Hay una serie de libros que se
han perdido los jugadores del siglo XXI. Sin duda hay una creciente oleada de
publicaciones en papel y electrónicas que como avalancha caen sobre el que se
inicia en ajedrez. Son como un Leviatán que amenaza engullirse a todo aquel que
se asoma un poco. Y pareciera que forzosamente hará que al recién arribado al
mundo del ajedrez pierda algún tiempo en orientarse, como en terrible “novatada”
que tendrá que pasar para considerarse iniciado.
En estos días en que se considera
un analfabeto funcional a aquel que no sabe inglés y computación, se sufre en
el síndrome del pajar.
Antes los “poderes fácticos”
controlaban a la gente con la falta de información, como aquellos sacerdotes
que conociendo la astronomía le “apagaban” el sol a los pobres trabajadores
cada vez que se alzaban, controlándolos en base a saber cuando surgiría el
eclipse. Ahora es no ocultando conocimientos, sino desbordando para confundir.
Es como si a alguien que quiere agua le sueltan un chorro fortísimo que
impedirá que la sacie, ahogándolo en cambio.
Entre tanto libro de aperturas
con las novedades de abril de 2015, los noveles jugadores no pueden ver el
pasado. Lo apantallan con los rascacielos y no miran lo que hay en el subsuelo,
donde está la raíz.
Cuando trato de transcribir todo
lo que Fischer escribió, y de lo que de él dijeron los grandes de su época, me
encuentro en notas que guardo sobre todo lo que Fischer decía sobre ajedrez
cuando estaba en México, tratando un mucho de apartar lo que dijo en otros
temas, para tratar de aislar y entender al Fischer ajedrecista separándolo necesariamente
del Fischer politólogo, me encuentro observando libros que otrora pase de largo
y no le di importancia.
Me llamaba la atención que
Fischer diera importancia a algunos libros que yo no recomendaba a mis alumnos
y que eran de fácil adquisición en México, hecho que sorprendía a Fischer, ya
que decía que en otros lugares eran difíciles de adquirir.
Entre ellos uno de Golmayo, aquel
casi gran maestro nacido en Cuba seis años antes que Capablanca y que por dos
décadas fuese el mejor jugador en España. Apenas revise alguna vez ese libro y
no lo considere importante hasta que observé que Fischer casi se lo sabía de
memoria, pues citaba una página completa de repente. Y yo tomando nota.
Temas de Ajedrez era ese libro,
que terminó todo maltratado de tanto revisarlo Fischer. Desgraciadamente no
hizo ninguna anotación al calce, porque me apuntó que como no era suyo no se
atrevió a subrayarlo. Pero en cambio me mencionó dos o tres párrafos que
llamaron su atención.
Otros libros que mencionó como un
libro básico para quien enseñase ajedrez fueron el de Partidas Selectas de
Morphy, editado por CECSA en México y el de Ajedrez en la Cumbre por Petrosian.
No hace mucho, un entrenador de
San Petersburgo, discípulo de Zak me comentaba que uno de los grandes libros
soviéticos que se habían traducido al castellano era el de Weinstein, La Trampa
en la Apertura. Me sorprendió esa calificación y a pesar de que desde muy joven tenía yo ese
libro, casi nada lo conocía, lo compre con una idea o algo así, de tener
completa la biblioteca, cuando en originales tenía unos 7000 libros, como ahora
digitales tengo mas de 40 mil.
El caso es que los libros del
siglo XX de entre 1950 y 1990, son casi desconocidos por los nuevos jugadores
mexicanos. Y como aquí no se dan clases siguiendo un sistema curricular, ningún
temario, pues la bibliografía citada es casi inexistente y se sabe algo de los
libros novedosos.
No hace mucho en el facebook,
discutiendo sobre una entrevista al GM Valery Salov que apareció en
chess.news.ru en ruso y que estoy traduciendo con ayuda del propio GM Salov,
hablaba de que Fischer con análisis de jugadas argumentaba que en los matches
Karpov vs Kasparov había habido algún manipuleo político y que la formula de
Nash matemáticamente lo demostraba.
En esos días lamentablemente
falleció el Dr. Nash en un accidente y algún lector del facebook me preguntó
sobre la teoría de Nash y que tenía que ver en ajedrez o si se complementaba
con la del Dr. John Von Neumann de la teoría de los juegos.
Hay un libro de Dvoretsky que no
hace mucho se tradujo al español que se titula “Nunca olvides que tienes un
rival enfrente” que tiene mucho que ver con Nash.
Uno de los defectos más difíciles
de erradicar entre los ajedrecistas que se inician es que siempre piensan desde
su lado del tablero y se olvidan de ponerse en los zapatos del contrincante. “Pensar
en el otro lado de la colina” decía el Duque de Wellington que había sido su
fórmula para derrotar a Napoleón primero, que no a Napoleón Bonaparte, pensar
en el general contrario, que estaba al otro lado de la colina, entenderlo,
comprenderlo y prevenir sus intenciones.
Comparando con lo que escribió John
Von Neumann que ya había estudiado el
equilibrio en los juegos de suma cero (en el que los otros jugadores ganan lo
que un jugador pierde, como se supone es el ajedrez), Nash en su tesis doctoral
de 1951 describió las situaciones en juegos en los que todos pueden perder. Lo
que se llama el equilibrio de Nash. Lo que vivimos constantemente en el
neoliberalismo, en que se firman
contratos que comprometen a las partes que suelen ser bastante egoístas y
traicioneras. Por eso es muy importante
al analizar una posición considerar que se involucran tanto las decisiones de
todos los participantes, nuestro
oponente y no solo las de uno.
No se puede en ajedrez solo
preguntarte qué es lo que tienes que hacer tú, sino que tienes que preguntarte qué es lo que tienes que hacer tú teniendo en cuenta lo que piensas que
va a hacer tu contrincante.
Ese
equilibrio de Nash lo usaba Fischer, decía que a diferencia de otros grandes
maestros no jugaba con negras primero a igualar y luego de ahí a tratar de ganar, sino que sin tener
la igualdad buscaba ir tras de la victoria con negras. Trataba de engañar
dejándose engañar. El chiste de dos judíos le encantaba. Decía que un tal
Abraham estaba llegando a una estación de ferrocarril y Moises le preguntaba: ¿Adónde
vas Abraham? A Viena, le contestó. Entonces Moises decía: Me dices que vas a
Viena para crea que tu vas a Praga, pero no me engañas Abraham, ¡Vas a Viena!.
Entonces Fischer decía que era evidente lo de los matches y cuando sentía que
no lo apoyaba la audiencia, se molestaba. Sacaba el libro de Golmayo y decía,
¡Aquí está muy claro!. La verdad no entendí en que parte del libro estaba lo
que se refería. Entonces sacaba el de Petrosian y lo echaba encima del otro.
¡Dos argumentos que coinciden! El caso es que me quedaba con cara de ¿What? Ahora
que traduzco la entrevista de Salov, la interrogación crece.
Lo que si no
me queda más que decir que el de Dvoretsky es un gran libro y puede ser un
parteaguas para la carrera de un ajedrecista. Que si el libro de Petrosian es
un imprescindible para un instructor de ajedrez, por supuesto. Y que el de
Golmayo es muy bueno y con los de Capablanca de lo mejor que algún habanero ha
escrito de ajedrez, ¡claro!. De Nash está claro que si no le dieron el Nobel de
matemáticas y si el de economía, fue simplemente porque Alfred Nobel no
instituyó el Nobel de matemáticas, porque seguramente no le gustaban las
matemáticas. Y que si no nos cultivamos,
¡Todos perdemos! El ajedrez no es de suma cero, mal manejado todos pierden, es
como el cianuro, en malas dosis terrible, bien puesto en un “huesito de
chabacano”, sería magnífico…