Han
pasado ya diez años del fallecimiento del GM Robert James Fischer y algunas
cosas, que por razones desconocidas, pues no eran ningún gran secreto, pueden
revelarse, cumpliendo su voluntad. A
veces parecía que Fischer tenía solicitudes extrañas, pero de alguna manera,
por su gran calidad humana, ninguno de los que lo tratamos, si estaba en
nuestra mano, nos negábamos a cumplirlas.
Cuando
Fischer pasó una temporada en la península de Yucatán, mientras empresarios de
esas tierras encabezados por el fundador de la
FENAMAC, el maestro Manuel Vega López de Llergo, organizaban un match de
retorno en que jugaría contra el GM Miguel Angel Quinteros en Cancún. Sabedor que el GM Carlos Torre Repetto era
originario de tan hermosos lugares, nos comentó que quizás ignoraban en Yucatán
que él siguió un consejo del gran
jugador yucateco. Pero pidió que no lo contásemos, porque detrás de esa
historia había algo que lo avergonzaba un poco.
Hizo
una lista de lo que no se podría hablar por los comentaristas del match de
Cancún y entre estos estaba el secreto que denominaba con el nombre de Torre.
Al
principio pensaba yo que se refería a su gran amigo el GM Eugenio Torre cuando
apuntó eso del Secreto de Torre, pero en Yucatán aclaró que era al GM Carlos
Torre a quien se refería.
El
caso es que había unas notas que el GM Rossolimo tenía de Herman Helms, el
editor del American Chess Bulletin, le había dado de trabajos realizados por
colaboradores de la revista entre 1916 y 1928 que no se habían publicado y que
se le dieron a Rossolimo en 1956 para ver si se hacia una edición especial
sobre de ellos.
El
GM Rossolimo le mostró unas copias a Fischer queriéndolo convencer de cambiar
la idea del muy joven Fischer sobre la importancia de resolver estudios de
composición del ajedrez, sobre todo finales y problemas, como un medio de mejorar
la imaginación y el cálculo concreto de variantes. Fischer, un poco necio en
sus ideas, desdeñaba ese consejo de Rossolimo y de mala gana recibió esas
notas.
El
caso, es que, siendo Fischer extremadamente curioso, paso noches enteras
revisando las notas y terminó concluyendo que Rossolimo tenía razón. Pero no
quería admitirlo.
En
especial le llamaron la atención los comentarios que había escrito en 1924
Carlos Torre, el célebre ganador del torneo Western de ese año y que adjudicaba
gran parte de su éxito a la labor de revisar los problemas y estudios que Helms
le había encargado revisar y calificar.
Contaba
Fischer que cuando viajó a la Unión Soviética se acordaba de lo que Rossolimo
le había dicho, cuando vio que en el Club Central platico con algunos viejos
maestros rusos y le comentaban que el resolver estudios y finales compuestos
era una práctica muy estimulada en los seminarios de entrenamientos y que esa
manera de entrenarse la recomendaba Botvinnik gracias a los consejos de Avram
Modell y el mexicano Carlos Torre desde 1925. Para Fischer significaba que la
labor de Torre con Helms había ayudado al desarrollo del ajedrez en la Unión
Soviética y que eso para él era una traición de Torre al ajedrez americano.
Confesó que saber que Torre había terminado prematuramente su carrera
ajedrecística le dio cierta alegría. Pero que al saber, ya por 1966, por
algunas conversaciones con el Maestro Eleazar Jimenez en Cuba, de lo grande que
era Torre y sus valores como ser humano, sintió verdadera vergüenza de lo que
había sentido sobre Torre unos años antes.
En
lo que a Rossolimo respecta, Fischer le daba pena nunca haberle dado la razón. “Fue
un gran pecado, que me ha avergonzado mucho”.
Las
notas, decía Fischer, las conservó mucho tiempo como un tesoro, pero a nadie le
dijo que desde que las tuvo, dedicó gran parte de su entrenamiento a resolver
posiciones de ese tipo de composiciones y que estudio sobre todo las
composiciones de Kubbel y de Troitzky, así como investigo los trabajos de los
jugadores clásicos como Morphy y Torre. “Gracias a ellos conocí lo que era
desarrollar la imaginación”.
Le
insistí la importancia de comentar eso públicamente como guía para los que
quisieran progresar en ajedrez. “No es necesario, muchos grandes maestros
soviéticos hacen mucha propaganda con eso, además están ustedes comprometidos
por los acuerdos a no decirlo”. Fue inútil insistir en que su historia no
debiera causarle pena alguna, pero Fischer no aceptó.
Es
cierto que todos los grandes maestros en la URSS insistían en esa importante
faceta del entrenamiento de un jugador, pero siempre pensé que si Fischer lo
decía públicamente sería importante para muchos ajedrecistas que no simpatizaban
con la URSS. “Al terminar el match con Quinteros, lo consideraré”. El match no
se realizó por muy diversas razones y esa historia completa tuvo que esperar
hasta una década después de la muerte de Fischer.
Pero
quisiera citar algunas notas del libro Aprendendo a calcular del GM Rafael Leitao,
publicado en Brasil en portugués que dicen:
“Una
parte considerable del desenvolvimiento de mi habilidad táctica se debió a mi
interés desde joven por la composición de estudios” GM Vassily Smyslov.
“Una
de las más importantes (si no es que la más importante) cualidades de un
maestro de ajedrez es la habilidad de calcular variantes con precisión. Para
aquellos jugadores que no se sienten confiados a ese respecto es útil resolver
estudios” GM Mikhail Botvinnik.
El
GM Leitao agrega, “La utilización de estudios para mejorar las habilidades de
cálculo es uno de los secretos de la escuela rusa. Desde la época del patriarca
Mikhail Botvinnik este método era utilizado. Pude comprobarlo durante mi visita
a Moscú en 2002, cuando el renombrado entrenador Mark Dvoretsky me bombardeo
con una serie de composiciones a ser resueltas,
así como lo hizo con el equipo olimpíco brasileño durante la preparación para la Olimpíada de 2006.