Si tuviese que elegir entre una lista de autores
norteamericanos de ajedrez que más me han impresionado, el nombre del GM Larry
Evans tendría que estar en ella.
Sus libros y artículos son todos excelentes, pero no tanto
como jugador como entrenador, tengo que decir que el de “New Ideas in Chess”
tendría que estar entre los diez libros que me parecen más importantes para
estudiar.
El 15 de noviembre de 2010 murió el GM Larry Evans y aunque
la última vez que hablé con él fue en Reno, su ciudad de residencia desde 1968,
en octubre de 1999, mantuve cierta correspondencia hasta septiembre de 2010 y
siempre sus emails contenían mensajes optimistas y me eran muy preciados. Como
en muchas cosas, el tema de Bobby Fischer fue una constante en sus escritos. La
preocupación sobre Fischer mientras vivía y luego de enero de 2008 sobre su
legado creativo fue permanente. Aunque en muchos sentidos la propia vida de
Larry Evans fue enormemente significativa para la historia del ajedrez
norteamericano, Evans daba a la de Fischer una importancia monumental. Evans
hacía la broma de que él y Rossolimo fueron los ajedrecistas que más influyeron
en Fischer, y que esa influencia era igual a ¡Cero!
Pero Fischer admitió varias veces lo contrario, pues en su
plática coloquial mencionaba frecuentemente a los dos y decía: “Evans diría
esto…” o “Rossolimo pensaba…” casi sobre cada tema de la plática. Una de sus
observaciones, al conversar sobre un libro que publicó el GM Taimanov en ruso allá por 1985, fue el que
tanto Evans al vencer a Taimanov en el match URSS vs Estados Unidos y Fischer
en su match en Vancouver en 1971, habían dado golpes terribles a uno de los
jugadores mas respetables y valiosos de la URSS, magnífico artista y de una
vitalidad envidiable. “Cómo lo golpeamos, pero Taimanov es tan grande y tan
animoso que seguro nos enterrará a los dos y ha sido más homenajeado en vida
que Evans y yo. A veces me da envidia el no haber cultivado otro arte además
del ajedrez. Taimanov una vez me regaló una grabación suya en piano de mi
melodía favorita, “Cuando los Santos marchen al cielo”. ¡Qué caballero tan
especial es este Marco!”
Evans fue un prolífico escritor y afortunadamente miles de
jugadores lo leyeron y fueron beneficiados por poder conocer sus ideas.
Desgraciadamente no aceptó las ofertas de hacer videos como los de “Roman Labs”,
pues como conversador era quizás tan interesante como escritor. Quedan por ahí
algunas grabaciones de entrevistas que se le hicieron en La Habana en 1964 y
1966, en ocasión de sus últimas visitas a Cuba. Adoraba Cuba y la visitó varias
veces antes de la Revolución Cubana, frecuentando casinos en la época en que
aun no era tan perseguida la habilidad de contar cartas, que Evans dominaba, y
que le permitieron ganar buenos pesos en el “Salón Rojo” del Capri. Luego en
Reno también logró algunos buenos dólares hasta que prácticamente le
prohibieron hacer sus “demostraciones” en el blackjack. El ambiente de casinos
y juego le atrajeron toda su vida. No por nada residió en Las Vegas y en Reno
tantos años, pero cuando se le comentaba el porqué no escribía algo de sus
recuerdos en las mesas verdes, como lo había hecho sobre su vida en las mesas
escaqueadas, decía que tenía algunas notas, pero que un libro así tendría que
ser póstumo, pues la vida en los casinos tenía muchas anécdotas que sería
peligroso dar a conocer.
Se retiró del ajedrez competitivo prematuramente, aunque
alguna vez pensó llegar a ser campeón mundial senior de ajedrez, sobre todo
cuando en esa categoría comenzaron a elevarse los premios. Ya en 1999, su salud
se veía mermada y caminaba lentamente, seguramente sus excesos en su vida
juvenil le cobraban tributo en su vejez. Se lamentaba que en la época de su
madurez y cuando aún era uno de los mejores jugadores de su país, no había
tantas mujeres interesadas en el ajedrez. “Ahora que hay tantas muchachas
guapas que se me acercan a pedirme autógrafos, ya no soy el Larry que las
perseguía antes…”
El caso es que este gran maestro de tan enorme importancia
me parece que aún no recibe el reconocimiento mundial que se merece.
Afortunadamente sus libros se reeditan todavía y lo mejor, casi todos se pueden
bajar gratuitamente de la red de Internet y es posible que lo lean muchos jóvenes
que aspiran a mejorar en ajedrez. La revista que Evans editó, “The American
Chess Quaterly” fue de las mejores de ajedrez publicadas en los Estados Unidos
y aunque su tiraje nunca fue tan grande como en la otra en que Evans colocó la
mayoría de sus excelentes columnas, “The Chess Life”, me da gusto ver que en un
sitio web ha sido “bajada” 25 mil veces, lo que me da la idea que 25 mil jóvenes
ajedrecistas la han leído alguna vez.
Un amigo de Reno me propuso escribir una biografía sobre
Evans, pero como yo solo estaba dispuesto a escribirla en español primero,
perdió un poco el interés, pues deseaba que lo fuera en inglés exclusivamente,
pero tenía que confesar mi limitada capacidad para tal tarea, pues por mucho
que conozca un idioma, siempre lo mejor es escribir en el idioma natural de
uno. Además que forzosamente tendría que tocar mucho el delicado tema de
Fischer, con muchas anécdotas que ya por ahí han sido ya bastante maltratadas.
Una de las cuestiones que para muchos parece misteriosa
sobre la relación entre Fischer y Evans es el porqué, tras haber ayudado a
preparar a Fischer para sus matches en 1971 del torneo de Candidatos y para el
de 1972 con Spassky, no fue su second en Reykjavik. Evans aclaraba que Fischer
le ofreció el 20% de lo que ganase en tal match y le pidió que lo acompañase
solo. Pero Evans deseaba que su esposa lo acompañase y que como fotógrafa brillante
que era, Fischer permitiese fuera la cronista gráfica de su trabajo en
Islandia, aparte de las escenas del match que estaban ya concesionadas a la
organización. Fischer le dijo que la idea era que solo ellos dos, Fischer y
Evans viajasen a Reykjavik. Evans le contestó: “Buen viaje y suerte” Ya no hubo
más argumentos y Fischer se trasladó a Islandia sin Evans.
“Mi esposa no me perdonaría estar lejos de ella tanto tiempo
y menos rodeado de islandesas tan atractivas, además de que esa oportunidad
histórica de fotografiar esa historia era algo que no podía perdonarme hacer
perder a mi compañera”
Evans creo que sintió que Fischer no había sido correcto en no
aceptar que el matrimonio lo acompañase y guardaba cierta molestia por la
actitud de Fischer. Por otro lado se enteró luego que en una recepción del
alcalde de Nueva York, Fischer insistió que una invitación especial para
asistir se le hiciese a la esposa rusa de Rossolimo. “¿Quién entiende a Bobby?”
se preguntaba Evans.
Conocí al GM Evans durante el Quinto “American Open” de
1970, que se jugaba en el Nautilus Room” en el mismo hotel de Santa Mónica en
donde se realizó la II Copa Piatigorsky en que venció Spassky y Fischer quedó
segundo. Gentilmente Evans conversó conmigo algunas historias del evento que
dirigió el GM Isaac Kashdan. Ahí le comenté que tenía algunas fotos raras del
Primer Torneo Internacional de México de 1933 en que Kashdan compitió con
Alekhine y que se las enviaría con algunas copias de las partidas de ese
evento. Así empezó la correspondencia epistolar con el insigne gran maestro y
que continuaría 40 años después ya en forma de emails.
Durante la larga estancia de Fischer en México para tratar
de efectuar su match de retorno con el GM Miguel Angel Quinteros, primero en
Taxco, Guerrero y luego en Cancún, Quintana Roo; Evans estuvo muy pendiente de
la evolución de las negociaciones y estaba muy complacido que ambos
organizadores, Don Alfredo Checa Kuri y Don Manuel Vega López de Llergo, el
primero del evento en Taxco y el segundo el de Cancún; deseaban que Evans fuera
el comentarista en inglés de las transmisiones en TV, mientras que las en
castellano fuésemos el GM Sisniega, el MF Alberto Campos Ruiz y yo; siendo
Sisniega también, por su excelente inglés, el que enlazaría las dos versiones.
Desgraciadamente, tras de más de seis meses de
negociaciones, no se logró que Fischer jugase y todos nos quedamos un poco
frustrados. Sin embargo, al organizarse el Torneo Interzonal de 1985 en Taxco, parecía
que todo estaba arreglado para que Evans participase como comentarista, ya el
gran maestro norteamericano no pudo acompañarnos por otros compromisos.
Una anécdota me viene a la mente cuando en 1974 tuve una
breve comunicación con Evans después de que en el Congreso de Niza se habían
malogrado algunas negociaciones para que se aceptasen las condiciones de
Fischer para defender su título ante Karpov y que le transmitía las malas
nuevas a Evans al salir yo de las salas del Congreso y que Don Manuel Vega veía
ya difícil el que el match Karpov vs Fischer se efectuase en México, a pesar
del fuerte respaldo monetario que varios empresarios yucatecos, los mismos que
unos 8 años más tarde buscarían realizar el match de Fischer en Cancún, Evans
al enterarlo de lo que finalmente se había acordado en el congreso me comentó: “Fischer
dejará de ser campeón mundial, en cambio yo, al realizarse la olimpíada en
Israel en 1976, seguramente sin la participación rusa, llegaré a ser campeón
mundial aunque sea por equipos”. Así sucedió.
Cuando uno lee las columnas de Evans, tanto en los diarios,
como en la “Chess Life”, no puede uno sino sentir lo unidas que las vidas de
Fischer y Evans estaban unidas. Dos años solamente sobrevivió Evans a Fischer.
Nacidos con una diferencia de poco más de 10 años, sus vidas fueron muy
diferentes. Creo que la de Evans fue muy satisfactoria en todos sentidos,
mientras la de Fischer, con todas sus glorias, se siente vacía en muchas formas
y como que uno tiene el sentimiento que Evans fue un campeón completo y la de
Fischer una promesa incumplida en gran parte. El mejor libro de Fischer, “60
partidas memorables” tiene mucho del sello de Evans, su reconocido coautor y
que merecidamente esta a su lado en ese histórico libro.
El otro libro, el de Zurich 1953, del GM David Bronstein, no
tiene a su lado a su coautor, Weinstein y hay cierta injusticia en ello que no
se reconoció a tiempo. Lo mismo pasa con muchos libros de Karpov en que a los
verdaderos coautores no se les da reconocimiento debido.
Cuando escribo sobre los entrenadores me parece que muchos
de ellos, a la sombra de sus pupilos, no han sido debidamente reconocidos. Eso
me hace sentirme obligado a continuar esforzándome en escribir de ellos y
terminar mi proyecto de “Aprendiendo de los Entrenadores”, y por supuesto el GM
Larry Evans debe estar ahí, con todo lo que Fischer apuntó sobre él, pues creo
que si, que Evans y Rossolimo mucho tuvieron que ver con Fischer y que Evans
subestimo su influencia. Ese “Cero” fue muy grande.