En
varios artículos he hecho recomendaciones sobre el estudio activo del ajedrez,
del como estudiar las partidas, tomar notas, mapas mentales, etc
Pero
revisando las encuestas y exámenes que hice con niños y jóvenes en el Nacional
Abierto de León, Guanajuato; México, en
la semana santa de 2017, encontré que un 98% de ellos estudiaba los libros con
un tablero y piezas de ajedrez o viendo en la pantalla jugada a jugada las
partidas.
La
consecuencia es que poco han ejercitado la “visión mental” del tablero, o para
más fácil comunicar la idea, el “jugar ajedrez a la ciega”.
En
un torneo no podemos analizar moviendo las piezas, entonces es importante tener
el hábito de “mover las piezas en la mente” y mientras mejor ejercitados en
ello estemos, mejores resultados se lograrán en los torneos, ya que la
habilidad de calcular variantes con precisión es fundamental para el desempeño
en las competencias de ajedrez. Por eso no se debe perder oportunidad en
ejercitarla. De cada hora que dediquemos a estudiar y entrenar ajedrez, debiéramos
dedicar una gran parte para hacer ejercicios de visualización. La ventaja es
que al mismo tiempo que estudiamos un tema o una técnica en ajedrez, podemos
hacer ejercicios de visualización.
Es
común, y esto lo he observado ya en los casi cincuenta años de dar clases de
ajedrez, que al hacer el diagnóstico del nivel de ajedrez de un nuevo alumno,
que se constaten deficiencias graves en la visualización, y es debido a que no
se ha ejercitado debidamente.
Entonces
he tenido que recurrir a todos los recursos recomendados por los entrenadores
más experimentados, principalmente los formados en la Unión Soviética. En esas
escuelas de ajedrez , tanto de Rusia, Armenia, Uzbekistán, o Georgia y Ucrania;
es costumbre ir exigiendo a los alumnos a que estudien los libros sin usar
piezas y tableros. Así vemos esa recomendación en los libros de Yermolinsky,
Koblentz, Dvoretsky , Shereshevsky, etc. Ya no digamos en entrevistas y
artículos.
Los
recursos iniciales comprenden Laberintos, Ejercicios con diagramas seccionados
y complementados con lista de posiciones de piezas restantes, etc. Muy buenos
son los libros de ejercicios con partidas con diagramas cada cinco jugadas, o
como ponían en la revista Chess Review, “The Chess Movie”. Hay muchos libros,
cientos de ellos, con diagramas cada cinco jugadas. Una serie muy famosa fue la
alemana de Weltgeschichte
des Schachs, que tenia unos 30 volumenes con
todas las partidas de un famoso jugador, los campeones mundiales por ejemplo,
con diagramas cada cinco jugadas. En la imagen vemos un ejemplo del volumen 14
dedicado a Capablanca. La C es de Capablanca y es de su partida contra
Nimzovich en Nueva York 1927. Otro libro muy bueno era el de Irving Chernev, “The Russian Play Chess”, con partidas muy bien seleccionadas y con diagramas cada cinco
jugadas, el caso es que con esos libros y manuales de ejercicios con diagramas
cada cinco jugadas y clases ilustradas así, logré, como se hacía en la URSS,
que mis alumnos se habituasen a “ver las jugadas en la mente”. Con los niños,
mientras mas pronto se les ejercite y habitue a leer libros sin usar piezas y
tablero, mejor resultado tendrán en el futuro, pues en eventos infantiles
pueden brillar un poco sin esa habilidad bien desarrollada, pero en los torneos
internacionales magistrales, seguramente no.