De
las observaciones de encuestas entre instructores que realice en las juntas en
Ciudad de México y luego en León, Guanajuato en el Nacional Abierto y en
diversos cursos, observé que solo el 23% de los instructores de ajedrez
encuestados llevaban expediente de seguimiento de sus alumnos.
En
el ajedrez es común que a uno lo busquen como entrenador jugadores que han
tomado anteriormente clases con algún otro instructor o entrenador. Muchas
veces buscan rebajas de precios, yo doy clases muy económicas, o por que
sienten que el instructor anterior no les resultó conveniente o incluso les
recomendó que para avanzar buscasen tomar clases conmigo.
El
caso es que antes de hacerles examen de evaluación del estado actual de su
ajedrez, les pregunto si es posible ver la copia del expediente que les llevaba
su anterior entrenador. Es normal que al tomar nuevo tratamiento médico o
cambiar de doctor o simplemente ante nuevas dolencias, el doctor solicite copia
de su expediente médico. Es lo normal.
Pero
en ajedrez, de cientos de casos, solo en dos ocasiones he podido ver un
expediente de otro instructor o entrenador. En México y en países
iberoamericanos, incluyendo Cuba, menos del 20% de los instructores lleva
expedientes. Incluso el 23% que conté en mis encuestas parece cifra optimista,
porque generalmente contestaron mis encuestas instructores con mucha
experiencia. Hubo otros que no se prestaron a contestarlas, por el temor de que
uno se diera cuenta de su mala preparación y de lo que si me di cuenta es de
poco interés a evaluarse ante si mismo.
El
caso es que sin expediente, sin plan de trabajo y estudio es muy difícil que un
alumno progrese. La papelería requerida, ya sea en papel o virtual de base de
datos, puede parecer engorrosa, pero es parte del trabajo. Una partida de
ajedrez sin plan alguno, promete pocos buenos resultados, lo mismo un alumno a
quien no se le lleva planes de estudio y agendas.
Al
proponer mis programas de trabajo en la Secretaría de Educación Pública de
México siempre presente todos los formatos que según yo se requieren para
realizar una enseñanza de ajedrez con sistema. Gracias a ello recibí mucho
apoyo para algunos proyectos y sigo logrando que algunos más se vayan
cristalizando, pero lo que no he logrado es convencer a mis colegas mexicanos
y a muchos de otros países, que cumplan
con ese requisito de la planeación del futuro de sus alumnos y que, de alguna
manera, los padres también se involucren en el diseño y seguimiento de los
planes.