su vejez orientó a Koblentz y a su compañero de estudios
de ajedrez Valdemar Fridijovich Mishgaelis, futuro académico de ciencias de
Letonia y campeón de Letonia en 1950, tras combatir en la segunda guerra
mundial, según me relataba Koblentz allá
por 1980, cuando le pregunté sobre sus primeros estudios en ajedrez.
Koblentz
mencionaba que al primer maestro que venció fue a Apschennek y que después de
que Letonia fue parte de la URSS, compitió en el primer campeonato de la
Letonia soviética y tuvo los primeros contactos con el sistema soviético de
entrenamiento de ajedrez en 1941. Dice que ese encuentro fue vital para él,
pero seguía también las enseñanzas de los veteranos de Riga del Café Reimer
sobre la táctica. Entonces adoptó el sistema soviético de entrenamiento dándole
un énfasis a la táctica, terminando sus trabajos de adaptación en 1953, para
luego decidirse utilizarlos en su trabajo con Tal a partir de 1955. Tal
trabajaba primero con otro entrenador amigo de Koblentz, Janis Krupkos que
además entrenaba a Pasman y a Klovans (futuro campeón mundial “senior”, o sea
de mayores de 60 años) y a Zilber Luego Koblentz decidió trabajar con su nuevo
método “semi soviético” con Gipslis, Tal y Vitolinsh, mientras Krupkos se
dedicaba a los intermedios. Koblentz luego trabajo con Kirilov, Petkevich,
Kiengis, Lanka y Shirov cuando ellos eran niños, pero ya Koblentz era como un
guía de profesores y se dedicaba a escribir libros y manuales, muchos de ellos
no llegaron a ser formalmente libros sino pequeños cuadernos.
Koblentz
en su libro sobre sus memorias de entrenador habla someramente de dos cifras:
la famosa de las 300 posiciones de ajedrez y la de las 10 000 horas de
preparación, cifras ambas con las que tiene su primer acercamiento en 1941,
cuando al ganar el primer campeonato de ajedrez de la Letonia soviética se
relaciona con los entrenadores rusos Romanovsky y Levenfish, además de
reencontrarse con Samuel Weinstein, a quien conoció en 1934 en Hastings cuando
Weinstein acompañaba como second a Botvinnik. Mikhail Moiseievich Botvinnik no
podía siquiera imagina que aquel joven letón asesoraría 26 años más tarde al
que le quitaría el campeonato mundial y que nacería dos años más tarde en 1936.
Tras
viajar a Rostov del Don a jugar la semifinal del campeonato de la URSS, el
inicio de la invasión nazi a la URSS lo sorprende a miles de kilómetros de Riga
y pasa toda la guerra trabajando con entrenadores de ajedrez del ejército ruso,
ya que no es considerado apto para el combate por un problema en sus piernas
que se afectaron durante su nacimiento y que le causaban una muy leve cojera,
que aunque era poco notoria en la vida normal, lo impedían para la vida
militar.
De
las 300 posiciones se habla mucho en libros de Albur y Ziatdinov, pero ¿Qué hay
de esas 10 mil horas? Koblentz me comentaba que Capablanca pedia una suma de 10
mil dólares para disputar un match, para pagar así, medio en broma o medio en
serio, las 10 000 horas que había dedicado al ajedrez para ser campeón mundial.
Lo curioso es que varios entrenadores rusos durante las visitas de Capablanca a
la URSS en 1935 y 1936 trataron varias veces de preguntarle a Capablanca si
había estudiado 10 mil horas y él parece ser que se lo tomaba en serio, al
grado de que Romanovsky trabajo un programa de estudio que entre teoría y
práctica requería de 10 mil horas para graduar un campeón mundial. Koblentz que
como periodista había estado presente en esos torneos, también había escuchado
lo de las 10 mil horas de Capablanca y luego al trabajar en Rostov del Don vio
de nuevo que le trataban el tema. Ya para 1945, tras ser liberada Riga de los
nazis, regresa a trabajar como profesor de ajedrez y hace relatos sobre las
famosas 10 mil horas, afirmando que si Pareto tenía razón en sus cálculos
matemáticos, si se decía que se necesitaban 10 mil horas para crear un campeón
mundial, de acuerdo a Pareto el 20% de los esfuerzos produce el 80% de los
resultados, un 5% puede producir el 50%, entonces si un campeón mumdial
necesita 10 mil horas, un medio campeón, un maestro nacional requiere el 5% de
esas 10 mil horas, si se escoge adecuadamente ese 5%. Entonces con un programa
de teoría y práctica de 500 horas, tenemos un maestro. Koblentz elabora así un
cuidadoso programa de 500 horas, entre teoría y práctica, en una proporción de
150 de teoría y 350 de práctica; y como resultado nace “La Magia de Riga”.
Muchos
afirman que los éxitos del ajedrez soviético se debían más a una continua
confrontación de jugadores fuertes que a programas muy específicos y que el
llamado “enfoque osmótico”, el aprender por osmosis, por continuo contacto con
maestros y grandes maestros, era lo fundamental del ambiente soviético del
ajedrez. Pero investigaciones serias apuntan a que el “enfoque osmótico” sólo
no basta para alcanzar un grado de excelencia en ningún campo, y en
consecuencia, tampoco en ajedrez.
En
el libro de Malcolm Gladwell: Outlier: The Story of Success”, que trata de
analizar las razones que hicieron a varias personas alcanzar la excelencia,
este guru de la estadística se basa en los estudios del neurólogo Daniel
Levitin de que el trabajo duro, el viejo sangre, sudor y lágrimas, como yo
digo, es lo que logra la excelencia en cualquier campo. El afirma que para una
persona promedio toma 10 000 horas asimilar los elementos para alcanzar la
maestría, ya sea que la actividad sea música, programación de computadoras o
ajedrez. Gladwell específicamente identifica el éxito en ajedrez en lograr el
título de Gran Maestro Internacional. No se si leyó a Capablanca y sus
afirmaciones de 10 mil dólares por 10 mil horas.
Si
como promedio un niño soviético estudiaba y practicaba ajedrez nueve horas a la
semana, durante 20 años y comenzaba a los 6 años de edad, a los 26 años había
acumulado 9828 horas, casi las 10 mil. Así pasó con más de una treintena de
grandes maestros. Ahora bien 9 horas a la semana, para cumplir las 500 horas de
Koblentz tomaba un año. El hecho es que muchos de Riga se hicieron maestros
nacionales tras un año de estudio intensivo con Koblentz. Tal, con talento
natural le tomó a Koblentz, desde 1955, cinco años hacerlo Campeón mundial.
Pero ya para 1955, Tal había trabajado 9 años con otros maestros y acumulado
más de 5000 horas, pero para 1960, adivinen que, Tal juntaba más de 11 000
horas de trabajo.
Según
Gladwell “Lo que distingue al desempeño de una persona del de otra es lo duro
en que él o ella trabajan, esto es, las personas de punta, de lo más alto de la
pirámide no sólo trabajan más duro que ningún otro. Ellas trabajan mucho, mucho
más duro. Gladwell cita a varias personas en su libro, incluyendo a Bill Gates
y los Beatles, que lograron la cima en sus especialidades con la formula típica
y agotadora de tiempo más dedicación.
El
GM Kaidanov en una entrevista el año pasado decía que en la URSS no tenían los
niños tantos distractores como en occidente, así que las privaciones los
ayudaban a dedicarse más al ajedrez y esto ayudo a que salieran tantos grandes
maestros. En Estados Unidos y en Europa, entre tanta diversión y tantas cosas
que hacer y comprar, los niños no es fácil que junten 10 mil horas de esfuerzo.
Si hubiesen vivido en Baku en los años setentas, seguramente muchos talentosos
hubieran juntado esas 10 mil horas antes de cumplir los 25 años, parece afirmar
Kaidanov. El caso es que el se hizo gran maestro a los 29 años, tras ir al
ajedrez tres veces por semana durante 20 años…
Koblentz
publica en 1937 su primer libro y su último en la URSS en 1986, pero en
Alemania siguió publicando libros, cumpliendo así más de 50 años de autor.
Entre
sus libros puedo citar “Study Chess With Tal” aparecido sólo en ingles,
“Ajedrez de Entrenamiento” publicado en español, ingles, ruso y letón,
originalmente escrito en 1961, El Arte del Análisis en Alemán, el “Mundo Mágico
de las Combinaciones” publicado en español, inglés, alemán, ruso y letón,
“Obteniendo una meta”, publicado en ruso y dedicado a su trabajo con Mikhail N.
Tal. “Der Zug der Erfolg” (El camino del éxito) en alemán, muy similar al ruso
antes mencionado, pero no exactamente igual. “Lecciones de Estrategia”, editado
en ruso, “10 mil horas al campeonato mundial” cuaderno editado en Riga en 1979,
en ruso, pero en mimeógrafo. “Escuela de Ajedrez” en ruso y letón, un poco como
una edición mejorada de “Ajedrez de Entrenamiento”. “Memorias” editado en ruso
en 1986, notable, relatando su experiencia como periodista de 1935 a 1941,
luego como entrenador de 1944 en adelante. De sus notas de sus clases en alemán
aparecieron varias en “Rochade”, pero por lo general su producción en alemán
fue de pequeños tirajes y solo dos libros, “El arte del análisis y “ajedrez
posicional” destacan en tirajes de más de 1000 ejemplares, aunque circulan dos
docenas de cuadernillos de entre 30 y 100 páginas y de no más de 100 ejemplares
de tiraje. Entre estos hay trabajos notables, algunos publicados por una
revista de Riga, “Ajedrez del Báltico” que sustituyo a “Ajedrez” de Riga en
1991 cuando Letonia volvió a ser independiente y se separó de la Unión
Soviética. Tras de ese momento el saldo fue fatal para el ajedrez de Riga,
Koblentz y Tal emigraron para Alemania, seguidos de Gipslis, Vitolinsh se
suicidó al no adaptarse a la vida del ajedrez después de la URSS, los jóvenes
Shirov, Lanka, Kengis y decenas de maestros emigraron a diversos países. Parece
ser que de los seguidores de Koblentz solo Valentin Kirilov y Janis Klovan se
mantuvieron en Riga, donde aún residem y tras darle Klovan a Letonia un título
de campeón mundial de mayores de sesenta añoa.
He
tratado de plasmar las ideas y los recuerdos de Riga y de los “Magos” que
conocí, principalmente Gipslis, Tal, Vitolinsh y Koblentz en la serie de videos
“Los Magos del Ajedrez de Riga”, (chesscom@hotmail.com )de los que apenas
he terminado tres bien.
Una
editorial de Riga, “Retorika A” publicó siete libros con toda la trayectoria de
Tal, incluyendo sus artículos, entre 1998 y
2006, escritos por Valentin Kirilov (retorika@apollo.lv) en un tiraje limitado de unos 3000
ejemplares y que cubren todas las partidas de torneo del gran campeón letón
nacido el 9 de noviembre de 1936 y fallecido el 28 de junio de 1992.
Para
terminar, quisiera recordar algunos consejos de Koblentz, aunque estos no
difieran en nada de los que dan otros entrenadores soviéticos letones o no,
pero que nunca esta de más recordar:
Los
principiantes deben aprender la notación y utilizarla desde sus primeros pasos
en ajedrez. A los instructores hay que recordarles que los errores en la
notación revelan errores en la visualización del tablero, la que es vital para
progresar en ajedrez.
Muchos
estudiantes de ajedrez cometen el error de gastar su tiempo en estudiar cosas
irrelevantes o equivocadas. Por ejemplo el estudiar mate de alfil y caballo
contra rey, que aparece una vez en 5000 partidas, es irrelevante, antes tiene
que saber todo lo importante, cosa que casi nadie logra. Muchos grandes
maestros no han estudiado como dar ese mate y ni falta les hace.
No
se debe gastar más del 25% del tiempo en estudiar aperturas. La mayoría de las
partidas entre Grandes Maestros no se deciden por ventajas o desventajas de la
apertura. Si se a uno le gusta con negras una apertura que deja al negro algo
inferior, juéguela de todas maneras. No descarte apertura tras apertura,
achacándole sus derrotas a las primeras jugadas. Practique táctica, táctica y
táctica. Luego estrategias del medio juego y finales.
La
formula de la Maestria es: Conocimiento más técnicas efectivas de razonamiento.
Ambas
se aprenden y se pueden desarrollar. Que tan rápido y que tan lento depende del
esfuerzo y del talento. Estudie libros sin tablero, que tengan más palabras que
jugadas, dando más explicaciones que jugadas. Juegue torneos, espaciándolos lo
suficiente para poder analizar cada partida jugada en ellos, con al menos dos
horas de análisis por cada hora de juego.
Deje
que su sentido común y su intuición lo guíen.