La escuela más importante del mundo fue la soviética y esta fue fundamentada con el apoyo de inmensos tirajes de los libros escritos por Capablanca, y casí no hay textos soviéticos entre los años 1925 a 1990 que no mencionen continuamente a Capablanca y citen sus partidas. En un manual para entrenar jugadores de primera fuerza había más partidas ejemplo de Capablanca que de cualquier maestro ruso incluídos Alekhine, Chigorin o Botvinnik.
Hace unas semanas tuvieron a bien el mandarme un syllabus a considerar para ser usado para capacitar entrenadores de la FIDE y me sorprendió no ver un solo ejemplo de partidas de Capablanca. Tres días después recibí un email de un entrenador de San Petersburgo, maestro de al menos seis grandes maestros, indignado porque no aparecen en los contenidos del programa ejemplos de partidas de Capablanca y Morphy (no me había dado cuenta yo de esto) y me pide lo apoye con otros entrenadores en la protesta. Ya a la semana éramos 32 los indignados firmantes de la petición de enmienda. El syllabus ya fue modificado y de 330 ejemplos, 12 son de Capablanca y 6 de Morphy. Lo curioso es que toda esa “grilla” se manejó en ruso, en Cuba ni se enteraron. Tan grande es Capablanca que de todos lados salieron defensores de su memoria.
Sobre Capablanca se han escrito más libros en ruso que sobre cualquier otra persona extranjera, exceptuando Jesús, Marx, Engels, Churchill, Gramsci, Cervantes y, aunque usted no lo crea, Sigmund Freud; según una estadística publicada en “Ciencia y Vida”, Capablanca era el octavo lugar, delante de Nixon, Napoleón, Hitler, Shakespeare y Beethoven, entre otros. Entre los 200 personajes extranjeros más reconocidos por la población rusa en 1990, estaba Capablanca en el lugar 27. Se consideraba que de 250 millones de soviéticos, más de 95 millones sabían que Capablanca era un jugador famoso de ajedrez y era compatriota de Fidel Castro, lugar 7 entre los personajes extranjeros más reconocidos, según esa publicación.