Si bien la
tarea principal de los que aman al ajedrez en México no debe ser sólo que
algunos jóvenes lleguen a ser jugadores de excelencia a nivel internacional,
sino de que mayor número de personas se beneficien en su desarrollo integral
con la práctica organizada del ajedrez, el modelo de trabajo con escolares que
llevó al joven texano de 15 años a ser campeón mundial de ajedrez entre los
menores de 20 años y a obtener a temprana edad el título de gran maestro, puede
ser repetible en México.
Hace muy pocos
días conversaba con uno de los que imparten cursos de “SICED” de ajedrez, sobre
la inoperancia y fracaso de ese programa, expresando mis argumentos sobre lo
dañino que era hacer creer a instructores preparados en ese sistema y a los
pupilos que recibirían sus enseñanzas, que los contenidos eran adecuados para
estudiar y entrenar ajedrez. Analizábamos que en los últimos quince años se
había experimentado un retroceso grave en la calidad de los ajedrecistas
jóvenes mexicanos y que a pesar de abundantes ejemplos de que había numerosos
jóvenes talentosos, solo una decena, a pesar de todo, había logrado alcanzar
los niveles que tuvieron los jóvenes de las generaciones del siglo XX.
En las dos
primeras décadas del siglo XXI practican en el ajedrez organizado de México
casi el doble de jugadores menores de 20 años que los que lo practicaban en las
dos últimas décadas del siglo XX, y no obstante se graduaron con títulos
internacionales un número muy inferior a los de ese final de siglo. Si se hace
un promedio de rating de los veinte primeros lugares de 2016 con los dos de
1999, a pesar de que hay una inflación de rating, se hace más evidente que hay
un retroceso, mientras que si se hace esa comparación a nivel mundial, tal vez
producto de la inflación de rating, el avance es de casi 100 puntos de rating.
Entonces el retroceso es mucho más agudo de lo que demuestran los fríos
números.
Razones hay
muchas. Malos modelos de enseñanza, demasiados torneos de ajedrez rápido,
disminución notable de torneos clásicos, casi nula participación en torneos
internacionales de nivel. Desgaste económico causada por excesiva estimulación
a que niños participen en torneos abiertos infantiles internacionales
disfrazados de “Mundiales” y diversos festivales que tienen como anzuelo el regalo
de títulos FIDE fáciles y el seguimiento de una política internacional
mercantilista que explota los deseos de los padres de niños ajedrecistas,
canalizándolos a ser explotados por los afanes lucrativos de diversos niveles
de directivas del ajedrez federado.
Por sacar
dinero a toda costa de los bolsillos de familias bien intencionadas, se han
desarrollado todo tipo de modelos de práctica organizada del ajedrez para niños
y jóvenes que han tenido como consecuencia una baja de la calidad del desempeño
en ajedrez. Engaño a padres y autoridades se han reflejado en pobreza de nivel.
Hay modelos de
que las agrupaciones del ajedrez federado puedan hacerse de fondos, inclusive
de aumentarlas sin pasar por erradicar la corrupción, pero como las formulas
habituales les resultan, ya ni siquiera tratan de buscar como aumentar sus
ingresos, mejorar sus servicios y, por lo menos, disminuir radicalmente los
daños colaterales de su afán lucrativo.
Matan la
gallina de los huevos de oro. Pudiendo lucrar y al mismo tiempo ayudar a la
comunidad ajedrecística de sus localidades, con un poco de esfuerzo y
dedicación, sin siquiera reducir en algo su corrupción, siguen la regla del
como va que siga, haciendo daño y arruinando las cosas para ellos y para las
personas que son sus fuentes de ingreso.
Hay maneras de
seguir lucrando, pero con un cierto sentido de responsabilidad. No requiere
siquiera que tratan de reducir sus demandas de dinero, solo requiere hacerlo
con más cuidado, siguiendo modelos exitosos. Uniendo elementos que están a
disposición de ellos y que pueden mantener vivo su sistema de ganar dinero,
solo haciéndolo un poco menos fácil su acopio.
Modelos
exitosos existen y que están dejando dinero por todos lados. El disminuir un
mínimo las simulaciones, buscar un poco más en serio dar un buen servicio,
puede resultar muy rentable.
La clave está
en preparar recursos humanos con un poquito más de calidad. Ya cada vez es más
difícil que engañen a los padres, hay que esforzarse un poco más. La zanahoria
ya no puede ser de plástico, hay que usar una real .
El Modelo del
GM Jeffery Xiong puede ser una solución, si se analiza bien. Olvidarse de los
trucos ya gastados y que todos conocen que son un fracaso, como los SICED y
cursitos y cursotes que en dos minutos pretenden formar personal capacitado
para asuntos tan complicados como son el brindar servicios de la práctica
organizada del ajedrez, es necesario para mantener el negocito que ya ha dado
muchos dividendos.
Tendrán ahora
que recurrir al personal preparado realmente, hacer congresos, seminarios y
talleres, estudiarse los modelos exitosos.
(CONTINUARA)