22 jun 2009
Un Programa de Estudio para realizarse via Internet. El sistema Vaisman.
Por MI Raúl Ocampo Vargas.
Después de algunos resultados más bajos de lo esperado en las participaciones infantiles y juveniles en Sudamérica y Centroamérica por jugadores mexicanos, y aunque haya quienes nieguen que se ha apoyado a los representantes (por ejemplo, todos los jugadores que fueron por parte de la Asociación del D.F, fueron con sus gastos pagados, y muchos de otros estados hay evidencias que también lo fueron, lo que no obsta para que en algunos estados sean los padres los que aporten los fondos. Creo que los padres de niños “patrocinados” debieran aceptar que si se ha apoyado en este sentido a sus hijos, si bien yo creo que el apoyo debía ser de otra manera más efectiva y completa. Esta claro que el ajedrez capitalino ha recibido en 2005 y 2006 un fondo muy considerable, que estimo arriba de los $150 000 dólares, y en otras entidades como Michoacán y Morelos el ajedrez ha recibido apoyos gubernamentales cuando menos por una cifra similar.) surge la inquietud de que no se apoya técnicamente a los jugadores. Si bien no hay un entrenador nacional, hay varios de nivel estatal que trabajan en los cuatro puntos cardinales del país, por lo que no se debiera notar la falta de un entrenador nacional, máxime que sería difícil ubicarlo en una ciudad o necesitaría ser trashumante, dado lo amplio del territorio nacional. Más bien se necesita una coordinación de entrenadores y un sistema que permita la atención de los jugadores prometedores. Tal vez, la posición de un entrenador nacional debiera ser temporal y enfocada a competencias específicas. De cualquier manera, dado el escaso consenso nacional, me temo que un entrenador nacional no sería aprovechado por muchos jugadores que preferirían continuar con su entrenador habitual. Tal vez atendería a los jugadores que no son apoyados por sus entidades, principalmente de estados donde hay poca o nula actividad de ajedrez y sus autoridades no responden en su apoyo.
Pero ¿Cómo debiera ser un programa de tipo nacional? Necesariamente a distancia, y con un modelo diseñado hace años por el MI Alexander Vaisman (apoyado por los GM Gulko, Greenfeld, Alterman y el mismisimo Garry), y que tuvo un éxito relativo via internet y ha sido replicado, con diversas modificaciones, en varios países.
El programa consiste de cuatro partes. Evaluación y valoración del alumno, el currículo principal, estudios del medio juego, la estrategia y la apertura, y tutoría personalizada.
El entrenador en jefe o nacional tiene que involucrarse en las siguientes tareas de acuerdo a las fases:
Primera Parte.
Revisar las partidas de los cuatro torneos previos de cada jugador (aproximadamente 30 partidas), y realizar un análisis completo de cada jugador con sus debilidades, fortalezas y puntos salientes.
Enseñar al estudiante a analizar sus propias partidas.
Sugerir el material publicado apropiado para auxiliar a cada estudiante (libros, revistas, artículos, software, o material en sistema computacional o video).
Sugerir el mejor entrenador para cada estudiante basado en las necesidades individuales en relación con la habilidad de cada entrenador.
Segunda parte.
El currículo principal.
Clases interactivas con los entrenadores.
El Estudio de partidas clásicas.
Análisis de partidas y anotación de ellas (principalmente las propias partidas).
Construcción de un repertorio de aperturas, base para alcanzar un confortable medio juego.
Como usar la computadora.
Psicología en Ajedrez y Desarrollo del pensamiento creativo.
Táctica.
Mejoramiento de la Técnica de Finales.
Tercera Parte.
Estudios del medio juego, la estrategia y la apertura.
Cuarta Parte.
Tutoría personalizada.
Curso personalizado para cada estudiante.
Planeación especial apuntada a corregir las debilidades de cada jugador al mismo tiempo que se desarrollan sistemáticamente sus ventajas relativas. Esto se logra a través de la coordinación del entrenador en jefe con el entrenador personal del jugador.
Para implementar este sistema via Internet se necesita un buen grupo de entrenadores que sean hábiles trabajadores ante las computadoras, y un entrenador en jefe que, además de un amplio conocimiento del ajedrez y una cultura general sobresaliente, tenga una gran experiencia y conozca el medio lo suficiente para evaluar entrenadores.
Los cursos a distancia no son fáciles. Existen muchas complicaciones para dar seguimiento personal y cumplido a los alumnos que están en otras ciudades. Tuve la experiencia de manejar un curso de 20 personas y, por alguna extraña razón, tres jugadores no recibían sus lecciones y su material a tiempo, incluso tomó el triple de lo normal hacer su evaluación. El curso fue un desafío administrativo y lo realice un solo año, a pesar de que económicamente era rentable, ya que en ese entonces no pude solucionar el llevar un archivo de más de 10 personas. Y si lo limitaba a 10 personas no era rentable, pues el número clave era de 20. No pude resolverlo y quede mal con tres alumnos, a quienes sólo les cobre la inscripción, pues no encontré la forma de continuar dandoles el servicio.
Para emprender esto a nivel nacional, hay que estar preparado para atender al menos 150 alumnos, y, dada la experiencia que tuve en mi curso via email, se necesitarían al menos 8 entrenadores para brindar un servicio adecuado. Y eso contando con que ya he ido resolviendo algunos problemas a base de prueba y error. Pero si un grupo emprendiera la tarea por primera vez y sin contar el acervo de material que tengo de ajedrez en archivos de computadora (más de 200 clases en cada uno de los tres niveles de fuerza y una colección de posiciones instructivas tipo Dvoretsky de más de 10 mil posiciones), se requerirían unos 15 entrenadores, pues no podrían coordinar trabajos de más de 10 alumnos cada uno.
No creo que haya muchos que se echarían a los hombros tal tarea y sería difícil reclutar al equipo, dado las grandes dificultades y al enorme trabajo de arranque. Por lo pronto, los entrenadores que pudieran estar capacitados para la tarea de entrenador en jefe, que considero son los MI Dionisio Aldama, Dennis Verduga, Roberto Martín del Campo y él que esto escribe, no creo aceptarían tal encargo. En el caso de tres de los mencionados, y me incluyo, estoy totalmente seguro de que no lo harían, y mucho menos con la actual administración de la Federación.
Ahora bien, un entrenador en jefe necesita alguien que apoye en la selección de prospectos, pues hacer esta exploración requiere conocimientos y habilidades muy diferentes a las de entrenar. ¿Cómo seleccionar entonces quienes recibirían las tutorías? No es adecuado seleccionarlos a través de eventos, sino por varios parámetros, sobre todo en muchachos mayores de 20 años, pues si no los seleccionados serían sólo jugadores muy hechos y con compromisos que impiden un total involucramiento en un plan de entrenamiento como el descrito. Me temo que la corrupción imperaría y los dedazos serían la norma, pues no tenemos un comité confiable para evaluar en quienes se debe invertir el esfuerzo y los recursos. Máxime que hay muchos jugadores que reciben apoyos económicos y no lo declaran públicamente, lo que lástima a quienes andan haciendo gestiones y laboran para que reciban apoyos, que aunque a veces mal dirigidos, son por lo general bien intencionados por parte de los ajedrecistas que se dan a la tarea de pedir apoyos para otros a las autoridades. Ya de la buena fe de estas últimas, dudaría mucho en suscribirla.
El caso es que soluciones hay y no requieren de más dinero del que ya hay. El problema es que falta liderazgo en el ajedrez mexicano, pues este no ha emanado de un consenso general, sino a través de un sistema viciado que impide que los ajedrecistas se autogobiernen. Cada ajedrecista debiera tener una manera directa de decidir quien liderea el ajedrez del país o de su entidad o ciudad. El sistema indirecto es muy malo, por eso en otras instituciones no se utiliza, sólo en lamentables casos como sucede con el del ajedrez. Es como si para elegir Presidente de la República sólo votaran los que tuvieran empresas de más de 1000 empleados. Sólo unos cuantos votarían. A nadie extrañaría que un líder emanado del voto de unos cuantos, menos del 1% de las personas a quien se pretende encabezar, no tenga apoyo ni cuente con el consenso y la aportación de los que integran el grupo. No hay liderazgo simplemente porque nadie reconoce ni legitimidad, ni representatividad a un líder que con una veintena de votos pretende dirigir a varios miles de ajedrecistas.
En si el problema no es técnico, ni monetario, es de liderazgo y causado por un sistema indirecto para elegir representantes. Así que ni siquiera se puede culparlos por ello, cuando mucho lamentar que hay quien cuando puede agarrar, agarre. Lo malo es darles la oportunidad, pues a esta clase de llamado sólo acudirán personajes “muy selectos”. Esto causa oligarquías, corrupción, y un servicio deficiente por parte de una organización que bien a bien no es sostenida por los que supuestamente la integran. Esto tuvo su origen hace más de 50 años y el mal persiste. Aquellos polvos han traído estos lodos.
Ciudad de México a 30 de agosto de 2006.
Si me pierdo búsquenme en Andalucía o en Cuba.
Federico García Lorca.
A 70 años de su asesinato.