En México un “Viene, Viene” son
personas que guían a un automovilista para que estacione su vehículo en una
calle.
Generalmente cuidan el auto para
que no lo desvalijen, apartan lugares de estacionamiento y viven de las propinas
que les dan los “usuarios” de sus servicios.
A veces, cuando uno busca donde
aparcar, el viene, viene es un personaje entre necesario, agradable y
desagradable. El caso es que proliferan.
En ajedrez un “viene, viene” es un
personaje que promueve y da clases de ajedrez para principiantes, si tiene
buenas relaciones, podrá ser instructor en alguna escuela o club, o es un líder
entre estudiantes de una escuela.
Hay muchos muy valiosos y hay
otros que simplemente han encontrado en el ajedrez una manera de luchar ante el
desempleo.
Conforme aumenta la demanda
general por clases de ajedrez para niños, en países como México en que no pasan
de 5 mil los jugadores de ajedrez habituales y hay más de 100 mil escuelas,
obviamente si cada jugador formal de ajedrez diera clases, no se podría satisfacer
la demanda.
Entonces se habilitan por si
solos, o con algunos contactos, miles de “viene, viene” que tienen algún
conocimiento superficial de ajedrez, lo suficiente para dar clases o, en el
peor de los casos, fingir que da clases de ajedrez.
Si nos vamos a estadísticas, de
unos 100 instructores laborando en ajedrez en Ciudad de México, 75 podrían ser
considerados “viene, viene”, o sea un 75%. Es posible que en otras ciudades en
donde haya menos jugadores de ajedrez formales el porcentaje sea mucho mayor.
El caso es que se necesitan
muchos “viene, viene”, ya que al analizar la historia personal de muchos de los
mejores ajedrecistas mexicanos, un gran porcentaje, muy arriba del 80%, fueron
iniciados en el ajedrez por un “viene, viene”.
Supongamos que si tuviéramos miles
de “viene, viene” acercaríamos al ajedrez a decenas de miles, así en lugar de
una federación con 5 mil ajedrecistas mas o menos habituales tendríamos una de
al menos 50 mil, lo que significa el 1000% mas de recursos, más de interés por
el ajedrez.
Entonces hay que hacer dos cosas,
reclutar más “viene, viene” y darles herramientas para que puedan hacer su
trabajo mejor y con condiciones más agradables.
Ahora varias organizaciones han
convocado a aspirantes a “viene, viene” del ajedrez pero con esquemas que si
bien facilitan su inicial contratación, les dan pocas armas para su labor, lo
que ha tenido como consecuencia poca estabilidad en el empleo, son despedidos
por falta de competencia, y hacer de su labor algo desagradable, pues les es difícil
y poco a poco los desanima.
Hay verdaderas historias de
sufrimiento cuando un “viene, viene” se enfrenta a un grupo de niños muy
inquietos y al no tener programas de clase, planes para el manejo del aula, se
sienten desbordados e infelices.
Hace algunos años hice una Guía
de Ajedrez para padres e instructores que muchos “viene, viene” me elogiaron
mucho y expresaban que les sirvió mucho para su labor y para pasar de “viene,
viene” a instructores de ajedrez más o menos formales.
La Guía la adquirieron 230
personas, lo que me pareció satisfactorio.
Como habían pasado algunos años,
me puse a actualizarla y volverla a ofertar. Pero como en muchos países varios
especialistas han enfrentado el problema de capacitar a los “viene, viene”, se
han realizado seminarios para instructores de todo tipo y recientemente recibí
los textos y videos de un seminario para instructores de principiantes que me
pareció, con algunos ajustes y algunos cambios, pues es un seminario de Rusia y
hay algunas cosas que dominan ya los “viene, viene” rusos que aquí no, puede
producirse un buen manual de “viene, viene”.
Allá los llaman trabajadores
voluntarios de ajedrez y son, por lo general, aspirantes a entrar en el sistema
de instructores escolares de Rusia, que incluye ahora unos 30 mil instructores.
Los “viene, viene”, o voluntarios
aspirantes a instructores los calculan en 250 mil, de los que esperan sacar
unos 25 mil instructores.
Muchos de esos 250 mil son
personas ya muy conocedoras de ajedrez, pues la mayoría son jugadores formales
con más de 1800 de rating y un 30% tienen grado universitario y 40% tienen
tiempo dando clases de ajedrez de manera voluntaria o alguna vez han trabajo de
auxiliares de algún instructor ya calificado.
Todo el concepto, con números
proporcionales, me pareció una buena alternativa para regularizar a los “viene,
viene” y convertirlos en instructores formales en los países iberoamericanos.
Me preocupa una observación que
hacen sicólogos rusos en los manuales para instructores a cargo de capacitar a
los “Trabajadores voluntarios”.
Ahí dicen que un obstáculo para
capacitar a los “viene, viene” de ajedrez es que no se han convertido antes en
instructores por varias razones en las que hay que incluir poca voluntad para
superarse, conformismo con su situación actual y porque ven demasiada empinada
la cuesta para llegar a ser un instructor serio. Otra muy preocupante es que
muchos parecen ser ignorantes del inmenso mundo que es el ajedrez “…y creen
saberlo ya todo, por lo que no tienen interés en superarse”.
En China un programa de
capacitación de “viene, viene” de ajedrez fue muy exitoso hace unos 5 años, y
presumen de haber capacitado a 30 mil “viene, viene” hasta convertirlos en 30
mil instructores de calidad. Me parece un poco exagerado.
El caso es que me pongo a
trabajar en mi Guía para “viene, viene”, que espero hacerlo como un manual de
primeros auxilios para los que manejan clases de ajedrez, como el “Manual de
los Jóvenes Castores” para ajedrez, como el de Hugo, Paco y Luis; los tres
sobrinos del Pato Donald, que para todo sacaban su manual y les servía para
resolver los problemas más diversos…