Cuando al campeón mundial de ajedrez Robert James Fischer le
preguntaron qué hacía para prepararse para un torneo, se sentía confundido ante
tal cuestión.
Los entrenadores soviéticos que estudiaron profundamente a
Fischer y que eran seguidores de las
ideas de Model, comentaban que
precisamente en eso se diferenciaba el norteamericano de los muchos grandes
maestros de países occidentales que pretendían arrebatarle el cetro del ajedrez
a los jugadores soviéticos. La idea de que las competencias son parte normal de
la carrera de un ajedrecística y no una serie “·molecular” de momentos
especiales. Muy diferente a otras actividades consideradas deportes, un
ajedrecista como Fischer siempre tiene el motor encendido, no necesita
calentarlo.
En muchos países se puso de moda el crear “Centros de Alto
Rendimiento”, o de Máximo Desempeño, lo que para la ideología del ajedrez
soviético sonaría un absurdo y a Fischer aún más.
Había escuelas de ajedrez en la Unión Soviética, pero no
centros de alto rendimiento. Las enseñanzas eran generales y los contenidos
también. Claro que a nivel de campeonatos del mundo se hacían por breves
temporadas seminarios en que se concentraban los miembros de las delegaciones
que representaban a la Unión Soviética que ganaron tantos títulos mundiales
durante medio siglo. ¿Pero “Alto Rendimiento”?
Esas concentraciones atendían problemas específicos de
algunos jugadores, pero no era cosa de separarlos, o de hacer un “Olimpo” de
Dioses del Ajedrez, sobre todo con niños y jóvenes que son muy susceptibles al síndrome
de la estrella. Hay niños que juegan bien, campeones nacionales quizás de un
país de bajo nivel que tienen desplantes sintiéndose estrellas, cuando
jugadores de su misma edad y con mucho menos apoyo económico por ser de países
pobres, tienen 500 puntos de rating más. Pero eso es culpa de los entrenadores
que no los sitúan en la realidad.
Lo peor es que se crean “Centros de Alto Rendimiento” con
pupilos muy debajo de los 2500 de Elo, y que se sienten de los mejores del
mundo, cuando hay un millar de jugadores contemporáneos a ellos con más nivel.
Son Centros de Alto Rendimiento de la segunda categoría.
Muchos entrenadores aumentan la atención hacia sus alumnos
unos pocos meses del año cuando quieren justificar con los logros de los asistentes
a sus centros, no sus verdaderos alumnos, un trabajo que realmente no se ha
realizado. A la hora de la medalla que se convertirá a la larga en la hora del
cheque están muy atentos y preocupados por como jueguen los de su “establo”,
pues son explotadores de niños. Es cuando se habla de “Performances”, de “Rendimientos”,
para atraer a los padres y les autoricen el manipular a los niños a que se “quemen”
utilizando métodos de estudio inadecuados que les rendirán triunfos en su etapa
infantil y juvenil, pero que hipotecará el futuro.
Revisando los resultados de torneos infantiles nacionales de
1974, 1984, 1994 y 2004, ahora que ando revisando archivos históricos del
ajedrez, resulta que de 230 jugadores de diversas edades que ganaron uno de los
tres primeros nacionales, solo uno logró un título de maestro Internacional y
dos lograron el de maestro FIDE. De los 230, 160 abandonaron el ajedrez antes
de cumplir 30 años, y 64 son con edades superiores a los 20 años, se
convirtieron en jugadores sin nivel, promediando para ser exactos 1810 de
rating, cuando muchos fueron campeones nacionales infantiles varias veces. De
100 jugadores mexicanos con rating FIDE en 2014, 81 no jugaron torneos antes de
los 12 años de edad. Claro que son
estadísticas y estas disfrazan muchas cosas. Pero….
La manera soviética de dar clases por separación de niveles,
no por edades, propició un desarrollo general, sin centros de Alto Rendimiento,
en que la participación promedio de una persona es de 35 años en competencias de
ajedrez contra la de 5 años de los jugadores infantiles mexicanos. Ahí los 10
mejores jugadores soviéticos destacaban entre los 20 y los 30 años, en México
el promedio es que destacan entre los 13 y los 16 años, pero muchos a los 45
son ya jugadores retirados, mientras que cuando hacen un torneo de mayores de
60 años en Rusia, se descubre que el 100% de los participantes tienen casi 50
años jugando competencias. Aquí en los torneos de mayores de 50 años, el 15%
participaban en competencias de más de 2000 de rating nada más, muchos jamás
fueron seleccionados nacionales cuando eran jóvenes, mientras que los de las
competencias en Rusia, eran el 30%. Aquí el problema es que para que brillen de
niños, hay el peligro de que el instructor les corte las alas. No se preocupan
por su futuro e incluso los pueden dañar emocionalmente al someterlos a
presiones de competencia a edades en que no tienen madurez para soportarlo.
Es terrible que los instructores de niños sean los más mal
preparados entre el gremio de profesores de ajedrez de México, debido a que es
allí donde están los sueldos más bajos. En Rusia los mejores entrenadores son a
los que les confían a los niños y es donde exigen mayor nivel académico y cultural.